Este sábado, la atención mundial está centrada en la decisión de Estados Unidos de imponer aranceles a sus socios comerciales, México y Canadá. Mientras el jefe de comercio del Presidente Donald Trump, Howard Lutnick, abogó hasta último minuto por aplicar tarifas universales sobre las importaciones, el mandatario republicano insistió en sancionar a sus mercados vecinos.
Para la economista mexicana Mariana Campos, directora general del centro de pensamiento y análisis México Evalúa, desde este 1 de febrero se pueden dar tres escenarios: que no se impongan aranceles, que se apliquen todos o que se implemente un esquema intermedio con tarifas diferenciadas por sector o industria.
"Trump aplicará aranceles por sectores y mantendrá la presión para obtener concesiones de México".
En entrevista con Señal DF, la especialista en gobernanza de finanzas públicas explicó que la medida del titular de la Casa Blanca estará sujeta, durante todo su mandato, a la visión que tenga sobre cómo los países enfrentan el tema de seguridad.
A su juicio, en los últimos años, "el debilitamiento del Estado mexicano en la prevención del crimen ha generado preocupación en Washington". Sumado al aumento del tráfico de fentanilo y la migración irregular, dijo, EEUU se ha visto en la necesidad de mirar con mayor atención su frontera sur.
Ahora bien, la experta destacó que, desde el punto de vista económico, "cualquier medida proteccionista afectaría a ambos mercados", considerando que tienen una integración comercial profunda, con México como el principal proveedor de bienes para su vecino del norte.
Y detalló que para México, los productos se encarecerían, reduciendo su competitividad. En tanto, en EEUU los precios aumentarían, exacerbando la inflación y afectando el poder adquisitivo de los hogares.
"El 65% de los hogares de EEUU manifestaron el año pasado que deben ajustar sus gastos debido a la inflación. Un aumento en los precios por aranceles podría generar aún más descontento", explicó Campos.
La hora de la negociación
Trump ha sido descrito como un negociador agresivo, y para Campos, su estrategia busca "presionar a México de manera definitiva" ante lo que percibe como falta de acción contra el crimen organizado. Además de los aranceles, Washington podría imponer otras medidas, lo que tendría implicaciones políticas y económicas.
“Nuestro Gobierno tiene que hacer un trabajo muy importante de negociación (...) las tarifas son un instrumento de presión”, dijo la experta.
En esa línea, proyectó que Trump "aplicará los aranceles por sectores y mantendrá la presión el tiempo suficiente para obtener concesiones de México".
Así, para la economista, el principal objetivo de Trump en este momento es “quedar inmediatamente bien con todos sus votantes, aunque sea por un tiempo”.
La oportunidad de Sheinbaum
Bajo cualquiera de los tres escenarios, Campos comentó que el llamado es claro: “México tiene que ser un país serio y no explorar cuál es el precio que está dispuesto a pagar Trump”.
En esa línea, la Presidenta Claudia Sheinbaum podría utilizar la coyuntura como una oportunidad para diferenciarse de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador. "Tiene el pretexto perfecto para modificar políticas y fortalecer la seguridad sin contradecir su discurso de continuidad", argumentó Campos.
De ser así, “no solo va a conseguir una buena relación con EEUU, sino además va a empezar a satisfacer las demandas de los hogares mexicanos, cuyo principal problema es la seguridad pública, la violencia y el crimen”.
La economista enfatizó que “no hay que desperdiciar una crisis, porque esos períodos pueden ayudar a hacer los cambios que se necesitan; a veces cuando no hay crisis no los podemos hacer y no los podemos justificar”.
Finalmente, consideró que Sheinbaum tiene espacio para maniobrar y salir aireada de la imposición de aranceles. Sin embargo, reconoció "que si su Gobierno no coopera, Trump va a imponer las tarifas; el Presidente está dispuesto a darse un balazo en el pie y que le duela un rato con tal de hacer creíble su amenaza”.
Hasta este viernes, la jefa de Estado mantenía su posición de llamado al diálogo bilateral y dijo que, si hay aranceles, "tenemos plan A, plan B y plan C, dependiendo de lo que decida el Gobierno de EEUU".