El presidente de EE.UU., Barack Obama,
afirmó hoy que sacar adelante la economía estadounidense es
responsabilidad de todos, no de un solo partido, y lanzó un
llamamiento al Congreso a aprobar su plan de estímulo económico.
Obama habló en una reunión con votantes en Fort Myers, en
Florida, la zona más afectada en EE.UU. por la crisis inmobiliaria y
las ejecuciones de hipotecas, dentro de una campaña para promover la
aprobación del plan de estímulo, valorado en más de 800.000 millones
de dólares.
"Crear puestos de trabajo y dar la vuelta a esta economía es una
misión que está por encima del partidismo. Cuando arde la ciudad no
miramos de qué partido es cada quien, agarramos una manguera",
afirmó el mandatario.
Obama, recibido con numerosos vítores del público, reiteró su
argumento de los últimos días de que si no se toman medidas el "país
se sumergirá en una crisis que, en un momento dado, será mucho más
difícil de resolver".
El gobernante formuló esta declaración en momentos en que el
Senado en Washington votaba sobre el plan de estímulo, que, según
Obama, servirá para crear entre tres y cuatro millones de puestos de
trabajo.
La medida, que fue aprobada hace dos semanas en la Cámara de
Representantes, superó la noche del lunes un importante escollo, al
alcanzar los 60 votos necesarios para pasar a una votación
preliminar.
Si el Senado aprueba la medida, será necesario armonizar las
versiones de las dos cámaras antes de que Obama pueda proceder a la
firma del proyecto de ley, algo que el mandatario quiere hacer antes
del 16 de febrero.
La medida cuenta con la oposición de la minoría republicana, que
no otorgó ningún voto a favor del proyecto de ley en la Cámara de
Representantes y solo tres en la votación preliminar en el Senado.
Los republicanos consideran que el plan despilfarrará el dinero
sin crear demasiados puestos de trabajo y proponen, a cambio, más
recortes de impuestos, una solución que en su día prefirió el
presidente George W. Bush.
En sus declaraciones en Florida, Obama afirmó: "no podemos
permitirnos las posturas, y las rencillas, y la vuelta a las mismas
ideas fracasadas que nos llevaron a este lío en primer lugar".
"Hemos tenido un buen debate, pero se ha acabado el momento de
hablar. La gente aquí en Fort Myers y en todo EE.UU. necesitan ayuda
y ha llegado el momento de actuar. Los estadounidenses (....) no
tienen paciencia para esperar más a que la gente en Washington
resuelva esto", sostuvo.