Luis Felipe Gazitúa: “Hace años que el Estado chileno no le otorga el valor que tiene la industria forestal en todas partes del mundo"
Los cálculos de Luis Felipe Gazitúa hablan de una caída de la masa forestal en Chile, una situación que lo frustra, considerando que se trata de una industria que crece en otras partes del mundo. Aquí su diagnóstico y propuestas para enmendar el rumbo.
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Desde Uruguay se conecta Luis Felipe Gazitúa, presidente de Empresas CMPC, a una video llamada agendada con Señal DF. Es miércoles al mediodía; el martes estuvo en Argentina y el jueves en Paraguay. “Estamos en un viaje que hacemos mensualmente a los distintos países donde tenemos operaciones y actividades comerciales”, cuenta el directivo que hace ocho años -en abril de 2016- asumió a la cabeza de esta compañía “global chilena”, como él la llama, en reemplazo de Eliodoro Matte.
No acostumbra a dar entrevistas, pero esta vez aceptó profundizar en sus dichos que marcaron parte del debate de esta semana: el lunes se conoció el contenido de su carta a los accionistas en la que llamó la atención por lo que considera un “repliegue” de la industria forestal chilena, que ha implicado pasar de 2.300.000 hectáreas plantadas a menos de 2 millones en la actualidad, considerando además que existe otro millón de hectáreas con aptitud forestal que se encuentran “desnudas”. Todo en circunstancias de que en otros países de la región gobiernos de distintos signos políticos buscan potenciar el desarrollo de este sector.
“Aquí en Uruguay, hace pocos años el sector forestal representaba 0,4% del PIB. La estimación es que el año 2024 va a significar 12 veces eso, más de 5%”, cuenta Gazitúa. En dicho país una planta de celulosa, de la firma finlandesa llamada UPM, obtuvo del Estado uruguayo “un subsidio para construir una línea de ferrocarril, para sacar la celulosa desde los lugares donde se produce hasta los puertos para exportarla. El expresidente (José) Mujica inauguró la planta y celebró la entrada de Uruguay a las ligas mayores de los productos forestales”.
Lo que te puedo decir es que en este gobierno hay una mirada distante con las empresas grandes. No es la mirada que nosotros percibimos en Brasil, en México".
En el transcurso de la conversación Gazitúa repite diversos otros ejemplos. Brasil, Colombia y hasta la empresa Apple que informó su decisión de plantar 100 hectáreas (60 productivas y 40 de conservación) en Paraguay y Brasil para capturar carbono.
“Hace tres años invitamos a una charla magistral a un exprimer ministro de Suecia. Cuando estábamos preparando la charla, él me dijo: ¿Por qué me parece que ustedes están como defendiendo la industria forestal? Nosotros en Suecia tenemos 70% del suelo sueco plantado de árboles y no tenemos más porque el resto es básicamente agua”, cuenta Gazitúa. Y agrega: “la industria forestal está siendo revalorizada en el mundo, y por dos razones centrales, porque es capturadora de carbono, y segundo, porque derivado de la fibra natural de los bosques se producen muchos productos, papeles, artículos de madera que son biodegradables”.
-¿Y qué pasa en Chile?
-Esto no tiene por propósito plantear un problema nuestro. Las compañías industriales que tenemos inversiones detrás de los bosques, que son entre cuatro y siete veces lo que valen los bosques, estamos obligados cada año que cosechamos a replantar. Necesitamos los árboles para producir celulosa, papeles. Chile tiene 1 millón de hectáreas que están con suelos desnudos y que solo tienen aptitud forestal. Además de eso, las hectáreas forestales han caído de los 2.300.000 a menos 2 millones. Con esos antecedentes lo que uno puede concluir es que estamos frente a un repliegue de una industria que el año 2018 llegó a ser casi el 10% de las exportaciones de Chile, y donde más del 50% son de miles de pequeños propietarios.
Estas cosas no solamente las decimos nosotros. La Fundación Terram dijo en un informe de diciembre de 2023, que el sector forestal chileno atraviesa por una compleja situación de deterioro y estancamiento, por la falta de políticas públicas y normativas que impulsen el manejo sustentable del bosque nativo y de las plantaciones exóticas.
-¿A qué se debe esta situación?
-Primero, yo creo que nosotros tenemos alguna responsabilidad porque esta es una industria desarrollada en las últimas cinco décadas, como muchas actividades en Chile, hechas para callado, tratando de no mostrar mucho lo que se hace. Y cuando tú no hablas por ti mismo, hablan otros por ti. Eso generó la construcción de un montón de mitos que han originado muchos prejuicios contra la industria. Por ejemplo, que el decreto ley 701 es un subsidio del Estado a pocas personas. La verdad es que es un subsidio que terminó hace muchos años y benefició mayoritariamente a los pequeños y medianos propietarios. Y a los grandes que benefició por cada peso que el Estado puso, los privados pusimos $20.
