Aunque la región muestra un aparente equilibrio en los colores políticos, las últimas elecciones de 2024 dieron señales de que vendrán más cambios, con una balanza que ya no se mueve entre dos polos sino en opciones intermedias.
Por: DÉBORAH DONOSO | Publicado: Lunes 11 de noviembre de 2024 a las 04:00 hrs.
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La llegada del libertario Javier Milei al poder en Argentina marcó lo que un año después pasaría a dominar la región: el retorno de la derecha en el liderazgo político, en todas sus variantes.
A fines de noviembre se cierra el ciclo electoral de 2024 en Latinoamérica, con la segunda vuelta de Uruguay. Y, pese a que la diferencia entre los candidatos Yamandú Orsi, del Frente Amplio (izquierda), y Álvaro Delgado, del Partido Nacional (derecha), fue contundente a favor del primero, las alianzas políticas hacen que vaticinar el resultado del balotaje sea aún incierto.
Si el país elige a Orsi, se equilibraría un poco más el mapa regional que, hasta ahora, está tímidamente liderado por la derecha, eso sí con algunas sorpresas en países con presidencias izquierdistas.
En 2025, Chile, Bolivia y Ecuador volverán a las urnas, mientras que la oportunidad de Colombia y Perú llegará en 2026.
Los resultados “estarán moderadamente influenciados por el éxito o fracaso de los modelos de Javier Milei en Argentina y de Nayib Bukele en El Salvador”, dijo Zaratti.
“Al cierre de 2024 se consolidó la movida hacia la centroderecha, como lo mostraron las elecciones para alcaldes en Brasil, donde fue electa una mayoría de dirigentes de centroderecha, que no es menor dado que está en el Gobierno el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva”, explicó el socio fundador de Capia Safi, Carlos Rojas.
Para el analista boliviano Francesco Zaratti, “el péndulo político -que tradicionalmente oscilaba entre la izquierda populista y la derecha liberal-, se ha vuelto errático, porque ya no se mueve entre dos polos, sino que transita por posiciones intermedias”.
A su juicio, un factor que impulsó este movimiento fue el llamado “fraude” en Venezuela, que “ha sido la última piedra de toque de la dispersión de la izquierda continental”.
Ahora bien, para el economista senior de Oxford Economics, Joan Enric Domene, los cambios en la balanza se han originado ante la falta de respuestas de la clase política.
“El ambiente está caldeado… En los últimos 10 años, por lo menos, los políticos solo han mirado hacia adentro”, dijo.
Domene, quien vive hace más de una década en México, destacó que, aunque ese país ha marcado una diferencia frente al resto de la región, en la mayoría de las naciones, dentro y fuera del continente, “los mercados se han cansado de tener políticas exteriores muy activas, porque se han dado cuenta que la gente está molesta”.
“El Estado de bienestar se ha ido deteriorando de forma muy marcada en los países ricos, mientras que en los emergentes se sigue prometiendo a los ciudadanos que vamos a llegar a ser desarrollados”, agregó.
Otro dato interesante que sumó el director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica, Jorge Sahd, es que entre 2019 y 2023 “todos los oficialismos perdieron en la región, con la excepción de Nicaragua, donde no hay democracia, y Paraguay, donde el partido Colorado lleva cerca de 80 años”.
Esta tendencia se quiebra en 2024, “y se genera un mayor equilibrio entre continuidad y cambio. En República Dominicana, El Salvador y México ganó el oficialismo, generando un cuadro de mayor equilibrio ideológico en la región”, acotó.
Influencia de EEUU
Aunque ubicado fuera de la región, es imposible hablar de Latinoamérica sin pensar en Estados Unidos, que no solo es la primera economía global sino que también es el principal socio comercial del bloque.
Por tal razón, la arrolladora victoria electoral de Donald Trump no se mira en menos. La región -y el mundo- se prepara para otros cuatro años de imprevisibilidad y proteccionismo que podrían reajustar las reglas básicas de la economía mundial.
Algunos mandatarios recibieron con beneplácito su retorno a la Casa Blanca, mientras otros -como México- ya evalúan, sin alarma, lo que será la nueva relación después de que “ni a Biden ni a Trump les interesó mirar el backyard (patio trasero)”, indicó Rojas.
Por su parte, el codirector para las Américas de Fitch Ratings, Richard Francis, explicó que el Gobierno del republicano “significará cambios dramáticos con grandes aumentos de aranceles en todos los ámbitos, especialmente hacia China”.
A ello se suma, según Francis, el efecto en los precios de los commodities y el dólar que, una vez se conoció el resultado electoral, empezó a fortalecerse frente a otras monedas.
Otro punto de atención respecto de lo que será la relación con Latinoamérica tiene que ver con la promesa dereforzar la frontera con su vecino del sur y “aumentar drásticamente las deportaciones”.
