Carranza explicó que quienes cuentan con bajos ingresos tardan en volver a la situación inicial aproximadamente un año y medio.
Es un hecho. La pérdida del empleo agrava la desigualdad salarial en Chile. Esta fue la conclusión a la que llegó el estudio realizado por el académico de la Escuela de Gobierno de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Rafael Carranza; en conjunto con los investigadores Joaquín Prieto, de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile; y Kirsten Sehnbruch, del International Inequalities Institute, de la London School of Economics and Political Science (LSE), de Inglaterra.
Basado en la revisión de las estadísticas del esquema de Seguro de Cesantía que opera en Chile, que incluye a los trabajadores privados formales del mercado laboral, Carranza explicó que es información longitudinal, sin embargo, los resultados apuntaron solo a un sector de la fuerza de trabajo.
La investigación mostró que quienes quedan sin trabajo experimentan una caída promedio del 42% de sus ingresos el primer mes.
Y aunque lo obvio apunta a que se quedarían sin nada, Carranza explica que normalmente hay un segundo que ayuda a subsanar la estrechez, ya sea supliendo los ingresos o incorporándose al mercado laboral.
“Esa pérdida demora en recuperarse aproximadamente un año, pero nunca se recupera completamente, entonces se generan ciertas brechas que no alcanzan a recuperarse en el tiempo”, agregó al profundizar en el estudio publicado en Economic Analysis and Policy.
Y este punto, resaltaron los investigadores, planteó la mayor complejidad: “Si miramos a lo largo de la distribución, vemos grandes diferencias”.
La evidencia sugiere que para quienes están en el 10% inferior de la distribución salarial la pérdida es de hasta un 53%, mientras que el 5% superior las evita e, incluso, pueden aumentar sus ingresos. Esto último se da porque se trata de personas que termina de trabajar y “pasa a un empleo mejor rápidamente”.
Carranza explicó, como contraparte, que quienes cuentan con bajos ingresos tardan en volver a la situación inicial aproximadamente un año y medio. Esto, en respuesta a distintos factores, uno de ellos es que les cuesta más encontrar un nuevo trabajo; y, cuando lo encuentran, los sueldos suelen ser menores.
“Dentro de todo, estamos mirando los mejores trabajos y aun así, estamos encontrando estas diferencias y desigualdades”, explicó el académico de la UC, en alusión a quienes tienen hoy en el país Seguro de Cesantía.
Este mecanismo, que se traduce en un beneficio monetario para quienes son despedidos o renuncian por un número determinado de meses, está compuesto por la Cuenta Individual de Cesantía (CIC) y el Fondo de Cesantía Solidario (FCS) y se financia por el 3% de las remuneraciones imponibles de cada afiliado(a) a la Administradora de Fondo de Cesantía (AFC). Ese 3% es aportado de manera obligatoria -en distintas proporciones- por el trabajador y su empleador, de acuerdo al tipo de contrato regido por el Código del Trabajo.
Y aunque el análisis no profundizó en su funcionamiento, Carranza afirmó que las cifras sugieren que se ocupa menos de su potencial, puesto que está supeditado su uso a un tiempo específico.
“La pregunta que nos hacemos al final de la investigación, es si el Seguro de Cesantía nos está ayudando tanto como debiera”, planteó.
El académico UC sostuvo que su impacto es “muy limitado”, dada la combinación de que no todas las personas afectadas lo activan y los beneficios “son cortos en duración, entonces el resultado neto es que poca gente se ve beneficiada en la recuperación” de sus ingresos.
El camino a futuro
El estudio destacó la necesidad de diseñar políticas públicas que protejan a los trabajadores más vulnerables y que también faciliten la reincorporación laboral equitativa.
Tras los resultados, los investigadores consideraron que es necesario fortalecer los mecanismos de protección social y promover la transición a empleos formales con mejores condiciones salariales, y destacan que esto es clave para reducir la desigualdad en el país.
En ese sentido, las aristas que aún quedan pendientes son la informalidad y mayor cobertura del seguro de cesantía.
“No sabemos qué pasó en el sector informal, no puede ser que el mercado informal esté cubriendo una necesidad que debería estar cubriendo la protección social”, dijo Carranza.
En esta línea, propusieron ampliar la cobertura del Seguro de Cesantía, pues -como se señaló- hoy contempla a trabajadores del sector privado y queda al margen el sector público.
Otro frente a considerar, destacaron, son los cambios demográficos, la necesidad de cuidados que será un tema mucho mayor en el futuro y el cambio climático, que es un factor que puede afectar al empleo y a las industrias.