Por segundo año consecutivo la economía germana entrará en recesión, como resultado de problemas coyunturales relacionados al encarecimiento del gas ruso y a la menor demanda de sus exportaciones por parte de China, pero también de otros factores estructurales de más largo aliento.
Por: Carolina Lathrop | Publicado: Viernes 25 de octubre de 2024 a las 21:20 hrs.
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Aunque las autoridades y analistas ya venían advirtiendo de la mala salud de la economía alemana desde principios de año, el 9 de octubre el ministro de Economía Robert Habeck confirmó que los alemanes enfrentarán un segundo año de recesión. Y si bien el anuncio de la autoridad no sorprendió, sí generó preocupación, pues el enfermo de Europa, como se la ha llamado, no sólo enfrenta problemas coyunturales, sino también estructurales mucho más difíciles de abordar.
Esta semana el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectó un crecimiento cero para Alemania en su informe de Perspectivas Económicas, y un escenario de freno de la economía en los países desarrollados y a nivel global. Con Alemania completamente rezagada, la proyección del organismo es que la Eurozona tenga un desempeño mediocre, con un avance de 0,8%.
Según la última intervención del ministro de economía alemán, el PIB de la tercera economía del mundo y la principal europea, se contraerá 0,2% en 2024 – ya se contrajo 0,3% el año pasado- como resultado de las dificultades en el sector manufacturero, la competencia y desaceleración China, uno de sus principales socios comerciales, y el efecto del alza del gas ruso por la guerra de Ucrania que disparó los costos de energía y desató una fuerte inflación.
Como economía orientada a la exportación, la débil demanda mundial y las tensiones geopolíticas afectaron a la economía alemana el año pasado, cuando las exportaciones se contrajeron un 0,3%. Igualmente, para este año, el gobierno espera una contracción del 0,1% en las ventas al exterior. "La mitad del crecimiento de Alemaniaproviene de las exportaciones y, si se observa lo que ocurre en el mundo, hay que decir que este pilar también está bajo ataque", afirmó Habeck. Agregó que "Alemania y Europa están atrapadas en las crisis entre China y Estados Unidos, sus mayores socios comerciales”, refiriéndose al auge de medidas proteccionistas.
Pese a las malas noticias, el Gobierno alemán espera volver a crecer 1,1% en 2025 y 1,6% en 2026,impulsado principalmente por un repunte del consumo privado y la estabilización de la inflación. De hecho, se espera que la inflación caiga al 2,2% en 2024 desde el 5,9% del año pasado, y se anticipan nuevas reducciones en los años siguientes, estabilizándose en el 1,9% en 2026.
Sin embargo, estas proyeccionesdependen de la implementación exitosa de reformas estructurales y de la estabilización de las condiciones económicas mundiales. Habeck ha dicho que es fundamental aplicar un paquete integral de crecimiento compuesto por 49 medidas, que tienen por objeto revitalizar la economía fomentando la inversión, mejorando la productividad y abordando problemas estructurales como el envejecimiento de su población, la caída de la inmigración, una burocracia engorrosa, una compleja transición energética y el atraso en la digitalización.
Según Habeck, estos problemas "empiezan a pasar factura", ya que "desde 2018, la economía alemana no experimenta ningún crecimiento significativo".
¿Qué pasó?
La revisión de la autoridad económica se da un mes después que Grupo Volskwagen, el principal productor y exportador automotriz, anunciara el cierre de fábricas y despidos. El cierre de cualquier dependencia dentro de su país natal sería el primero en los 87 años de la historia de la compañía, y se estaría dando porque algunas de sus fábricas, tanto de autos como componentes, se han quedado obsoletas. Según estimaciones, Volkswagen podría recortar hasta 30.000 puestos de trabajo ante la caída de la producción. En agosto, las ventas de autos eléctricos en Alemania se desplomaron más de un 69% en comparación con las cifras de hace un año.
A ello se ha sumado una oleada de ventas de empresas en búsqueda de capitales frescos y alivios financieros. Es el caso de Deutsche Bahn, el operador ferroviario nacional de Alemania, que acordó recientemente vender su filial logística Schenker a su rival danés DSV por aproximadamente 14.000 millones de euros. Misma situación estaría enfrentando Commerzbank, el segundo mayor banco privado de Alemania, que podría ser adquirido por el italiano UniCredit.
