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FT: Una democracia efectiva requiere la valentía de sus líderes

Algunos exmiembros de la administración y numerosos republicanos puede que critiquen al presidente estadounidense, Donald Trump en privado, pero no lo denuncian públicamente.

Por: FT en Español | Publicado: Viernes 6 de septiembre de 2019 a las 12:54 hrs.
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Los adultos supuestamente saben cuando deben decir: "¡Ya basta!". Jim Mattis obviamente ya había llegado a su límite cuando renunció como secretario de Defensa de la administración de Donald Trump en diciembre.

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Ahora, el general en retiro -y el principal ex"adulto" de la administración Trump- ha indicado que le debía una "obligación de silencio" al gobierno al que no pudo continuar sirviendo. Algunos atribuyen la timidez de Mattis al código de honor militar, aunque se había retirado de los marines dos años antes de que Trump lo eligiera. De cualquier manera, él se ha unido a un pequeño grupo de personas que pudieran causarle daños a la reputación y la posición de Trump, pero que han decidido no hacerlo.

Tal "humildad" sólo sirve para ahondar la crisis democrática estadounidense. Durante los últimos tres años, los occidentales han descubierto que sus sistemas políticos dependen menos de la santidad de la ley que de la entereza de las personas en el cargo. Esto se aplica tanto a los funcionarios no electos en el poder judicial, en el ejército y en el servicio civil como a los políticos electos; incluye las democracias con una constitución escrita, como EEUU, y las que se rigen por convención, como el Reino Unido. También se aplica a las personas que han renunciado al gobierno. El secreto de una democracia sólida son sus normas, no sus reglas. Parafraseando a Edmund Burke, lo único que es necesario para que desaparezca la democracia liberal es que las personas de bien no hagan nada.

No es el único

Mattis tiene mucha compañía. Su reciente memoria, "Call Sign Chaos: Learning to Lead" (Código caos: aprendiendo a liderar), se anticipaba que iba a ser una advertencia acerca de la dirección en la que Trump está conduciendo al país. Al final, el único presidente que Mattis criticó en su libro fue a Barack Obama (por dejar que la política superara la estrategia militar).

Mattis pensó que sería inapropiado atacar a un "presidente en funciones". Él también pensó que había insinuado lo suficiente acerca de Trump al renunciar como jefe del Pentágono el año pasado. Lo mismo se aplica a Rex Tillerson, el primer secretario de Estado de la administración Trump, quien describió en privado al presidente como un "maldito imbécil" pero quien, en gran medida, no ha compartido sus pensamientos en público.

Una similar mansedumbre se apoderó de Robert Mueller, el exfiscal especial, cuando testificó acerca de su informe ante el Congreso en julio. En lugar de detallar el contenido de su condenatorio informe de 448 páginas, el cual pocos estadounidenses han leído, el Mueller utilizó respuestas recurrentes como "eso está fuera de mi alcance".

Al igual que Mattis, Mueller estuvo sosteniendo una granada en su mano que decidió no detonar. Ambos hombres sirvieron a su país con honor durante décadas. Al parecer, ninguno de los dos fue capaz de alterar los hábitos de toda una vida para enfrentar el peligro único que representa Trump. El cuadragésimo quinto presidente de EEUU ha cambiado las normas. La vieja guardia continúa funcionando como si todavía se aplicara lo anteriormente normal.

Pero la mayor abdicación proviene de los republicanos electos. Mitt Romney, el senador de Utah, una vez calificó a Trump de "falso" y de "fraude". Es bastante probable que todavía lo siga pensando en privado. En público, sin embargo, Romney es un confiable defensor de la mayoría de las cosas que hace Trump.

El silencio de Romney cuando Trump destroza otro protocolo -diciéndoles a las congresistas demócratas no blancas que se "vayan a casa", por ejemplo- es ensordecedor. Lo mismo se aplica a casi todos sus 250 colegas en el Congreso. Sólo uno, Justin Amash, se le ha enfrentado a Trump. Amash no se postulará de nuevo. Trump dejó en claro que respaldaría a un retador en las elecciones primarias para derrocarlo.

Reino Unido: escenario contrario

El contraste con el sacrificio personal de los 21 conservadores rebeldes en el Parlamento británico esta semana es marcado. Todos y cada uno de ellos sabía que sería expulsado del partido si votaban en contra de Boris Johnson, el primer ministro.

"No, no reconozco a mi partido", comentó Kenneth Clarke, quien fue elegido en 1970 cuando el Johnson tenía seis años. "El partido ha sido tomado por un bufón", comentó. Clarke, a diferencia de Amash, se está acercando al final de su carrera. Sin embargo, a diferencia de Mattis, él estaba preparado para decir la verdad a los que están en el poder públicamente.

La lección importante es que la democracia no es una cadena de mando militar. El sistema se mantiene o se cae debido a las acciones de sus servidores. Poco antes de que Mattis lanzara su memoria, se incorporó a la junta directiva de General Dynamics (GD), uno de los mayores contratistas de defensa de EEUU. El valor de Mattis para GD está inversamente relacionado con el valor de lo que él puede decir acerca del futuro de la democracia estadounidense. Cuanto más hable en contra de Trump, más probable será que su compañía sufra.

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