Presidente de Empresas Conscientes y managing partner Axialent Chile.
Desde líderes empresariales de alto impacto a líderes sindicales, de académicos de trayectorias importantes a políticos de elevada influencia en nuestro país, muchos continúan considerando a los negocios como una actividad humana movida por la búsqueda del bienestar propio y no del colectivo. En mis conversaciones con muchos de ellos tienden a aparecer comentarios amables que sugieren ingenuidad en nuestros planteamientos, en los pilares que promueve Empresas Conscientes. Sin embargo, sólida evidencia de los últimos 10 a 15 años sugiere que la mayor ingenuidad realmente reside entre quienes creen que los negocios pueden seguir prosperando en base a paradigmas debilitados.
Bienestar propio o individual vs bienestar colectivo, allí está la palanca evolutiva. Alguna vez fue buena idea pensar que lo mejor que cada negocio puede hacer es maximizar el beneficio hacia sus accionistas y que con ello construímos una mejor sociedad. Hoy simplemente ya no alcanza y pone en peligro a todo negocio, empresa o sistema que persista en guiarse por esa brújula suprema. Lo desafiante es que en muchas escuelas de negocios aún enseñamos en base a esta brújula, que es también lo que se modela desde tantos jefes hacia jóvenes que se incorporan a la vida laboral. Es un status quo muy persistente.
Pero también uno muy peligroso.
Raj Sisodia, padre del Capitalismo Consciente, lo expresó con nitidez en la Enade de octubre pasado: “el Capitalismo ha estado cometiendo suicidio durante los últimos 40 años.” La evidencia generada por Sisodia y otros tantos investigadores muestra que los negocios que logran generar valor junto a cada uno de sus grupos de interés son los que producen los mayores beneficios y, paradojalmente, las mayores rentabilidades hacia sus accionistas.
La misma evidencia habla también de una tendencia que se agudiza. La sociedad conectada va afinando su puntería en cuanto a separar la paja del trigo, separar a quienes están ayudando a construir algo mejor para todos los involucrados de quienes están aparentemente succionando un cierto entorno para su propio beneficio o el de unos pocos. Ya no es tan buena idea privilegiar a los accionistas, ni siquiera a clientes + accionistas, como principales grupos de interés. Va en desmedro de ellos mismos. Tampoco es suficiente agregar a los colaboradores o empleados a esta lista corta de grupos a beneficiar. Se requiere de una inteligencia mucho más sistémica para nuestros modelos de negocio y quehacer empresarial.