Política

Elecciones en España: “Pedro Sánchez tiene a Podemos comiendo de su mano”

El periodista chileno John Müller analiza desde Madrid el escenario político español a dos días de las generales del 28-A. Asegura que el PSOE llega como favorito para mantener el gobierno, que la división de la derecha “no se veía desde los años 90” y en referencia a Podemos, espejo del Frente Amplio chileno, asegura: “En el mundo real, sólo puedes engañar a alguien muy desesperado con las ideas de Hugo Chávez o del kirchnerismo”.

Por: Rocío Montes | Publicado: Viernes 26 de abril de 2019 a las 04:00 hrs.
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La política española está movida y el ambiente efervescente se advierte de lejos en cuentas de Twitter como las del periodista chileno John Müller, que con 54.000 seguidores es uno de los tuiteros imprescindibles para seguirle el pulso a la actualidad en España, donde está radicado hace décadas. Cinco fuerzas se disputarán este domingo el gobierno español. De izquierda a derecha: Podemos, de Pablo Iglesias; PSOE, de Pedro Sánchez, el actual presidente socialista; Ciudadanos, de Albert Rivera; el Partido Popular, de Pablo Casado; y Vox, partido radical de derecha liderado por Santiago Abascal. Esta semana, con dos debates televisados a días de las elecciones generales del 28-A, @cultrun no ha parado. Columnista del diario El Mundo –donde fue director adjunto durante el período de Pedro J. Ramírez–, Müller sigue de cerca los movimientos del poder tanto en España como en Chile, que analiza con la misma agudeza. "Parrillero, osornino, carnivorista y colesterólico", según se autodefine este periodista de la UC, relata desde Madrid que esta campaña española ha sido "muy polarizada en el eje territorial, como en Cataluña y el País Vasco". Anota, sin embargo, una diferencia fundamental: "Hemos pasado de las campañas llenas de propuestas y reformas de la época de la crisis a otra sobre el carácter de los candidatos, donde importa poco si suben o bajan impuestos o prometen más gasto".

–¿Y eso tiene alguna lógica?

–Tiene lógica. Las jefaturas políticas se han renovado tan a fondo (Albert Rivera es el más veterano de la primera línea y tiene 39 años) que los españoles necesitan calar mejor a sus nuevos líderes.

–¿Se desvanece el centrismo en España?

–No lo creo. Hay un movimiento pendular provocado por el surgimiento de Vox, pero eso lleva a que muchos antiguos votantes de Podemos se vayan al PSOE y eso supone centrarse. Hasta que no veamos el resultado de Ciudadanos no me atrevería a diagnosticar el estado del centro.

–¿A qué tipo de electorado ha recogido Ciudadanos? ¿A qué se parece de la política chilena?

–Se parece al partido que creó Andrés Velasco en Chile, al ala derecha de la DC y a Evópoli. Es un partido de centro, sin ideología, aunque se proclama liberal progresista.

–¿Qué cree usted que está en juego para España en estas elecciones?

–Lo fundamental: su futuro del punto de vista constitucional. Su supervivencia como un proyecto colectivo que tiene más de 500 años.

–¿Cómo llegan al 28-A las principales fuerzas?

–El PSOE llega como favorito, tiene el bonus de haber alcanzado el poder en una moción de censura histórica, con un líder audaz como Pedro Sánchez, cuya principal característica es su enorme ambición.

–¿Y todos los demás?

–Todos los demás llegan en mala posición. El PP con un nuevo líder que, pese a haber evitado una debacle en Andalucía, no está consolidado al frente del partido y tiene que hacer frente a un competidor que le ha surgido a la derecha: Vox. Esta división de la derecha no se veía desde los años 90, cuando Aznar acabó con ella. Ciudadanos, que era el favorito hace un año, llega muy penalizado porque la historia política de España ha pasado delante de sus narices y ellos no han sido capaces de protagonizarla ni de modularla. Y Podemos lleva la pesada carga del hiperliderazgo de Pablo Iglesias, cuajado de errores entre los cuales no es menor la compra de un chalet de millonario.

–¿Ha debido derechizarse el PP bajo el liderazgo de Pablo Casado?

-Sí, lo ha hecho para detener una sangría de votos por la derecha. El domingo sabremos si ha tenido éxito o no. Lo que está claro es que esa operación es de alto riesgo porque obliga al PP a dejar descuidado el centro político y ahí están Ciudadanos y el PSOE que pueden recoger ese voto.

–¿Cómo caracterizaría usted a Vox? ¿El fenómeno se puede comparar con el de Trump en EEUU o Bolsonaro en Brasil?

