Crisis de cuenta corriente de Chile opaca intervención del peso
El déficit de cuenta corriente récord de Chile mantendrá al peso bajo presión mucho después de que termine el programa de intervención de US$25.000 millones del Banco Central.
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El déficit de cuenta corriente récord de Chile mantendrá al peso bajo presión mucho después de que termine el programa de intervención de US$25.000 millones del Banco Central.
El déficit creció al 8,5% del producto interno bruto en el segundo trimestre, el mayor en al menos dos décadas. Esta cifra fue casi el triple del déficit registrado en el mismo período del año anterior y representa la salida de US$6.600 millones del país en solo tres meses.
Este ritmo de salida no solo no tiene precedentes en lo que va del siglo, sino que se produce en el peor momento posible, cuando los costos de endeudamiento aumentan en todo el mundo. Con los precios de las materias primas presionados por la amenaza de una recesión mundial, la única manera de que Chile reduzca esa brecha sin permitir que el peso se desplome es reduciendo la demanda, y eso significa una recesión, y posiblemente una profunda.
“El déficit ha alcanzado cifras que levantan alertas”, dijo Sergio Lehmann, economista jefe de BCI. “La peligrosa ampliación del déficit se debe corregir con urgencia”.
Tanto el banco central como los economistas prevén que el déficit de la cuenta corriente, que es la medida más amplia del comercio de bienes y servicios, se reduzca el próximo año. La pregunta es si se reducirá lo suficientemente rápido como para evitar que el peso alcance nuevos mínimos. Chile no puede permitirse una hemorragia de dólares a este ritmo durante mucho tiempo.
El peso paga la cuenta
El peso chileno alcanzó un mínimo histórico de 1.060,4 por dólar el 14 de julio, lo que se compara con los $ 823 de principios de junio. El programa de intervención implementado tras la caída impulsó el peso hasta un 16,9% durante el mes siguiente, antes de que la noticia sobre el déficit de cuenta corriente lo hicieran caer de nuevo. El programa finaliza el 30 de septiembre.
La volatilidad implícita en el peso se disparó el jueves tras la publicación de los datos de la cuenta corriente.
En muchos sentidos, el peso está pagando los excesos de Chile.
Durante la pandemia, el Gobierno inyectó miles de millones de dólares en la economía en forma de estímulos. Al mismo tiempo, los chilenos retiraron anticipadamente unos US$50.000 millones de sus ahorros previsionales.
¿El resultado? Un frenesí de gasto que provocó un aumento interanual de más del 60% de las ventas minoristas durante tres meses seguidos a mediados de 2021. Es un incremento mucho mayor que cualquier caída jamás registrada. Ahora la fiesta terminó, y Chile y los chilenos tienen que volver a vivir dentro de sus posibilidades.
“La economía necesariamente tiene que salir de este estado de exceso de gasto, y ha empezado, ha dado las primeras señales”, dijo la presidenta del banco central, Rosanna Costa, en un evento en línea el lunes.
Las ventas minoristas llevan dos meses consecutivos de caída interanual, después de que el banco central subió su tasa de interés de referencia en 9,25 puntos porcentuales en 13 meses. Tras el auge de 2021, el crecimiento de las importaciones también se ha estancado.
Pero Chile tendrá que sufrir mucho más antes de que la cuenta corriente vuelva a ser sostenible. El alcance de ese sufrimiento podría quedar más claro el 6 de septiembre, cuando el Banco Central probablemente suba las tasas de interés para atraer capital extranjero y reducir la demanda interna.
El país ya está al borde de una recesión técnica. El Producto Interno Bruto no registró variación en el segundo trimestre tras caer en el primero, y la demanda interna ha disminuido durante dos trimestres consecutivos.
Wells Fargo espera múltiples rebajas del crédito soberano en los próximos 12 meses, lo que debería contribuir a la debilidad del peso y ayudar a que el USD/CLP vuelva a alcanzar los 1.000 en 2023, según una nota firmada por los economistas Nick Bennenbroek, Brendan McKenna y Jessica Guo.
Y aunque Costa dice que el banco central tiene las reservas y las líneas de crédito para proteger al peso, el agotamiento de esos “amortiguadores externos debería dejar al peso más vulnerable a los escenarios de choques exógenos, así como menos solvente”, escribieron los economistas.