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Ignacio Walker: “Tengo la absoluta convicción que sobre el fondo del asunto, la corte le dará la razón a Chile”

A días de la resolución, sugiere esperar con “tranquilidad”, pero advierte que si se acogiera la tesis de Bolivia se sentaría un precedente nefasto para la comunidad internacional.

Por: Claudia Rivas A. | Publicado: Lunes 21 de septiembre de 2015 a las 04:00 hrs.
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Acompañó al ex presidente Ricardo Lagos en la última etapa de su gobierno y en calidad de canciller, el actual senador Ignacio Walker (DC) debió enfrentar una serie de situaciones conplejas con Argentina y Perú. Y con la tranquilidad que le da la experiencia, está convencido de que Chile saldrá airoso de su controversia con Bolivia.

En conversación con DF analiza todas las posibilidades, defiende la política de nuestro país en materia internacional y la permanencia en el Pacto de Bogotá; y advierte que "no hay que pisar el palito" ante las provocaciones del presidente boliviano, Evo Morales.

- ¿Qué expectativa tiene del fallo que se dará a conocer esta semana?
- Lo único que tenemos que tener claro es que Chile ha hecho todo lo que tenía que hacer y, en ese sentido, ha habido una convergencia de pareceres total: gobierno y oposición; políticos y académicos; y la decisión de introducir las excepciones preliminares, prácticamente, no tuvo detractores. Y fue una decisión correcta, recordemos que no estamos discutiendo sobre el fondo, sino sobre las excepciones preliminares de Chile, basadas en la incompetencia de la Corte Internacional de Justicia, a la luz del Pacto de Bogotá de 1948.

- ¿Pero es posible que la corte se pronunciara sobre el fondo?
- Hay dos niveles. Uno, de lo deseable y es que la corte acoja la tesis chilena que está perfectamente fundada, en el sentido de que el Tratado del Pacto de Bogotá de 1948 señala que no es competente la CIJ, tratándose de materias que hubieran sido zanjadas en virtud de tratados anteriores. Y como el tratado es de 1904, evidentemente la corte debería declarar su incompetencia. Pero también hay que ponerse en el caso de lo probable. Y, a la luz de la jurisprudencia y los precedentes que conocemos de la Corte de La Haya, no sería descartable que ésta decidiera pronunciarse sobre la competencia, cuando se pronuncie sobre el fondo del tema. Ese es un escenario que no se puede descartar y que hay que desdramatizar. Y lo que considero altamente improbable es que la corte pudiera desechar la tesis de Chile y conceder que sí tiene competencia y, por esa vía, empezar a darle razón sobre el fondo a Bolivia. Eso me cuesta imaginarlo siquiera como situación hipotética.

- Hay quienes plantean que Chile debiera salirse del Pacto de Bogotá, ¿eso tiene sentido a esta altura?
- Esa discusión no tiene mucho sentido. En primer lugar, porque la línea de conducción histórica de la política exterior chilena ha sido el respeto al derecho internacional y a los tratados. Por lo tanto, cuando Chile concurre al Pacto de Bogotá y le reconoce competencia a la CIJ no hace más que reafirmar lo que ha sido una tesis. En segundo lugar, es bueno que la gente sepa que, incluso si Chile decidiera retirarse del Pacto de Bogotá, este juicio continúa igual. Es más, habría un año más para que Bolivia, eventualmente, pudiera interponer otras demandas. Yo soy partidario de permanecer en el Pacto de Bogotá, porque a Chile le ha ido bien históricamente con su apego al derecho y le ha ido mal en la política externa e interna con su desapego al derecho.

- Si nos fuera mal en La Haya como con Perú, ¿qué pasaría con otras posibilidades de demanda?
- Es que a Chile no le fue mal con Perú en la CIJ, porque acogió las tres tesis principales de Chile: uno, hay límite marítimo; dos, es el paralelo geográfico; tres, pasa por el Hito número 1. Y la única petición que hizo el Perú, que en ausencia supuestamente de un límite marítimo, la corte dibujara una bisectriz o línea equidistante a partir del punto 266, fue rechazada. La tesis jurídica de Chile fue acogida hasta la milla 80; por lo tanto, ahí estuvo una parte importante del fallo que, no se aviene con el derecho. El caso de Bolivia es muy distinto, porque es de un tratado anterior al Pacto de 1948, porque el tratado es de 1904; en cambio, el tratado con el Perú es de 1954. En ese caso Chile prefirió ir al fondo del tema y desechar las excepciones preliminares. Bolivia amenaza con una batería de alternativas, que van desde la mediación papal hasta el Tribunal de Arbitraje a nivel internacional, por supuesto incumplimiento del Tratado de 1904, pero esas son situaciones absolutamente hipotéticas.

- ¿A qué atribuye que en estos últimos años haya habido tantas presentaciones en contra de Chile?
- Porque cuando se opta por el camino del derecho y se ha sido suscriptor del Pacto de Bogotá, evidentemente que se arriesga, entre comillas, a que surjan este tipo de iniciativas. Pero hay que ver cada una en su propio mérito, porque son muy distintos unos casos de otros.