-Pero si alguien ha dejado de plantar bosques productivos no ha sido por los mitos, ¿cuáles son las causas?, ¿la violencia, los incendios?
-No hay seguros que cubran los incendios forestales. Con la intencionalidad de los incendios en Chile se acabaron los seguros. Nosotros estamos obligados a plantar y por lo tanto, obligados a tener esquemas de seguridad y de protección para tratar de evitar que nos quemen los bosques. A mí, cuando me queman bosques, me causan un problema de ingresos y de costos, que nos hace menos competitivo y a la larga no estimula las inversiones. Cuando al chico le queman el bosque, le quitan su patrimonio.
-¿La solución pasa entonces por enfrentar este problema en específico, la quema de bosques?
-Hay dos problemas. Uno el problema de la violencia, que afecta a La Araucanía y al sur de la Región del Biobío. Pero los productores forestales del Maule no tienen ningún estímulo a plantar tampoco, porque corren riesgo de que se quemen y además, cuando plantan cosechan en 14 años más. Entonces, para los pequeños y medianos productores en muchas partes del mundo hay estímulos y hay subsidios a la plantación.
La lógica dice que para restituir esta industria valiosa para Chile, lo que debiera hacerse es una política de estímulo para la plantación productiva forestal, para los pequeños y medianos productores. No para nosotros.
-¿Pero usted decía en una entrevista en T13 Radio que este año hubo menos incendios?
-En la última temporada tuvimos 600 incendios y el año pasado tuvimos más de 700. Más de cinco incendios diarios. El 63% son intencionales. No todos vinculados a la causa violenta, porque está probado que cuando hay incendios, aparecen los pirómanos. Aquí hay mucha piromanía y hay también gente que tiene intención de despoblar territorio.
-¿Hay cómo identificar cuánto es violencia y cuánto piromanía?
-Nuestra estimación es que un tercio de ese 63% es piromanía. Otro dos tercios son incendios intencionales porque son multifoco, porque son en lugares donde no hay nadie.
Mientras no se asuma esa como la causa central, es difícil resolver el problema. Se toman decisiones que están en sentido equivocado.
-La solución entonces va por los dos lados: incentivos para pequeños y medianos forestales y perseguir los incendios intencionales.
-Y por una mirada del Estado, una mirada larga, valorizando lo que es esta industria. Una verbalización del Estado de que esta es una industria relevante para Chile. Y no quedarse en la retórica de los mitos.
-¿Y eso lo ve en el Gobierno actual?
-Lo que hemos dicho no es para reprender a este Gobierno, porque esto viene de hace mucho tiempo. Esto es un llamado de atención porque podemos constatar que la masa forestal se está retrayendo. Ahora, yo también tengo que decir que lo que este Gobierno tenía en su programa, era una mirada muy negativa sobre la industria forestal. A nosotros nos consta que hay gente que ha ido cambiando esa mirada.
-El ministro de Agricultura lo desmintió. Dijo que no es efectivo que haya un repliegue de la industria forestal. ¿Qué le parece?
-Encuentro muy valioso que el ministro de Agricultura se haya hecho cargo de lo que nosotros decimos. Eso me parece valioso. Esto no tiene por objeto polemizar con el Gobierno actual, porque es un problema que tiene una historia muy larga. Pero dicho eso, Chile se comprometió con el combate al cambio climático, y entre esos compromisos se dijo que al 2030 iban a haber 200.000 nuevas hectáreas plantadas y por la forma en que se planteó, de esas 130.000 aproximadamente son bosques productivos y los otros 70 son bosques nativos. Ese planteamiento se hizo el año 2020. Si se saca la cuenta tendríamos que tener 20.000 hectáreas plantadas al año para llegar al 2030 con las 200.000 hectáreas. El año pasado se plantaron 788 hectáreas.
-¿Pero el ministro dijo que lo que usted ha planteado no era cierto, que no hay un repliegue?
-Esto no tiene por objeto hacer un planteamiento polémico con el Gobierno ni discrepar con el ministro. Estoy diciendo que en Chile teníamos 2.300.000 hectáreas de bosque y hoy día tenemos menos de 2 millones. Y además sabemos que desde hace muchos años el Estado chileno no le otorga el valor que tiene esta industria en todas partes del mundo.
-¿A esta industria y a otras también? Se lo pregunto como líder del mundo empresarial, ¿cree que existe una desconfianza del Gobierno respecto de distintas industrias del mundo empresarial que hace difícil, por ejemplo, avanzar en soluciones específicas a esta y otras problemáticas?
