James Crosby, presidente adjunto de la
Autoridad británica de Servicios Financieros (FSA), dimitió hoy de
su cargo en ese organismo regulador tras conocerse que cuando era
consejero delegado del HBOS despidió a un analista que advirtió
contra el excesivo riesgo.
El conocido financiero, que tiene el título de "Sir", se vio
obligado a presentar su renuncia de la máxima autoridad financiera
del Reino Unido después de que la víctima del despido denunciara el
lunes su actuación, que evidencia su escasa visión de los peligros
que acechaban al sector.
En un memorándum presentado al Comité Selecto del Tesoro de la
Cámara de los Comunes, Paul Moore, ex jefe de la división de riesgos
del Halifax Bank of Scotland (HBOS) -hoy integrado en Lloyds Banking
Group-, dijo haber sido despedido personalmente por Crosby después
de haber advertido reiteradamente al banco de que su rápido
crecimiento ponía en peligro las propias finanzas y las de los
clientes.
"Cualquiera que no estuviera cegado por el dinero, el poder y el
orgullo se habría dado cuenta de que se les amontonaban los
problemas al HBOS y al resto de los bancos", explicó Moore en su
memorándum.
El primer ministro, Gordon Brown, para quien este caso presentaba
un alto riesgo político, ya que contribuyó al nombramiento de
Crosby, aplaudió hoy su dimisión y afirmó que "era lo correcto", ya
que la FSA, que supervisa la introducción de nueva regulación en el
sector, debe actuar según "los mejores estándares".
Crosby, por su parte, aseguró que "las alegaciones no están
fundamentadas", pero aun así pensó que "la medida correcta era
dimitir".
El banquero despedido por dar la voz de alarma sobre la crisis
que se avecinaba se quejó también de que el organismo regulador
hubiese hecho caso omiso en su momento de sus advertencias.
En su testimonio por escrito al Parlamento, Moore dijo que estaba
claro que "los créditos excesivos basados en el incremento masivo de
los precios de la propiedad inmobiliaria" iban a causar problemas y
agregó que si nadie se atrevió a hablar con claridad fue por miedo a
los altos ejecutivos, que estaban muy bien remunerados.
Moore informó de que él mismo tenía prohibido hablar, pero
decidió hacerlo por considerar que lo demandaba "el interés
público", y eso es lo que motivó su despido y sustitución por otro
director no ducho en riesgos.