“Si bien dudamos que las deportaciones masivas sean factibles, si se implementaran, las remesas podrían sufrir y causar dislocaciones en muchos países latinoamericanos. Los precios del cobre y el litio también experimentarían un crecimiento más lento en las tecnologías verdes”, indicó el experto.
Al respecto, el economista jefe de BlackToro, Fernando Marengo, comentó que bajo el mandato de Trump “el escenario de convivencia política y diplomática puede ser de fricción”.
A su juicio, no se visualiza un conflicto como tal, pero sí habrá asperezas entre algunos mercados. “Estimo que habrá una mayor presión por parte de Donald Trump hacia Colombia, que ha sido un aliado fiel y firme en los últimos 25 años”, enfatizó.
Esta será, de hecho, la primera vez que algún ocupante de la Casa Blanca se relacionará con un dirigente de izquierda en la nación caribeña. Y ello cobra más atención, considerando el perfil confrontacional del magnate estadounidense.
En el caso de Brasil, Marengo dijo ver que Luiz Inácio Lula da Silva quiere tener mayor presencia y voz en Sudamérica, algo en lo que “Trump no está muy interesado”. “Brasil ha hecho una labor importante en los últimos años de volver a acercar posiciones, pero bajo el mando de Trump, se lo hará difícil”, señaló.
Si bien estas fricciones se verán más presentes en países como México, Colombia o Venezuela, en realidad el economista proyectó que se reflejará en toda la región.
“Trump cree que Venezuela es un régimen oprobioso y que es una amenaza para la región, y Colombia ha tenido una intención de subsanar -sin éxito- esa crisis. Creo que Trump presionará con bloqueos, lo cual será bastante tenso desde el punto de vista de la convivencia en el discurso y eventualmente en las acciones que tomen”.
Y recordó que la situación podría tornarse más complicada en enero, cuando Trump ya haya regrese a la Casa Blanca y, en paralelo, debería realizarse la toma del mando de Edmundo González, mientras Nicolás Maduro se resiste a dejar el poder.
Próximas elecciones
En 2025, Chile, Bolivia y Ecuador volverán a las urnas, mientras que la oportunidad de Colombia y Perú llegaráen 2026.
Al respecto, Zaretti explicó que los resultados “estarán solo moderadamente influenciadas por el éxito o fracaso de los modelos de Javier Milei en Argentina y de Nayib Bukele en El Salvador”.
En el caso de Chile, ya no hay mucho margen de ir más a la izquierda, una vez transcurrido el mandato de Gabriel Boric. Y eso se vio en las elecciones de gobernadores y alcaldes, donde quedó en evidencia un desgaste de la actual administración con avances de los sectores de derecha y centroderecha.
En tanto, dijo, “Ecuador ha dejado sepultado el Correísmo; Bolivia está viendo el deterioro ético, hasta niveles impensables, del proyecto político del MAS, hoy irreversiblemente fracturado; Colombia se encamina a cerrar, ojalá sin traumas, el ‘experimento Petro’ y Perú seguirá siendo el ejemplo vivo de que la economía puede avanzar a pesar de la inestabilidad política”.
Eso sí, destacó que el problema radica en las alternativas electorales, que aún son “bastante confusas” en la mayoría de los países.
Por lo tanto, “es previsible un escenario político regional menos polarizado y más matizado por las prioridades económicas y sociales de cada país”.
Para Rojas, “lo más probable es que la tendencia política se vaya hacia la centroderecha, tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo”, impulsado por la sensación de aumento de la delincuencia, recesión, crisis y corrupción que se vive actualmente en muchos países.
“Algo que podría bajar esa sensación es que en Chile, Colombia y Perú se está en un franco proceso de reactivación económica producto de la baja de tasas con impacto al alza en el consumo”, señaló.
El hacer proyecciones es más complejo en Bolivia, que está inmersa en un proceso de implosión, y en Ecuador, que tiene “una historia dominada por la entrada del narcotráfico con la permisibilidad o complicidad de gobiernos pasados”.
La mirada estará, sobre todo en 2025, puesta “en Argentina que, si logra avanzar con éxito en su plan económico, podría ayudar mucho a los movimientos de derecha regional. Y si sucede en todos los países, el efecto político será muy fuerte, pues atraerá inversiones globales y regionales”, sentenció.
Finalmente, Francis argumentó que cada uno de los países de América Latina enfrenta desafíos para reactivar el crecimiento y las vulnerabilidades fiscales, dadas las caídas de los ingresos, las presiones del gasto social y los niveles más altos de deuda.
“Muchos de los gobiernos han enfrentado obstáculos políticos debido a congresos fragmentados y divididos a la hora de implementar sus agendas; además, el descontento político y las crecientes preocupaciones en materia de seguridad plantean otros desafíos en los cinco países”.