Cortes de luz en Santiago, los seis puntos pendientes de revisar de la red de distribución eléctrica
Árboles añosos, falta de cuadrillas, cambio climático, electrificación del consumo y fragilidad de las redes, son algunas de las razones que explican los cortes de suministro energético de las últimas semanas.
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Los cortes de luz de las últimas semanas, que afectaron a más de 200 mil usuarios en la Región Metropolitana, revivieron una antigua conversación en el mundo eléctrico: la calidad de la red de distribución eléctrica que existe en Chile y en particular en Santiago.
Se trata de un debate que se viene extendiendo desde hace varios años y que hoy vuelve a estar en primera plana, no solo por los cortes, sino también en el contexto de la crisis climática y en medio del proceso de transición energética.
Para los expertos, la actual regulación que existe en el país, que data de 1980, ha quedado obsoleta frente a estos nuevos desafíos. Y advierten que se requieren modificaciones legales para lograr avanzar hacia una red de distribución más resiliente.
Detrás de los cortes de luz hay varias explicaciones que tienen que ver con la fragilidad de las redes, la demora en actuar de algunas empresas distribuidoras, el bajo porcentaje de redes soterradas, la caída de árboles y el sobreconsumo que se produce en los días de mayor frío, cuando las personas aumentan su demanda de energía para calefaccionar sus casas. Pero, en medio de la discusión para buscar responsabilidades y compensaciones a los clientes afectados, está también un debate de más largo plazo sobre el tipo de red que tiene Chile, las mejoras que requiere y los incentivos para esas inversiones.
Aquí analizamos los seis puntos críticos del sistema.
1 La necesidad de cambios regulatorios ¿El fin de la empresa modelo?
La ley que en 2019 congeló las tarifas de servicios básicos en Chile, prometió presentar una reforma estructural a la distribución eléctrica en el plazo de un año. Es una promesa que no se cumplió y que hoy, cuando ya se visualiza una normalización de las tarifas tras la aprobación de la ley de Estabilización Tarifaria, vuelve a ponerse sobre la mesa.
Hay consenso en la industria eléctrica, y también entre las autoridades del sector, que la regulación de las tarifas hoy está obsoleta. Es un sistema que cumplió su objetivo en sus primeros años cuando lo que se buscaba era el crecimiento de las redes, pero hoy que la clave es la calidad de éstas, ya no está cumpliendo su propósito.
Hoy, las tarifas eléctricas se calculan cada cuatro años en base a una empresa modelo, un diseño que busca de manera ficticia simular la forma más eficiente de operar de una compañía distribuidora. El problema, advierten los expertos, es que este modelo no se ajusta a la realidad de las firmas, no considera su historia y no toma en cuenta todas las inversiones realizadas para entregar el servicio. Para Rosa Serrano, exdirectora de estudios y regulación de Empresas Eléctricas y experta en distribución, “se requiere un cambio de paradigma y avanzar hacia un esquema que permita reconocer inversiones que realmente se necesitan, en forma eficiente”. A su juicio, en Chile existe “una deuda en la calidad de servicio”, por lo que se debiese avanzar hacia un esquema que reconozca las inversiones eficientes que la empresa distribuidora debe hacer para alcanzar los niveles óptimos de calidad. “En otros países hay un reconocimiento de los activos eficientes para calcular esas tarifas. Necesitamos replantearnos cuáles son los recursos con los que van a contar las empresas para poder hacer nuevas inversiones”, explica.
Lo mismo postulan desde la industria. “La ciudadanía merece una mejor calidad de suministro eléctrico. Hace 40 años que esta regulación no se cambia, pero los desafíos que estamos enfrentando ahora hacen importante una modificación. Resulta importante realizar las modificaciones normativas necesarias para adaptar las redes a una nueva realidad climática y de electrificación”, señala Víctor Tavera, gerente de distribución de Enel.
El ejecutivo agrega que la actual regulación no entrega certezas a las empresas de que las inversiones que realicen serán remuneradas.
Al respecto, el ministro de Energía, Diego Pardow, plantea que la reforma a la distribución “debe encontrar una ventana de oportunidad para que un cambio de esta envergadura tenga la viabilidad política necesaria”. Asimismo dice que desde el ministerio están dispuestos a avanzar en esa línea, pero advierte que esto no puede desviar el foco de dos cosas: “la cantidad de cuadrillas que las empresas de distribución de energía deben desplegar en las contingencias y que garantice el cumplimiento de la normativa vigente y la adecuada implementación de la Ley de Estabilización Tarifaria que incluye un subsidio para familias vulnerables y que permitirá, precisamente, ordenar los flujos financieros”.
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2 80% de redes aéreas y el costo de soterrar
El 80% de la red de distribución eléctrica de la zona de concesión de Enel Distribución en Santiago, es aérea, es decir está sujeta a postes de alumbrado. Es una realidad que la deja expuesta a fenómenos climáticos, choques y caída de árboles, pero también a conexiones clandestinas y robo de cables.
