“No voy a responder ni hacer ningún comentario sobre lo que dijo el Presidente. No me corresponde hacerlo”. Tajante fue la respuesta del líder de la Reserva Federal, Jerome Powell, al ser consultado esta semana por las declaraciones de Donald Trump acerca de la institución monetaria.
El 23 de enero pasado, solo cuatros días después de su segundo arribo a la Casa Blanca, el Presidente de EEUU interpeló directamente a la Fed, en su intervención en el Foro Económico Mundial de Davos, señalando: “Exigiré que los tipos de interés bajen de inmediato”. A su pesar, este mandato no tuvo eco en el banco central estadounidense.
Este miércoles el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, su sigla en inglés) determinó dejar intacta la tasa de interés en el rango de 4,25% y 4,5%. Fue tras esa decisión que Powell conversó con la prensa y aunque no se refirió directamente a Trump, sí dejó claro que el grupo que encabeza hizo caso omiso a las declaraciones de jefe de Estado. “No necesitamos tener prisa” en la flexibilización monetaria, indicó desde la sede en Washington del ente emisor.
Por supuesto, el 47 Presidente de EEUU respondió esta afrenta. “Jay Powell y la Reserva Federal no lograron detener el problema que crearon con la inflación”, afirmó el mismo miércoles, agregando en su red social, Truth, que “si la Reserva Federal hubiera dedicado menos tiempo a la DEI (diversidad, equidad e inclusión), la ideología de género, la energía ‘verde’ y el falso cambio climático, la inflación nunca habría sido un problema”.
El silencio como táctica
Se trató del primer round entre la autoridad Ejecutiva y la monetaria en esta nueva era del republicano, frente a lo cual economistas y actores del mundo financiero ya sacan sus primeras conclusiones y, de acuerdo a consultas realizadas por Señal DF, parece haber un consenso respecto a lo asertivo de la postura del jefe de la Fed.
“El silencio del presidente Powell sobre las declaraciones del presidente Trump es prudente tanto desde el punto de vista estratégico como institucional. La independencia de la Reserva Federal se ve más favorecida si se mantiene al margen de los acontecimientos políticos cotidianos, en particular de aquellos que son más ruido que hechos sustanciales”, señala el académico de la Columbia Business School, Brett House.
Por el contrario, no está convencido de que las maniobras del mandatario favorezcan su propio objetivo. “Los intentos del presidente Trump de sesgar a la Fed hacia tasas de interés más bajas podrían, paradójicamente, obstaculizar sus intentos de reducir sus tasas de política monetaria. Al generar dudas sobre la independencia de la Fed en la búsqueda de su mandato de inflación estable, el presidente Trump puede aumentar las expectativas de inflación y, por lo tanto, limitar el margen de maniobra de la Fed para reducir sus tasas de política monetaria”, indica.
Desde Nueva York, el jefe de estrategia global de la firma financiera XP Investments, Alberto Bernal, sostiene que “lo mejor que puede hacer Powell es decir ‘no comment’ (sin comentarios). Creo que lo va a seguir haciendo sin excepción”. Además, destaca que “el presidente de la Fed tiene un andamiaje constitucional detrás de él muy fuerte, que le da espacio para mantener su independencia”.
En una línea similar, la académica de la Universidad de Duke que trabajó durante 25 años en la Reserva Federal, Ellen Meade, asegura que Powell “dio la respuesta correcta”, pues “no hay nada que ganar con comentar (las declaraciones de Trump) y no hay razón para hacerlo”.
Fortaleza institucional
Coautora de una investigación que aborda la autonomía del banco central, citada a menudo por Powell y sus colegas, Meade destaca que “la Reserva Federal es una institución notablemente profesional con un personal analítico muy dedicado. Los responsables de las políticas debaten el análisis y toman decisiones diseñadas para lograr los objetivos de la Reserva Federal de máximo empleo e inflación del 2%”, marco en el que afirma: “No cree que las declaraciones de Trump obstaculicen a la Fed”.
Sin embargo, de cara al resto de su mandato, el Presidente de EEUU puede buscar influir más allá de vociferar su demanda por una baja de tasas. “Como mínimo, a principios del próximo año Trump puede ocupar el puesto que dejará vacante el gobernador Kugler. Unos meses más tarde, esa persona podría ser nominada para presidente, ya que el mandato de liderazgo de Powell expira en mayo (de 2026)”, detalla en un reciente informe el economista jefe para Estados Unidos en JPMorgan, Michael Feroli.
En el mismo reporte, titulado “EEUU: La Fed en 2025”, Feroli consigna que “algunos de los nombres que se han especulado para este papel incluyen a Kevin Hassett, Kevin Warsh y el actual gobernador Chris Waller. Otros nombres que han sonado en los medios incluyen a Marc Sumerlin, Larry Lindsey y David Malpass”.
Frente a este escenario, Meade sostiene que “los nombres que circulan en la prensa (para suceder a Powell) son candidatos razonables” y si bien reconoce que hay riesgos, indica: “mi esperanza es que la institución permanezca en gran medida intacta”.
De todas maneras, Feroli plantea que “un cambio más radical vendría a través de cambios a la Ley de la Reserva Federal. Por ejemplo, el candidato de Trump para dirigir el Consejo de Asesores Económicos, Stephen Miran, ha propuesto varios cambios a la Ley, incluyendo acortar los mandatos de los gobernadores, nacionalizar los bancos de reserva y cambiar la estructura de votación del FOMC”.
Sin embargo, el funcionario de JPMorgan sostiene que “la mayoría de estos requerirían 60 votos en el Senado. No sólo sería difícil conseguir que los demócratas se sumen a estos cambios, sino que la Fed tiene muchos partidarios entre los republicanos del Senado”.