El Banco Central de Zimbabwe devaluó hoy nuevamente el dólar zimbabwense, al que le quito doce
ceros, en un desesperado esfuerzo por estabilizar la economía del
país, que sufre la tasa de inflación más alta del mundo.
Tras la devaluación, un billón de dólares zimbabwenses será un
dólar, anunció el presidente del Banco Central, Gideon Gono, quien,
a modo de ejemplo, puntualizó que el anterior billete de mayor
denominación, 500 billones (500.000.000.000.000),
equivale ahora a 500 unidades de la divisa local.
Los nuevos billetes de la moneda zimbabuense son ahora 1, 5, 10,
20, 50, 100 y 500 dólares, agregó el funcionario, que subrayó que la
devaluación era necesaria debido a que los sistemas de computación
utilizados por el Estado y las empresas privadas no respondían con
adecuada velocidad a las operaciones monetarias con tantas cifras.
La devaluación del dólar zimbabwense se produce pocos días
después de que el ministro de Finanzas, Patrick Chinamasa,
autorizara a las empresas locales el uso de divisas extranjeras para
sus transacciones comerciales diarias.
Si bien muchas empresas exigían desde hace varios meses usar
divisas extranjeras en sus transacciones, muy pocas recibieron
autorización oficial para hacerlo.
El uso de divisas extranjeras fue autorizado tras numerosos
llamamientos para que el Banco Central pusiera fin a su emisión de
dinero, que es vista como la causa principal de la galopante
inflación en Zimbabue.
La respuesta de la institución ha sido siempre la devaluación y
hace sólo 6 meses Gono le quitó 10 ceros al dólar local, lo que
permitió el uso de monedas, que habían dejado de utilizarse hace
muchos años, pero que quedaron sin valor muy rápidamente debido a la
inflación.
Crisis inflacionaria
La última vez que el Gobierno divulgó la tasa inflacionaria anual
fue en julio de 2008, cuando fue estimada en el 231 millón por ciento.
El economista estadounidense Steve Hanke, del Instituto Cato en
Washington, estima que la inflación en Zimbabue es actualmente de
6,5 quindecillón novendecillón por ciento anual, o sea: 65 seguido
de 107 ceros.
El país sufre la peor crisis económica desde su independencia en
1980, que ha llevado, entre otras cosas, al desabastecimiento de
alimentos y otros elementos básicos y al derrumbe del sistema
sanitario y educativo, que están prácticamente paralizados, pues los
empleados públicos reclaman sus salarios en divisas extranjeras, ya
que con lo que cobran en moneda local no pueden alimentarse.
El presidente zimbabwense, Robert Mugabe, culpa por la situación
a las sanciones personales (prohibición de viajes y congelación de
sus cuentas bancarias en el exterior) que Estados Unidos, el Reino
Unido -la antigua metrópoli colonial de Zimbabwe- y la Unión Europea
han aplicado contra él, los miembros de su gobierno y sus
familiares.
Pero sus críticos responsabilizan de la situación a la corrupción
en el seno de la administración de Mugabe, que considera el erario
público como su cuenta privada, y a la caótica reforma agraria que
su gobierno lanzó en 2000 y que ha destruido el sector de la
agricultura comercial, que antiguamente le brindó al país el título
de "El granero de África".
La ONU calcula que 5,5 millones de los 12 millones de habitantes
de Zimbabwe necesitarán ayuda alimentaria este año para sobrevivir,
mientras que, por otra parte, el país padece una epidemia de cólera
que ha causado ya la muerte de más de 3.200 personas y afectado a
casi 63.000.