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El mundo debería estar agradecido con Ben Bernanke

Martin Wolf entrevistó al ex presidente de la Reserva Federal.

Por: | Publicado: Lunes 26 de octubre de 2015 a las 04:00 hrs.
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La cita es en el restaurante de carne y marisco McCormic&Schmick en Chicago. Cuando llego, Ben Bernanke, de 61 años, está esperándome. Me he reunido con él a menudo desde que se convirtió en gobernador de la Reserva Federal estadounidense en 2002. Sigue siendo académico reflexivo y preciso. Fue una feliz casualidad que este erudito, conocido por su trabajo sobre la Gran Depresión fuera presidente del banco central de EEUU durante la mayor crisis financiera desde la década de los ’30. Su nuevo libro, “The Courage to Act” (“El valor para actuar”), provee un fascinante registro del esfuerzo para salvar al mundo de otra catástrofe.

Empiezo preguntándole cuánto tiempo durará la gira promocional del libro. “Casi todo un mes”, responde. Pregunto si se sentirá encantado cuando termine. “Absolutamente”, concuerda. ¿Y qué va a hacer después? Bernanke desgrana una impresionante lista de conferencias académicas. Mientras, tiene su base en la Brookings Institution, un think-tank de tendencia centrista con sede en Washington.

Le preguntó cuánto tiempo se tomó para recuperarse después de dejar la Fed el año pasado. “Unas 24 horas”, responde. “Alivio es una palabra un poco fuerte pero estoy muy feliz de ser un civil de nuevo. Sigo de cerca lo que pasa en la economía, lo que ocurre en la Fed. Pero no tengo la responsabilidad de tomar esas decisiones difíciles. Eso era una carga”. ¿Desea aconsejar a sus sucesores? “No, no. Tengo mucha confianza en ellos y estoy seguro de que tomarán buenas decisiones”.

Le pregunto por la hostilidad hacia la idea misma de un banco central en EEUU. “Una de las funciones clave de la Reserva Federal es la de actuar con rapidez y de forma proactiva cuando el proceso legislativo es demasiado lento. Y la Fed se creó originalmente para afrontar los momentos de pánico financiero, no para hacer política monetaria. Así que es parte del puesto de trabajo”.

“Dicho esto, la hostilidad me preocupa. Me esforcé todo lo posible para que nuestro argumento llegara a un público más amplio. Me gustaría poder haber hecho más. Tal vez, en retrospectiva, debería haber hecho más. Pero estaba muy ocupado en tratar de apagar el fuego”.

Los críticos con la Fed

Muchos críticos se quejan de que la Reserva Federal salvó a los ricos y a los banqueros pero dejó que la gente ordinaria se ahogara. ¿Qué respondió? “El aumento de la desigualdad es un tema importante para EEUU”, dice, “pero es una tendencia de largo plazo que se remonta al menos a la década de los ’70. Y la idea de que la Fed ha enriquecido de alguna manera a los ricos mediante el aumento de precios de los activos en realidad no se sostiene, por un par de razones: una es que la Fed básicamente ha devuelvo el precio de los activos a su tendencia; la otra es que la razón por la que el precio de las acciones es alto se debe a que los rendimientos son bajos”.

Bernanke continúa, calentando su argumento: “Si la gente está descontenta con los efectos de las bajas tasas de interés, deben presionar al Congreso a que haga más por el lado fiscal y así tener una combinación de políticas monetaria y fiscal menos desequilibrada”.

Añado que muchos críticos siguen esperando hiperinflación al día de hoy. “Bueno, estábamos bastante seguros desde el principio de que no habría problema con la inflación. Y, por su puesto, el mayor problema ha sido llevar inflación hacia el objetivo”.

Apunto que tenemos que reconocer que ni él ni la Fed esperaban tal debacle. ¿Reside la culpa de estos errores en la política monetaria previa a la crisis, en particular la determinación de un objetivo de inflación, con la que él está fuertemente asociado? ¿Acaso no se han mantenido las tasas de interés demasiado bajas por un periodo muy largo a principios de los 2000?

“La primera parte de la respuesta es preguntar si la política monetaria fue, de hecho, una importante contribución a la burbuja inmobiliaria y a todo lo que pasó. Los estudios serios que lo analizan no consideran que ese sea el caso. Gente como Bob Shiller (premio Nobel que actualmente se desempeña como profesor de economía en la universidad de Yale), que cuenta con gran credibilidad en este tema, dice que: no era la política monetaria en absoluto; se trataba de una manía, un fenómeno psicológico, que despegó desde el boom tecnológico y se desplazó a la vivienda”.