- Nosotros somos una compañía global, tenemos operaciones industriales en nueve países de América. Nosotros nos movemos por incentivos, si nosotros somos bienvenidos en un lugar y las políticas son estables, nosotros invertimos. Las decisiones de inversión no tienen color político, no tienen religión. Vendemos en 50 países del mundo. No somos los llamados a decir si un gobierno es bueno o es malo. Nosotros atendemos a los incentivos. Y yo lo que te puedo decir es que en este gobierno hay una mirada distante con las empresas grandes. No es la mirada que nosotros percibimos en Brasil, en México. Y en estos lugares no se nos ponen menos exigencias para hacer negocios, al revés, en algunos lugares se nos ponen más exigencias, pero nosotros sentimos que hay una mucho mayor valoración de compañías como la nuestra.
-¿Hay un poco de eso en lo de “más Narbona, menos Craig” del presidente Boric?
-A mí no me corresponde como presidente de una compañía con operaciones globales, referirme a los dichos del Presidente de la República de Chile. Ahora, lo que sí te puedo decir es que en un clima de polarización como el que tenemos en Chile en muchos ámbitos, frases como esa no ayudan.
-Han participado de la Comisión Presidencial para la Paz y Entendimiento creada por el Presidente Boric, ¿qué esperan de ella?
-Cuando se formó la Comisión lo dijimos y lo seguimos manteniendo: nos parece una iniciativa muy valiosa porque se logró conformar una comisión con un objetivo claro, con mucha transversalidad, en la que participa gente de muy diferentes visiones. Entiendo que hasta ahora han trabajado en bastante armonía. Nos convidaron a exponer a fines del año pasado, lo hicimos en un ambiente muy grato. Fuimos tratados de la mejor manera, nos dieron el tiempo para exponer.
-¿Y qué esperan?
-Tenemos mucha esperanza en que esta comisión pueda encaminar algunas propuestas que permitan resolver este problema o abordarlo.
-¿A qué se debe que hayan menos atentados en La Araucanía?
-La estadística que nosotros tenemos del 2023, hablan de un menor número de atentados que el 2022, pero en aquellos que se han producido han sido más violentos. Y además sigue siendo en medio de un estado de excepción, con presencia de las Fuerzas Armadas, no es lo natural. Hace una semana atrás intentaron quemar un bus con los pasajeros adentro y yo no sé si eso es una cosa que uno puede considerar normal. Pero efectivamente yo tengo que decir que con la presencia de las Fuerzas Armadas y de Carabineros y la actitud del Gobierno, desde hace 18 meses, ha contribuido a que haya estadísticamente menos atentados.
"Hemos visto en los primeros meses del año precios de celulosa un poquito más altos de lo que pensábamos, y por lo tanto creemos que vamos a tener un año mejor"
-¿Cuáles son sus proyecciones para CMPC en los distintos negocios en que participan: celulosa, Softys, biopackaging? ¿Cómo están viendo el año?
-El año pasado fue relativamente más difícil porque tuvimos precios de celulosa deprimido. Hemos visto en los primeros meses del año precios de celulosa un poquito más altos de lo que pensábamos en nuestro presupuesto, y por lo tanto creemos que vamos a tener un año mejor. Y en el negocio de Softys, vamos a tener un año un poquito más difícil porque la celulosa está más cara y la celulosa es un insumo para Softys. Pero creo que la compensación de esto va a venir por el lado de que vamos a consolidar las inversiones que hemos hecho recientemente en Brasil y en México, y ahí está puesto nuestro esfuerzo. Tenemos la ilusión de que eso va a redundar en mejores resultados para la compañía el año 2024.
-Al mirar el Ebitda de la empresa, el área más importante es celulosa (sobre US$800 millones), seguido de Softys (unos US$500 millones) y Biopackaging (en torno a US$ 100 millones), ¿ve que esa composición cambie algún día para Empresas CMPC?
-No hacemos proyecciones. Es difícil que con esta estructura de producción que Softys sea mayor que celulosa. Porque recuerda que esos US$800 millones del año pasado son con precios de la celulosa bien deprimidos. Pero lo que nosotros sí aspiramos es a que el negocio de consumo masivo tenga una importancia en el futuro mayor que la que ha tenido en el pasado.
-Según un artículo de El Mostrador, pronto debiera conocerse el fallo de la Corte Suprema, en donde la Papelera Cerrillos acusa que su quiebra se debió a la colusión que entre ustedes y SCA Chile, y piden una indemnización. ¿Qué esperan de ese fallo?
-Esperamos que se confirme lo que dijo el organismo competente de libre mercado. Eso es lo que esperamos.
-Es decir, que ustedes no tienen responsabilidad en su quiebra.
-Así es.