La consrucción se convirtió durante julio en la estrella del Índice de Confianza Empresarial (ICE) que elabora cada mes el Centro de Estudios en Economía y Negocios (CEEN) de la Universidad del Desarrollo: subió 16 puntos comparado con el mes precedente, lo que le permitió transitar desde un estado neutral -ni bueno ni malo- hasta uno levemente optimista.
Un desempeño que lo dejó a 38 puntos por arriba del nivel visto hace un año -en plena pandemia-, gracias a resultados empresariales recientes favorables, incluso por encima de lo esperado, así como a una mayor disposición a contratar trabajadores.
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De hecho, en esta importante rama de la economía algunos de sus actores han advertido una cierta escasez de mano de obra en funciones específicas.
La confianza empresarial en la industria también volvió a mejorar al partir la segunda parte del año para instalarse en la casilla optimista (+9 puntos). A cifras de utilidades más positivas que las previstas en esta área, influyó una mejor percepción sobre la demanda nacional y la situación del negocio esperada a tres meses.
En el mismo periodo, la minería se despidió de un leve pesimismo para alcanzar un estado neutral, es decir, ni bueno ni malo. A resultados más auspiciosos, en este caso se unió una mejora esperada de la situación de la economía del país y contratación de trabajadores a tres meses.
El comercio completa este cuadro de rubros con visiones más favorables con un leve optimismo.
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En el sector destacaron mejoras en los resultados recientes por sobre lo esperado -gracias a una mayor liquidez-, así como un avance de la percepción sobre la situación de la economía nacional a tres meses.
Ello fue contrarrestado por retrocesos en las percepciones sobre los niveles de inventarios y costos de los insumos.
La otra cara de la moneda
El reporte del CEEN-UDD, entidad liderada por Cristián Echeverría, dio cuenta de la alta volatilidad que exhibe la confianza en los mundos de la agricultura y de las finanzas.
En julio, en el primero retrocedió cuatro niveles, pasando desde “moderadamente optimista” hasta “moderadamente pesimista” como reflejo de una deteriorada visión sobre la demanda nacional y mundial, así como una percepción a tres meses más negativa de la marcha de la actividad productiva.
Este último factor, unido a resultados recientes menores de lo esperado y una mirada poco auspiciosa sobre contratación de trabajadores a tres meses, llevó la confianza del sector financiero a descender desde un nivel “neutral” a uno de moderado pesimismo.
Dado los desempeños anteriores, el ICE total -que se elabora en conjunto con Diario Financiero- se mantuvo en un estado de leve optimismo, aunque el indicador registró un leve aumento en el mes.
Ello, en un contexto de disminución de contagios y de mayor desconfinamiento, así como en un ambiente político marcado por las elecciones primarias. Todos elementos que se han unido para contribuir a un recuperación que sigue su curso.