Miguel Otero Investigador Principal para la economía política internacional, y experto en Alemania del Instituto español Sebastián Elcano, explica que entre las razones del deterioro económico alemán es que se durmieron en los laureles. “Todo el cambio hacia la transición energética por el uso de energías menos contaminantes implicaba más inversión pública. Pero no se realizaron. Porque existe esa obsesión de las cuentas arregladas, el “zero negro”, que lo introdujeron en la Constitución y que impide al país endeudarse más de 0,35% del PIB, para evitar el gasto público y promover la austeridad y el balance fiscal”. Y eso le está pasando la cuenta, afirma.
Efectivamente, y para evitar que la deuda pública se disparara tras la crisis financiera mundial de 2009, Alemania consagró en la Constitución un “freno a la deuda”, que establece límites estrictos a los niveles de deuda pública federal y restringe el endeudamiento público. Estas medidas han tenido un serio impacto en la falta de infraestructura en todo orden de cosas que van desde la digitalización, hasta infraestructura que han atrasado la modernización de ese país.
Otero agrega que otra de las grandes razones del estancamiento es su inmensa burocracia, “la tradición alemana es mucho de protocolo, tramitación y control. Y eso hace que sea una administración pública pesada y altamente burocrática en cuanto a los trámites”.
Punto aparte es su fuerte dependencia del comercio mundial, en particular de Estados Unidos y China, sus principales socios comerciales. Al respecto Otero explica que existe gran preocupación en Alemania por el potencial proteccionismo que se pueda instalar en Estados Unidos de ganar Donald Trump las elecciones, y porque China se ha vuelto muy dinámica y competitiva en términos de exportación, en particular con automóviles eléctricos más baratos. “A Alemania no le interesa un mundo dominado por el proteccionismo y los aranceles, porque es una economía altamente abierta y dependiente del comercio”.
El economista asegura que, para salir de este triángulo dependiente de políticas de países poderosos, es necesario desarrollar una mayor competitividad y en el caso de Alemania, promover la demanda interna y que el Estado invierta más en el propio país. “Debemos promover la autonomía estratégica abierta, tanto en Alemania como en Europa. Y para eso sería bueno recurrir al informe Draghi, realizado por el expresidente del Banco Central Europeo Mario Draghi, que busca mejorar la competitividad y productividad en la zona euro”.
Y en ello, el rol de Alemania es clave, al ser el motor de la Unión Europea. “Si Alemania no funciona, no avanza, no progresa, no crece, pues lógicamente Europa en su conjunto se resiente y estanca. Hay que buscar más escala, más capacidad fiscal central y una gobernanza más ágil. Soy optimista, porque el alemán, que tiene la capacidad de innovación, una fuerza de trabajo muy calificada, tiene que lanzarse a competir en la era de la digitalización e Inteligencia Artificial, fomentar sectores de las nuevas tecnologías como los semiconductores, la bioquímica. Llevará un tiempo, porque las reformas no se hacen de la noche a la mañana, pero yo creo que sería un error subestimar la capacidad productiva e innovadora de Alemania”, dice.
Al respecto, Vanessa Severin, agregada de Inversión en Alemania de InvestChile, explica que en ese país se han quedado sin las materias primas para hacer los autos eléctricos y realizar la transición hacia la electromovilidad. “Alemania necesita materiales críticos como litio, cobre, cobalto, tierras raras y por eso está desarrollando un proceso de diversificación de socios comerciales con énfasis en los materiales críticos y promoción de inversiones enfocándose en sectores estratégicos como la descarbonización, las energías verdes, el almacenamiento e hidrógeno verde”. Sobre este punto menciona el Critical Raw Material Act de la Unión Europea que fomenta la búsqueda de nuevos socios comerciales alternativos como Australia, Argentina, Chile, Canadá, Norte de África, y así evitar la dependencia de un solo país como China como único proveedor de materias primas.
Agrega que, tanto desde la Unión Europea como Alemania, también están promoviendo una reiundustrialización que implica la entrega de subsidios para que las empresas, que hayan salido, vuelvan a ubicar parte de sus procesos de fabricación en Europa. Y en el caso de Alemania este subsidio estaría enfocado en las industrias farmacéuticas y automotrices.
Concluye que Alemania ha reposado mucho tiempo sobre sus puntos fuertes, le ha faltado inversión en lo básico, que es la infraestructura para permitir que las industrias sigan creciendo. No obstante, asegura, que, por el tamaño, y cultura de industrialización, y gracias a as medidas que se están tomando, es probable que el país comience a despertar.