Tres reconocidos abogados brasileños, entre ellos, Helio Bicudo, uno de los fundadores del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), presentaron ayer una solicitud para abrir un procedimiento de destitución (impeachment) en contra de la presidenta Dilma Rousseff, apresurando una definición sobre su supervivencia política en momentos en que meses de incertidumbre política han paralizado al Congreso, sacudido a los mercados financieros y profundizado la crisis económica.
El presidente de la Cámara Baja, Eduardo Cunha, férreo enemigo del gobierno, recibió la solicitud y ahora debe decidir si acepta la petición que alega irregularidades del Ejecutivo en el manejo de las cuentas públicas. De aceptarla, se pondrá en marcha un prolongado proceso legal que podría resultar en el retiro del mandato a la presidenta. Cunha, que enfrenta acusaciones de corrupción por el escándalo de Petrobras, se comprometió a estudiar la petición con total neutralidad.
Se trata de la segunda vez en los 30 años de democracia de Brasil que el país está envuelto en un protocolo de impeachment presidencial. La última solicitud pondrá a prueba la determinación de Cunha y la oposición en tratar de derrocar a la presidenta menos popular de la historia moderna de Brasil. Si bien el resultado del esfuerzo de impeachment está lejos de ser claro, los analistas están de acuerdo: el estancamiento político debe resolverse, y rápido.
Sin estabilidad en la capital, dicen, el país más grande de América Latina tendrá dificultades para cerrar un déficit presupuestario en alza, recuperar la confianza de los inversionistas y salir de la que se prevé será la recesión más larga desde la Gran Depresión.
Más de 20 solicitudes
Desde que surgió el escándalo, Rousseff ha defendido su inocencia. “La acción del gobierno no será obstaculizada por la oposición”, dijo la mandataria a periodistas el martes en Helsinki. “No importa cuántos impeachment presenten”.
Si bien ya se han presentado por lo menos dos docenas de solicitudes, ésta es diferente, y es que ha sido firmada por Bicudo, un destacado ex miembro del PT de Rousseff, y el ex ministro de Justicia Miguel Reale Junior. Una solicitud anterior de Bicudo y Reale se centraba sólo en presuntas irregularidades en el presupuesto de 2014, pero persistían las dudas de si un presidente reelecto podía ser acusado por actos realizados durante su administración anterior.
La petición reformulada aporta más elementos jurídicos, en particular la reciente resolución del Tribunal de Cuentas en contra del gobierno de Rousseff. En octubre, el organismo rechazó de forma unánime las cuentas públicas de 2014 al entender que hubo irregularidades en el manejo de US$ 27 mil millones que permitieron un mayor gasto durante la campaña que llevó a la reelección de Rousseff en enero.
En su nueva solicitud de impeachment, los partidos opositores sostienen que la presidenta incumplió la ley de responsabilidad fiscal y, por lo tanto, debe ser sometida a una votación del Legislativo para determinar si es depuesta.
“La marca de la corrupción continúa en el gobierno de Dilma”, dijo Carlos Sampaio, líder de la Cámara Baja del PSDB, el mayor partido de la oposición.
Cunha, que no dio una fecha límite para tomar una decisión, dijo que en noviembre habrá “noticias”.
Objetivo presupuestario
El real brasileño cayó el miércoles por segundo día consecutivo ante las especulaciones de que el gobierno cambiará el objetivo presupuestario de este año a un déficit, desde un superávit, lo que subraya la incapacidad del Ejecutivo para apuntalar las finanzas del país.
Los cuatro diarios más grandes de Brasil informaron ayer que el gobierno revisará el presupuesto de 2015 por tercera vez, proyectando un déficit primario (excluye pagos de intereses) que podría superar los 50 mil millones de reales (US$ 13 mil millones). El déficit alcanzaría los 90 millones de reales en el peor escenario, que incluye el pago de todas las deudas a los bancos públicos, apuntó Folha de Sao Paulo.
Las conjeturas sobre el presupuesto se suman a la pesadumbre que rodea a la divisa de peor desempeño entre las principales monedas del mundo, que registra un declive de 32% desde fines de diciembre. El real cayó 0,9% ayer en Sao Paulo.
“Éste es otro dominó que está cayendo en Brasil”, dijo a Bloomberg Bernd Berg, de Société Générale.
Asimismo, Rousseff habría pedido a los miembros de su equipo económico maneras de hacer la meta fiscal 2016 más flexible, reportó Valor Económico. Sin embargo, el ministro de Finanzas Joaquim Levy sería contrario porque enviaría una señal de falta de compromiso con la austeridad fiscal, dijo Valor.