–Se parecen en que rechazan el feminismo radical, la ultracorrección política, los medios tradicionales y desafían el establishment. Recogen un voto de descontento de gente que siente que nadie los representa. Pero no tienen el mensaje antiglobalización de Trump, su rechazo a los inmigrantes no tiene nada que ver con la xenofobia de la Liga en Italia y no cuestionan a la Unión Europea al nivel que lo hace Marine Le Pen o los partidarios del Brexit en el Reino Unido. Pueden parecerse a Bolsonaro en la defensa de la tradición, la familia y la propiedad, esos valores tradicionalistas que juntó en los años 60 el brasileño Plinio Corrêia de Oliveira que escribió ese libro que molestó tanto a Eduardo Frei: Frei, el Kerenski chileno.

–¿Le hace algún sentido comparar a Vox con la derecha que representa en Chile José Antonio Kast, por ejemplo?

–Si tiramos de la hebra de Corrêia de Oliveira podríamos encontrar conexiones. Y Jaime Guzmán, el fundador de la UDI, conocía muy bien el pensamiento nacionalcatólico español a través del cura Osvaldo Lira. Qué duda cabe que el movimiento de Kast tiene raíces ahí, pero, al mismo tiempo, es mucho más moderno que eso por la incorporación de ideas económicas liberales. Vox, como Kast, son partidarios de impuestos bajos y de la desregulación de los mercados. Esto es un hecho que actualiza las ideas nacionalcatólicas, porque la Iglesia siempre ha mirado con recelo el liberalismo y el mercado.

–¿Ha logrado el PSOE recuperar parte de su votación histórica?

–Sí. Cuando el establishment socialista designó a Sánchez en su primera etapa, le encargó la misión de frenar la fuga de votos que se iba hacia Podemos, partido que acababa de ser creado. Hablamos del año 2014. Sánchez ha cumplido esa misión. Ha convertido a Podemos prácticamente en las juventudes del Partido Socialista: los tiene comiendo en su mano.

–¿Por qué Podemos finalmente parece no haber logrado darle el "sorpasso" a los socialistas?

–Primero, por los graves errores de sus líderes y en concreto de Pablo Iglesias, su hiperlíder. Ha expulsado todo el talento que había a su alrededor y que le ayudó a fundar el partido. Segundo, porque se acabó la crisis económica en España. Tercero, porque en el mundo real sólo puedes engañar a alguien muy desesperado con las ideas de Hugo Chávez o del kirchnerismo.

–¿Se desinfló Podemos?

–Las encuestas dicen que sí. Creo, sin embargo, que al final siempre le va mejor de lo que dicen los sondeos.

–¿Lo que ocurre con Podemos en España podría sucederle al Frente Amplio chileno? Usted ha escrito sobre las diferencias y semejanzas entre ambos procesos...

–Iglesias impuso un liderazgo centralizado que en el Frente Amplio no existe. Es un partido ordenado, serio. Desde junio pasado, Podemos ha entrado en una fase mucho más pragmática.

Ya no quieren tomar el cielo por asalto, sino que se conforman con pequeñas victorias que puedan presentar como mejoras a la vida de la gente: la subida del salario mínimo, por ejemplo. Al final, Podemos es una izquierda radical de un país europeo. El Frente Amplio, en cambio, es indisciplinado y tiene enormes contradicciones, ni siquiera se ha desligado del todo de Maduro. Ya no sé si se podrá convertir en algo útil para alguien que no sean sus diputados.

–Dado el sistema político español, desde el mismo domingo por la noche comienzan las negociaciones para la conformación de un gobierno, entre las diferentes fuerzas. ¿Qué fórmula le parece probable?

–Probablemente una coalición entre el PSOE y Podemos o el PSOE y Ciudadanos que sería la mejor vista por el empresariado español.

–Desde Chile siempre se ha mirado con especial atención la política española, porque se han vivido procesos parecidos. ¿Qué similitudes observa ahora? ¿lo que ocurra el domingo en España podría anticipar algo en la escena política chilena?

–Veo más bien diferencias que similitudes. La gestión de Rajoy en el PP fue tan desastrosa que ha fragmentado el voto de derecha en tres marcas distintas. Creo que, en la derecha, la lección que deja Rajoy es que hay que preocuparse del vigor y la salud interna de los partidos. Y, sobre todo, que hay que hacer política, construir narrativas y no sólo administrar el país como él quiso hacer con la crisis catalana. En la izquierda, no veo un político en Chile como Pedro Sánchez capaz de construir desde la base un liderazgo, revolucionar al establishment de su sector y que después gobierne de manera razonable, buscando acuerdos. Podría ser su "prima" Beatriz Sánchez, si estudiara más y entendiera que la ideología es un puro envoltorio.  

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