Bernanke continúa: “El segundo argumento general es que, si bien creo que la Fed tuvo cierta complicidad, no fue tanto en la política monetaria como, junto con otros reguladores, en no restringir el crédito hipotecario malo y asumir excesivos riesgos que permearon en el sistema. Esto, junto con las vulnerabilidades estructurales en los mercados de financiamiento, llevó al pánico”.

Por tanto, la culpa es de una regulación laxa. ¿Se ha solucionado el problema? “Creo que es algo en curso”, responde. “No se puede esperar identificar todas las vulnerabilidades por adelantado. Todo lo que se puede hacer para que el sistema sea más resiliente es ser útil. Creo, si tuviera que elegir un solo cambio que nos ha movido en la dirección correcta, sería el incremento del capital en los principales bancos, lo que significa que son más resistentes a las crisis”.

Algunos argumentan que el sector financiero está plagado de incentivos perversos: responsabilidad limitada, apalancamiento excesivo, bancos “demasiado grandes para quebrar”, y una serie de garantías explícitas e implícitas. ¿Hasta dónde está de acuerdo? “Creo que hubo, por razones racionales o irracionales, un aumento en la toma de riesgos. Y si alguien está tomando riesgos, entonces el resto debe tomar los mismos riesgos, o de lo contrario se quedaría atrás”.

¿Cuánto capital debería haber en los bancos? Algunos economistas -Anat Admati de la Universidad de Stanford, por ejemplo- piensan que debería ser el 20% de los activos o incluso la tercera parte.

“Tim Geithner estaba muy a favor de más capital”, responde. “Ciertamente, yo estaba a favor de más capital. Creo que hicimos un gran progreso. Sin embargo, se trata de debates y decisiones internacionales. Otros países eran menos partidarios de añadir capital. Pero yo no lo haría por un número arbitrario. Lo que yo haría es una prueba de esfuerzo, porque la cantidad de capital se que debe tener depende de la clase de activos y el tipo de negocios que se tiene”.

Le pregunto si él está seguro que la mejora en la resiliencia de los bancos es adecuada. “Sería tonto decir que todo va a estar bien, ya sea porque está bien, en cuyo caso nadie se acuerda de tu predicción, o porque algo puede suceder, y luego…”. Ellos recuerdan su predicción, interrumpo.

Bernanke continúa: “Mi mentor, Dale Jorgenson (de Harvard), solía decir -y Larry Summers solía decir esto, también- que, ´si nunca pierdes un avión, estás perdiendo demasiado tiempo en los aeropuertos´. Si descartas cualquier posibilidad de cualquier tipo de crisis financiera, entonces es probable que estés reduciendo el riesgo demasiado, en términos de crecimiento e innovación en la economía”.

La camarera nos pregunta si nos gustaría algo más. Yo ordeno un espresso doble. Bernanke pide té. Nuestro tiempo está llegando a su fin. ¿Qué pasa con la idea de que si los bancos centrales van a expandir sus balances tanto, sería más efectivo entregar el dinero directamente a las personas en lugar de operar a través de los mercados de activos?

Habiéndose ganado el apodo de “Helicóptero Ben” (lanzar dinero desde un helicóptero), es muy consciente de esta idea. Pero responde diciendo: “Bueno, no tiene que ser puesto en una forma tan desagradable. Creo que la combinación de recortes de impuestos y flexibilización cuantitativa está muy cerca de ser la misma cosa”.

Mientras pagamos la cuenta pregunto si cree que es realmente posible regular los complejos megabancos globales de la actualidad. “Sí”, responde. “La Reserva Federal se movió recientemente en la dirección de mejorar la supervisión de las filiales extranjeras y bancos extranjeros que se encuentran en Estados Unidos. Así que hay algo de movimiento hacia el llamado tratamiento nacional.

“Los bancos se quejan de que eso va a balcanizar los mercados de capitales. Pero como Mervyn King (ex gobernador del Banco de Inglaterra) dijo muy bien, los bancos viven globalmente y mueren localmente. Así que, por esa razón si no otra, los reguladores miran las filiales de empresas extranjeras, así como a sus propias empresas nacionales”.

Hago, finalmente, quizás la pregunta más importante acerca de la crisis. ¿Podrían haber evitado la quiebra de Lehman en septiembre de 2008? “No”, responde con firmeza. “Fue completamente inevitable. Sin un comprador, no había nadie para garantizar sus pasivos. Nadie les prestaría. Hubo una huida de todos los acreedores, todas las contrapartes, todos los clientes. Y si les hubiéramos hecho un préstamo y de alguna manera conjurado algunas garantías falsas, en violación de la ley, habríamos terminado siendo dueños de la empresa, y habría sido una empresa inviable”.

Bajo la presidencia de Bernanke, la Fed, a pesar de los errores previos a la crisis, ayudó a salvar a EEUU y al mundo de un desastre. La humanidad debería estar agradecida, pensé al salir.F

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