"En mi escenario base, con estas condiciones económicas, Rousseff no debería dimitir"
El temido impeachment contra la presidenta Rousseff por irregularidades en las cuentas públicas está ya sobre la mesa del líder del Congreso. Pero para Bruno Rovai, economista de Barclays, el presidente de la Cámara Baja, Eduardo Cunha, tampoco dará luz verde a esta petición al no sentir que cuenta con el apoyo necesario para lograr sacar a Rousseff del cargo.
- ¿Cree que prosperará la petición de impeachment?
- No. No lo hará hasta que Cunha perciba que tiene un apoyo suficientemente amplio para que la petición sea aprobada cuando él la acepte, y estamos lejos de esa situación. Pero su situación también está muy cuestionada, por el tema de las cuentas en Suiza, por ejemplo, y creo que podría renunciar en los próximos tres meses. No veo a nadie más en el Congreso con la influencia política, o incluso el derecho, de iniciar un impeachment.
- ¿Debe dimitir Rousseff?
- No, en las condiciones actuales no creo que tenga que ocurrir. Debe producirse un mayor deterioro económico para que esto pase. En mi escenario base, con una contracción de 3,2% este año y 1,5% el próximo, una inflación sobre 10% este año y que volverá a 6% en 2016, con el real que continúa depreciándose, sigo viendo posible que se mantenga en el cargo.
- En medio de esta crisis política, ¿qué puede hacer el gobierno para mejorar la economía?
- Tiene que realizarse un ajuste fiscal completo como el ministro de Finanzas (Joaquim) Levy propuso, para pasar a la segunda parte de la agenda, que incluye reformas como abrir más la economía ya que es un país muy cerrado y cuanto más se abra al comercio global, mejor será mejor para Brasil. La agenda está ahí, tienen pleno conocimiento de lo que tienen que hacer para volver a crecer, sin embargo, las condiciones políticas dificultan el escenario y va a ser muy duro lograr una mejora en este punto entre el gobierno y el Congreso.
- ¿Cree que las medidas llegan tarde y que el gobierno debería volver al gasto para estimular la economía?
- No, eso sería muy preocupante. Las actuales condiciones ya generan mucha preocupación, la discusión se centra ahora en si la deuda de Brasil es sostenible en el medio plazo. Si se vuelve a las viejas políticas, en las que se continúa presionando el mercado de crédito, se provoca que la inflación siga aumentando y mayor desequilibrio fiscal, la situación se agravaría. Para mí, claramente, esta política no funcionaría. De hecho, esta política se desplegó durante los últimos cinco años, desde que Rousseff llegó al poder, y no impulsó el crecimiento. Brasil sólo se ha desacelerado.
Inflación roza 10% anual hasta mediados de octubre
La inflación se aceleró en Brasil en 0,66% entre septiembre y octubre alcanzando una tasa anual de 9,77%, la más alta desde diciembre de 2003 más del doble de la meta oficial de 4,5%.
Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), el indicador se vio afectado por la subida en el precio de la gasolina, la vivienda, alimentos y combustible para cocinar, complicando aún más el escenario para el gobierno de Rousseff, que trata de sacar al país de su peor recesión en varias décadas. La rápida subida mensual del Índice Nacional de Precios al Consumidor (IPCA-15) es la más elevada desde octubre de 2002, cuando avanzó 0,90%. El acumulado en el año presenta un alza de 8,49%, el nivel más elevado desde el período de enero a octubre de 2003, cuando la inflación llegó a 9,17%, y se compara con el 5,23% del mismo período de 2014. En línea con lo esperado, el dato mensual no tuvo mayor impacto en la reunión de política monetaria del banco central, que optó por dejar sin cambios las tasas pese a que la depreciación del real ha avivado la inflación. El emisor apuesta a que una recesión económica más profunda de lo esperado enfríe la inflación en los próximos meses.
Los pasos de la acusación
El presidente de la Cámara Baja, Eduardo Cunha, debe aceptar la petición de impeachment. En caso de hacerlo, se crea un comité conformado por representantes de todos los partidos para evaluar la petición y realizar una recomendación en un plazo de diez días sobre si se acogen las acusaciones contra la presidenta.
La recomendación del comité es sometida a votación en la Cámara. Si dos tercios de los 513 legisladores la respaldan el caso pasa entonces al Senado, que inicia audiencias oficiales para votar la destitución de la mandataria.
Durante las deliberaciones de la Cámara Alta, Rousseff tendrá que dejar el cargo temporalmente y el vicepresidente Michel Temer asumirá el cargo.
Si dos tercios del Senado apoyan la petición, la presidenta tendrá que renunciar. Si la deliberación se prolonga por más de 180 días sin una decisión, la presidenta continúa en el cargo.