Desde hace años, en Chile se viene hablando de la necesidad de soterrar la red eléctrica, lo que ha ocurrido principalmente en sectores de la zona oriente de la capital. Pero el costo es alto, se calcula que unas siete o diez veces el valor de levantar tendidos por la vía aérea, y la gran pregunta es quién lo paga. Según un estudio del Ministerio de Energía en 2019, para una cuenta de luz tipo de 180 kWh, la tarifa total aérea sería de $ 19.680, y la misma, pero soterrada agregaría unos $ 1.124 más en la cuenta.
3 Cuando los árboles botan los cables
Según un estudio de la Universidad de Santiago, un 40% de los árboles de la capital están viejos, enfermos y secos. Es un fenómeno provocado por la extensa sequía que afecta al país, que ha deteriorado los suelos, debilitado las raíces y sus ramas y que ha hecho que sean más susceptibles de caer y generar efectos colaterales, como dañar el tendido eléctrico.
Fue lo que ocurrió en varios puntos de Región Metropolitana el pasado 7 de mayo, fenómeno que se repitió durante el temporal del pasado fin de semana.
Pero también, la cercanía de la vegetación con las líneas eléctricas puede ocasionar interrupciones del suministro. Por lo mismo, parte de las tareas que deben realizar las empresas de distribución es podar a tiempo aquellos árboles que interfieren con sus cables para evitar accidentes.
Es un tema que ha estado en la discusión por estos días entre las empresas eléctricas y los municipios, a fin de establecer responsabilidades en la mantención de la flora urbana.
4 Crisis climática: la nueva normalidad
Otro punto a considerar es la mayor cantidad de fenómenos climáticos asociados al calentamiento global. Es una realidad que trae desafíos importantes para las redes de electricidad aéreas.
Los vientos, lluvias, inundaciones e incendios hacen cada vez más frágiles los tendidos eléctricos. “Ciertos eventos climáticos empiezan a hacerse más intensos en términos de frecuencia y magnitud, por lo mismo es importante que los sistemas eléctricos estén diseñados pensando que no son eventos esporádicos sino que es una nueva normalidad”, advierte Rosa Serrano.
Es parte del debate sobre las inversiones que debe realizar la industria para construir redes de distribución más resilientes.
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5 Medidores inteligentes y el debate de las cuadrillas
Tal como está diseñado el sistema de electricidad hoy en Chile, cada vez que ocurre un corte de luz, las personas deben dar aviso a la empresa distribuidora para que repare y reponga el servicio. Las empresas no cuentan con información en línea que les permita identificar las fallas en el suministro por su cuenta. Desde la industria, señalan que es un problema que podría solucionarse con medidores inteligentes, pero el costo de su instalación es alto.
Esa fue la razón por la que en 2018 fracasó una iniciativa que buscaba modernizar el sistema a través de estos aparatos, que debía ser solventado por los clientes. Para reparar sus redes, las empresas distribuidoras envían a grupos de técnicos, denominados cuadrillas. El problema es que éstas deben multiplicarse por diez en caso que se generen fenómenos climáticos adversos, como los ocurridos durante mayo, para cumplir los estándares de calidad de servicio exigidos. De lo contrario, se exponen a multas de hasta 10 mil Unidades Tributarias Anuales (unos $ 7.850 millones) y compensaciones a sus clientes. La regulación establece que un cliente no puede estar más de nueve horas sin luz, de lo contrario deberá ser compensado por la distribuidora.
Desde la industria consideran que el costo de aumentar las cuadrillas afecta sus presupuestos y que tampoco es un ítem que esté incluido en sus tarifas.
Rodrigo Castillo, ex director ejecutivo de Empresas Eléctricas, explica que “la tarifa eléctrica está calculada para el nivel de atención promedio, que es cuando no hay eventos climáticos de magnitud, pero en un fin de semana como el pasado necesitas en proporción del orden de 10 veces el número de cuadrillas, pero la tarifa solo te paga el número de la normalidad”.
6 Transición energética: un país que se electrifica
Así como la crisis climática trae desafíos a la red eléctrica, las mitigaciones también lo hacen.
El actual proceso de transición energética en que está enfrascado Chile y que busca reemplazar las energías fósiles por renovables, implica que cada día más clientes opten por la electricidad como insumo energético ya sea para cocinar, tener agua caliente, calefaccionar e incluso para transportarse.
En materia de generación Chile se ubica en una posición de adelanto a nivel mundial: según el último reporte del Coordinador Eléctrico Nacional (CEN) la matriz renovable ya alcanza el 41% del total de energía producida en Chile. Sin embargo, la red de distribución se está quedando atrás frente a estos nuevos desafíos.
Lo advierte Víctor Tavera, de Enel, quien dice que las innovaciones en materia energética necesitarán de una red mucho más sólida. “El fenómeno de la generación distribuida a futuro va a ser más masivo y las redes tienen que estar preparadas para recibir esa energía. En paralelo, el consumo de un auto eléctrico es equivalente al consumo de una casa, si se masifica tendremos mucho impacto en la red”, señala el ejecutivo. Y coincide con él Rosa Serrano, quien afirma que “en el actual escenario de transición energética y descarbonización hay una necesidad de introducir una mayor digitalización a la red para que las personas puedan calcular su consumo de energía”. Son debates que deben abrirse, dice, junto con la revisión del esquema tarifario, “para poder tener una conversación honesta sobre los esfuerzos que se requieren para mejorar la calidad de servicio”.