"Un provocador profesional"

-¿Se podría especular que la presentación de Perú en su momento y la de Bolivia ahora sean producto de la situación interna en esos países?
- Nunca he creído mucho en esa tesis, que cuando los países vecinos recurren a este tipo de iniciativas es porque tienen problemas internos. Quiero ser respetuoso con los vecinos, porque hay un principio en la política y en el derecho internacional que es el de la deferencia; por lo tanto, yo no presumo ni malas intenciones ni mala fe ni tratar de volcar hacia el exterior lo que no se puede lograr hacia el interior. Yo constato que Bolivia ha ejercido una acción que está dentro de lo posible y tengo la absoluta convicción de que respecto del fondo del asunto, la corte le va a dar la razón a nuestro país.

- Dada la situación política en Chile, ¿cree que un fallo adverso podría perjudicar aún más al gobierno?
- Es que no me pongo, ni siquiera hipotéticamente, en un fallo adverso. En lo único que me pongo como escenario probable, a la luz de la jurisprudencia y los precedentes que existen, es que la corte pudiera pronunciarse acerca de su competencia al momento de pronunciarse sobre el fondo del asunto.
A lo que no le tengo temor, porque sobre el fondo del asunto es evidente que este caso está zanjado en 1904, que se estableció la frontera, la soberanía y la integridad territorial de ambos países. Y, por lo tanto, pacta sunt servanda, lo pactado obliga, es el derecho de los tratados, que es una aplicación del derecho internacional y la estabilidad de las fronteras, que es el tema más de fondo.
Creo que la corte va a esgrimir, cuando se pronuncie sobre el fondo, dos grandes argumentos: uno, que existe un tratado que es el de 1904; y, dos, que para el caso hipotético de acoger la tesis de Bolivia, se sentaría un precedente nefasto a nivel de la comunidad internacional. Porque significa que no hay estabilidad en las fronteras y que cualquier apertura, unilateral o bilateral, a cualquier tipo de negociación o conversación a nivel diplomático estaría generando derecho, lo que es contrario al derecho internacional. Así es que yo estoy muy tranquilo sobre el fondo del asunto, creo que hay que desdramatizar el tema de las excepciones preliminares y esperar que, en su momento, la corte se pronuncie, si así lo estima, sobre el fondo. Y no tengo ninguna duda que Chile está montado en un buen caballo y que la CIJ, que falla conforme a derecho, nos va a dar la razón.

- Ya ha habido fallos de La Haya que han generado dudas, entonces algún asidero tendrá la preocupación de los parlamentarios que plantean salirse del Pacto de Bogotá.
- Es que yo no quiero especular sobre salirse o no del Pacto de Bogotá, porque lo cierto es que somos suscriptores y, por lo tanto, reconocemos la competencia de la Corte Internacional de Justicia. Ahora, todo se puede evaluar, pero soy partidario de persistir en el camino de apego al derecho, lo que supone reconocer el sistema de Naciones Unidas, porque la Corte Internacional de Justicia es parte del sistema de Naciones Unidas.

- ¿Diría que somos malos vecinos?
- Toda la política exterior de Chile históricamente ha consistido en construir una política de buen vecino con Perú, Bolivia y con Argentina. ¿Cómo? A través de los tratados. En primer lugar, 1904 con Bolivia; 1929 con el Perú; 1881 y 1984 el Tratado de Paz y Amistad con Argentina. Y ese es el marco de nuestras relaciones.

- ¿Y a qué atribuye entonces la animadversión que algunos perciben en la actitud del presidente boliviano?
- Ese es capítulo aparte. Uno no debe dejarse provocar por las declaraciones reiteradas del presidente de Bolivia Evo Morales, por quien siento por supuesto mucho respeto, pero que es un provocador profesional y no hay que pisar el palito. Lo único que pretende es tratar de provocar una reacción en cadena y eso alejaría a Chile de lo que es la esencia de su postura, que es asumir su defensa ante la CIJ.

- A su juicio, ¿a dónde apunta su estrategia?
- Es una estrategia político-comunicacional. Bolivia quiere sensibilizar a la opinión pública internacional de su causa y eso es lo contrario a la estrategia de Chile, que es una estrategia de apego al derecho. O sea, nosotros tenemos que convencer a 15 jueces que están en La Haya.

- ¿Chile se habrá equivocado de estrategia?
- Absolutamente no. Fue muy pensanda, por unanimidad del Consejo de ex Cancilleres. No hubo un solo matiz y yo sé de matices. En materia de política exterior no hay matices y aquí estamos todos, gobierno y oposición, en una sola postura que es una postura de Estado. La política exterior es una política de Estado y esa ha sido la conducta invariable de Chile a través de su historia y eso, estoy seguro, va a garantizar lo que va a ser el resultado de este juicio.

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