El nuevo director del departamento de América
Latina del Fondo Monetario Internacional, Nicolás Eyzaguirre, ofreció el apoyo económico y técnico de la entidad para ayudar a
los gobiernos de la región a superar la crisis.
"Hay países que pueden mejorar sus sistemas financieros y posiblemente van
a necesitar apoyo del Fondo. Hay países que pueden tener mayor flexibilidad
cambiaria y en ese aspecto también los podemos ayudar", dijo Eyzaguirre en
una entrevista con "Boletín del FMI en línea", una publicación de ese
organismo, difundida hoy.
Eyzaguirre, quien asumió el cargo en noviembre, indicó que el Fondo Monetario
Internacional también está dispuesto a poner préstamos a disposición de la
región.
Como ejemplo, citó el caso de El Salvador, que acaba de suscribir con la
entidad un acuerdo crediticio como medida de precaución, de forma que no usará
el dinero a menos que lo necesite.
"Tener una línea contingente del Fondo, que pueda ser usada en la
eventualidad de que los mercados sobrereaccionen, es de utilidad", añadió
Eyzaguirre, quien fue ministro de Hacienda entre 2000 y 2006.
Otra posibilidad para algunos países de América Latina es acceder a una nueva
línea de liquidez a corto plazo destinada a gobiernos con una política
económica "impecable", pero que se puedan ver perjudicados si los
inversores sacan de repente su capital para invertirlo en activos más seguros
por la crisis, explicó Eyzaguirre.
Ningún país ha solicitado esa línea hasta ahora, algo que Eyzaguirre achacó a
que estos "no están en condiciones de aceptar algunos de los
requisitos" que exige el FMI, aunque no dio más detalles.
Eyzaguirre, quien representó a Chile y otros países sudamericanos en el Consejo
Ejecutivo del Fondo entre 1998 y 2000, opinó que la crisis no acarreará un
retroceso significativo a largo plazo de los logros alcanzados en la reducción
de la pobreza, debido a que la desaceleración económica será
"moderada".
El FMI prevé que la región crezca un 1,1% este año. En todo caso, Eyzaguirre
aseguró que si la crisis obliga a los gobiernos a reducir los gastos, por la
caída de la recaudación, no deben cortar programas para combatir la pobreza.
En cambio, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) es más
pesimista que el FMI.
Su directora para América Latina, la costarricense Rebeca Grynspan, dijo la
semana pasada en Washington que la pobreza se elevará en América Latina entre
un 10% y un 15% este año, al tiempo que se perderán cuatro millones de empleos
si no hay una respuesta contundente a la crisis económica.
Grynspan pidió a los organismos internacionales de crédito que incrementen los
préstamos para la región