En su Reunión de Política Monetaria (RPM) de marzo, el Consejo del Banco Central decidió mantener su tipo rector en 5%. Y según revela la minuta de la instancia -publicada este lunes-, todos los consejeros concordaron en que la “única opción plausible” para aquella reunión era mantener la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 5%.
“Todos los consejeros coincidieron en que, en términos generales, el desarrollo del escenario macroeconómico había sido acorde con lo considerado. No obstante, el conjunto de antecedentes disponibles apuntaba a un panorama inflacionario que seguía enfrentando riesgos relevantes, lo que reafirmaba la necesidad de cautela”, dice la minuta.
Según reveló el instituto emisor, durante la RPM varios consejeros remarcaron que, aunque la inflación se había comportado en línea con lo esperado y estaba muy influida por factores transitorios, su nivel era alto y había riesgos en torno a su evolución futura.
“Un Consejero destacó los riesgos respecto de la persistencia inflacionaria, añadiendo que el actual nivel de la inflación era incómodo en caso de potenciales nuevos shocks al alza, que, aun pudiendo ser transitorios, se darían en circunstancias en que la inflación había sido alta por un tiempo prolongado”, se lee en el documento.
Por otro lado, otro consejero resaltó que, en un escenario en que la brecha estaba prácticamente cerrada, “lo más adecuado era mantener un mensaje de alta cautela sobre la evolución futura de la TPM”.
Y agrega que “esto implicaba que el Banco debería actuar con firmeza si es que se concretaba alguno de los escenarios alternativos considerados en el Informe de Política Monetaria (IPoM) de marzo”.
A su vez, un Consejero afirmó que, “si bien había riesgos al alza para la inflación, también había escenarios de riesgo en que podría descender más rápido”.
“Todos los Consejeros destacaron que, en adelante, se debería ir calibrando la estrategia monetaria en función de los antecedentes que fueran acumulándose. Sin embargo, se debía estar atentos a escenarios alternativos. En particular, la emergencia de nuevos shocks de costos o la constatación de una mayor persistencia o efectos de segunda vuelta rezagados de shocks anteriores constituirían señales de alerta que podrían llevar a dilatar el proceso de normalización monetaria”, dice el documento publicado este lunes.
Por otra parte, algunos consejeros remarcaron que “un debilitamiento sustantivo del crecimiento global pondría un freno a la actividad, generando holguras que podrían llevar a un descenso rápido de la inflación, más allá de la meta, lo cual requeriría una política más laxa para así evitar un sobreajuste costoso”.