La política y las empresas, el debate que abrieron Juan Ignacio Eyzaguirre y Pablo Halpern
El intercambio de columnas entre el director del Centro de Reputación Corporativa del ESE Business School de la Universidad de Los Andes y el vicepresidente ejecutivo de Nexans, reflejan que el debate sobre el rol de la empresa es hoy una conversación que está lejos de cerrarse.
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“La voz de los empresarios”, tituló su columna Pablo Halpern, publicada hace algunos días en El Mercurio. En ella el director del Centro de Reputación Corporativa del ESE Business de la Universidad de los Andes destaca que, a diferencia de lo ocurrido durante los procesos constituyentes realizados en Chile, los empresarios, dueños de los principales conglomerados del país, están empezando a tomar posiciones en temas políticos, un camino que varias multinacionales ya llevan recorrido.
Así lo evidencian, dice, las últimas memorias anuales de diversas compañías en las que se habla de inestabilidad institucional, aumento de la pobreza, la reforma a las pensiones y la salud y los problemas de seguridad pública, entre otros temas de interés público.
Halpern explica que es un fenómeno que tiene varias explicaciones, desde la convicción de los accionistas por promover ciertas políticas, hasta por las exigencias de consumidores, colaboradores, inversionistas o por la necesidad de influir en legislaciones que podría afectar sus industrias. Como sea, el exasesor de los gobiernos de Frei y Bachelet, aplaude esta decisión que, a su juicio, es positiva y aporta en la generación de confianza y a un mayor diálogo.
Juan Ignacio Eyzaguirre
"No se trata de que las empresas participen en temas públicos porque sí, sino en aquellos que sean atingentes a su propósito"
Pablo Halpern
"Para bien o para mal, las expectativas sobre el rol de las empresas y el prisma con el que se las evalúa han cambiado en las últimas décadas"
Las palabras del comunicador tuvieron eco. El vicepresidente ejecutivo de Nexans, Juan Ignacio Eyzaguirre, autor del libro Despropósito, -en el que sostiene que las empresas están hoy tironeadas entre demandas para salvar el planeta y promover la inclusión y la diversidad, lo que genera confusión sobre su rol en la sociedad-, decidió contestar. En otra columna, publicada en el mismo medio, plantea que muchas compañías que han optado por el camino de tomar posiciones políticas sobre ciertos temas, han debido revertirlo tras constatar que se alejaban de su labor principal. Y cita casos como el de Danone, cuyo CEO, que promovía políticas en contra de la desigualdad y la biodiversidad, fue despedido tras perder participación de mercado.
El debate sobre el rol de la empresa está abierto. Es una discusión que puso sobre la mesa en 2019 Larry Fink, el fundador de Blackrock, una de las principales gestoras de inversiones del mundo, cuando habló del propósito empresarial y la necesidad de que las firmas privadas tomaran el liderazgo en las grandes conversaciones globales. Sin embargo, ha pasado agua bajo el puente durante estos cinco años. Tanto así que la sigla ESG, que hace referencia a los indicadores de sostenibilidad Económica, Social y de Gobiernos Corporativos que deben seguir las corporaciones, y que era el criterio que supuestamente guiaría el actuar de las empresas hacia su propósito final, está hoy en entredicho. El mismo Larry Fink (CEO de BlackRock) señaló en 2023 que había decidido dejar de usar la palabra ESG porque se había convertido “en un arma tanto por parte de la extrema izquierda como de la extrema derecha”. Aunque la gestora no ha abandonado su interés de promover inversiones con fines sostenibles.
Halpern vs Eyzaguirre
En Chile, donde las empresas y los empresarios no solían hacer públicas sus opiniones y menos tomar partido de manera activa frente a temas políticos, hay vientos de cambio. Es ahí donde se enmarca el debate entre Halpern y Eyzaguirre, que continúa en estas páginas.
Consultado por Señal DF, el doctor en Comunicaciones de la Universidad de Pennsylvania, se manifiesta de acuerdo con el autor de Despropósito en el sentido de que el rol de las compañías es la producción eficiente de bienes y servicios, la creación de empleos, la innovación y los retornos financieros, entre otros. El problema, dice, “es que hoy la sociedad espera más de las empresas”.
Y cita dos estudios que avalan su tesis: uno publicado en Harvard Business Review, escrito por la académica Scott Van Voorhis, que muestra que empleados y consumidores esperan que las empresas se involucren en asuntos sociales y políticos, y que, particularmente, los jóvenes prefieren trabajar en aquellas que lo hacen; y el barómetro de confianza de Edelman cuyos resultados son sustantivos en esta materia. “El 86% de los encuestados en diversos países del mundo esperan que las empresas aborden problemas políticos, digan verdades duras y se hagan cargo de asuntos que trascienden sus negocios. Este mismo estudio, que encuestó a 36.000 personas en 28 países, encontró que dos tercios de los empleados consideran que sus empresas deben adoptar posturas públicas sobre problemas sociales que van más allá de su giro”, explica.
Para bien o para mal, agrega Halpern, “las expectativas sobre el rol de las empresas y el prisma con el que se las evalúa han cambiado en las últimas décadas, y con estos cambios también su rol”, aunque aclara que no aboga por convertir a las empresas en activistas políticos.
Eyzaguirre, está de acuerdo en que el activismo político debe dejarse fuera, pero va más allá. Considera que también a la hora de fijar posturas sobre temas de interés público las empresas deben discriminar entre aquellos que tienen que ver con su negocio o industria y los que no. “Estoy de acuerdo en el diagnóstico de que hoy las empresas están tironeadas en varias direcciones, pero creo que la diferencia con Pablo radica en que no se trata de que las empresas participen en temas públicos porque sí, sino en aquellos que sean atingentes a su propósito, es decir al problema que están resolviendo a la sociedad a través de su negocio”, explica.
Es una línea sutil, agrega, que hoy aqueja a directores y gerentes sobre qué posturas de interés público serán empujadas por la empresa. “Cuando Pablo dice que es bueno que hablen más, digo cuidado, las empresas no son personas, es bueno que se manifiesten en temas públicos que tienen que ver con su propósito, pero cuando se meten en temas con los que no tienen vínculos, generalmente se meten en problemas y por buenas razones”, afirma.