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La arremetida del PS para liderar la moderación en la agenda de reformas

Convencidos de que los problemas económicos derivan en parte de la situación política, los socialistas apuestan por un plan que se adecúe al escenario de crisis de confianza.

Por: Blanca Arthur | Publicado: Viernes 26 de junio de 2015 a las 04:00 hrs.
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Con una sinceridad que sorprendió, la presidenta del Partido Socialista, Isabel Allende, exteriorizó la preocupación que hace tiempo está instalada en dicha colectividad, que en lo sustantivo apunta a la necesidad de que el gobierno, en conjunto con los partidos, defina con precisión un plan político adecuado al escenario de crisis de confianza que azota al país.

En un discurso que remeció tanto a las autoridades como al mundo político, la líder del PS planteó sin tapujos ante el Comité Central de su partido que el momento de debilidad que enfrenta el gobierno, como la poco auspiciosa situación económica, hacen complejo impulsar el programa de reformas, por lo que postuló que éstas debían priorizarse de acuerdo a lo que era realista cumplir.

Desde la dirigencia socialista reconocen que les produce especial inquietud la baja aprobación de la presidenta Michelle Bachelet, la que incluso creen que puede continuar en descenso, lo que, en su mirada, conspira contra la aspiración de realizar cambios profundos.

Es que aun cuando parten de la base de que la situación no es comparable, no pocos aluden a que lo ocurrido durante la Unidad Popular en cuanto a impulsar transformaciones sin un respaldo mayoritario, es una experiencia de la cual deben sacar lecciones.

En el cuadro actual, una de las razones que esgrimen los socialistas para explicar la actitud que han adoptado es que ella responde en gran medida a la responsabilidad que consideran que les corresponde asumir por tratarse del partido de la Presidenta, partiendo de la base que la lealtad es buscar soluciones realistas.

Con el diagnóstico compartido de que el mal momento económico no sólo se debe a razones externas, sino también a los problemas políticos, entre los cuales no desestiman que las reformas han generado incertidumbre, el PS postula la necesidad de que el gobierno fije una hoja de ruta que defina y ordene las prioridades programáticas, la cual debería sustentarse tanto en el empoderamiento de los ministros del Interior, Jorge Burgos, y de Hacienda, Rodrigo Valdés, como en lo que llaman un “nuevo trato” con los partidos de la coalición.

Los ejes del plan
Fue en ese contexto que los 17 diputados del PS elaboraron un documento que le entregaron al ministro Burgos hace 10 días, el cual dio las primeras luces más precisas de la preocupación de dicho partido, al punto que sus lineamientos no difieren, sino por el contrario coinciden plenamente, con lo planteado por Isabel Allende en el Comité Central.

En términos concretos, el texto de los diputados postula un plan político basado en cuatro pilares: las reformas estructurales, la agenda de probidad, una agenda social y una centrada en el crecimiento y el empleo. En esa línea, junto con destacar que no se trata de abandonar las reformas que están en curso, apuntan a que tan importante como éstas, es diseñar una batería de iniciativas que tengan impacto en el quehacer cotidiano de la ciudadanía, las que –de acuerdo a lo que apuntan algunos parlamentarios- deberían centrarse en temas como salud o seguridad.

Pero tal como indica el documento, lo que es corroborado por distintos dirigentes, la gran inquietud que se ha instalado al interior del socialismo es la situación de desaceleración económica junto a las bajas expectativas de crecimiento, en lo cual reconocen que el quehacer político ha tenido responsabilidad, por lo que indican que en esa línea están disponibles para sumarse a todas las propuestas que impulse Hacienda.

Para el PS, según lo que precisa por ejemplo el senador Juan Pablo Letelier - quien esta semana se reunió junto a Isabel Allende con el ministro Valdés- es prioridad número uno mantener el superávit estructural, porque indica que mantener una política fiscal seria es un patrimonio que no se puede descuidar.

Qué priorizar
Es con esa premisa que los socialistas estiman que se debe replantear la agenda de reformas, lo que no necesariamente implica que éstas deban detenerse, sino que, en sintonía con lo que ha estado planteando el titular de Hacienda, éstas deben priorizarse de acuerdo a los recursos con que se cuentan.

Lo importante, en la mirada de los dirigentes del PS, es que se tome conciencia de esta realidad, lo que en términos concretos significaría una mayor gradualidad de algunas de las reformas que están en curso, entre ellas la educacional, como asimismo sincerar que otras propuestas simplemente no se considerarán o se postergarán.

Pese a que no es un tema que esté decidido, algunos socialistas coinciden en que, por ejemplo, en salud los recursos no podrán destinarse a crear nuevos hospitales, sino deberían ir a buscar soluciones a las listas de espera. En otras materias, aluden a que tampoco sería posible avanzar en un plan de regionalización como el que se postulaba, o impulsar cambios en el sistema de pensiones que estiman pendientes, porque finalmente coinciden en que los máximos esfuerzos deben estar centrados en mejorar la situación económica, lo que finalmente implica renunciar a aquello que importa recursos con los que no se cuenta.

Como indican personeros del PS que han estado detrás de esta arremetida, lo relevante es dar señales de que las platas fiscales son limitadas, de manera de crear conciencia de la necesidad de establecer prioridades, para lo cual esperan que se abra un debate en el que participen tanto las autoridades como los partidos, que parta de la base de que ni el gobierno ni las reformas que se han planteado cuentan con el apoyo que se requiere para enfrentar las actuales circunstancias.

Las dificultades
El plan de los socialistas, que fue especialmente valorado por el ministro Valdés, quien destacó su mirada realista, topa sin embargo con la incertidumbre respecto de la disposición que pueda tener, primero, la presidenta Bachelet, porque en el PS no tienen certeza de que se anime a impulsar una hoja de ruta que pueda significar readecuar la agenda de sus reformas, las cuales le parecen un compromiso irrenunciable, aunque confían en que se pueda abrir a priorizar los temas, considerando que en el último consejo de gabinete asumió que se debía tener en cuenta los recursos con que se dispone.

Pero así como la actitud presidencial genera dudas, en el socialismo tienen más bien certezas de que su propuesta enfrenta dificultades entre algunos de sus aliados de la Nueva Mayoría, especialmente entre aquellos para quienes el programa de reformas estructurales es absolutamente intocable. Es el caso del presidente del PPD, senador Jaime Quintana, quien en consonancia con el Partido Comunista, junto al MAS de Alejandro Navarro, rechaza la idea de adecuar la agenda, con el argumento de que la única manera de encarar las crisis es cumpliendo la palabra tal como está comprometida.

Como indican en el PS, el peor aliado para su plan es el PPD, aunque admiten que en medio del desorden de ese partido, en su interior existen voces que están en una línea más realista que la de Quintana, como los senadores Ricardo Lagos Weber o Felipe Harboe, además de algunos de los integrantes de la bancada de diputados, que han reconocido que hay que hacerse cargo de la desaceleración económica, reconociendo además la incidencia que tiene en ello la situación política.

Con la DC más los radicales en esa misma línea, puesto que los principales dirigentes de esos partidos sí han coincidido con sus planteamientos, la expectativa de los socialistas es que toda la coalición finalmente actúe con la misma responsabilidad que ellos decidieron asumir, básicamente impulsados por el hecho de ser el partido de la Presidenta.

Pero para eso, destacan que lo más importante es que la propia mandataria entienda que con el plan que postulan lo que buscan es colaborar para que encuentre un camino de salida a la crisis.

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