China impuso aranceles de represalia a Estados Unidos, dijo el domingo su embajada en Washington, lo que afecta a bienes por un valor de aproximadamente US$ 14 mil millones y frustra las esperanzas de que se pudiera evitar una guerra comercial entre las dos economías más grandes del mundo.
Beijing anunció los aranceles la semana pasada en respuesta a la decisión de Estados Unidos de imponer un impuesto adicional del 10% a los productos chinos, lo que el presidente estadounidense Donald Trump calificó como una “salva de apertura” en una renovada ofensiva comercial contra China.
En comparación con los aranceles generales de Estados Unidos, las medidas de China —que apuntan a las exportaciones estadounidenses de gas natural licuado, carbón, petróleo crudo y equipos agrícolas, así como algunos productos automotrices con gravámenes del 10 al 15%— fueron vistas como una forma de crear espacio para negociaciones destinadas a evitar un amplio conflicto comercial.
Pero para la fecha límite del domingo no había noticias de un acuerdo y la embajada de China en Washington dijo que los aranceles entraron en vigor a las 12.01 a. m., hora de Beijing, del lunes (11.01 a. m. del domingo en Washington DC).
La semana pasada, Pekín también anunció una investigación antimonopolio sobre Google, cuyo motor de búsqueda está bloqueado en China, y sobre Illumina, una empresa de biotecnología estadounidense. Además, incluyó en la lista negra al holding de las marcas de ropa estadounidenses Calvin Klein y Tommy Hilfiger.
China ha reafirmado su control sobre la cadena de suministro de tierras raras al restringir las exportaciones a Estados Unidos de cinco metales esenciales utilizados en industrias relacionadas con la defensa, paneles solares, baterías para vehículos eléctricos y otros productos de energía verde. China produce alrededor del 60% de las tierras raras del mundo y representa el 90% del procesamiento en la industria.
Los mercados financieros inicialmente habían esperado que Trump siguiera con China la misma estrategia que con Canadá y México (contra los que también anunció aranceles), pero luego les dio un aplazamiento de un mes tras conversaciones de último momento con sus líderes.
Trump había sugerido que hablaría con el presidente chino, Xi Jinping, pero luego dijo que no tenía “prisa” en hacerlo.
Los expertos han sugerido que Beijing podría haberse opuesto a las tácticas de Trump , anunciando los aranceles sólo dos días antes de que entraran en vigor y antes de acercarse a los funcionarios chinos para negociar.
Trump ha acusado a China, junto con México y Canadá, de no frenar el flujo del mortal opioide fentanilo hacia Estados Unidos.
También ha ordenado al Representante Comercial de Estados Unidos que investigue el cumplimiento por parte de China de la primera fase del acuerdo comercial que selló con China en 2020 durante su primer mandato en la Casa Blanca, en virtud del cual Pekín acordó comprar más productos estadounidenses.
Está previsto que la USTR informe los resultados de la investigación el 1 de abril, momento en el que podría producirse otro enfrentamiento, dijeron analistas.
Pekín ha tomado algunas medidas para frenar el flujo de ingredientes para el fentanilo —conocidos como precursores químicos— desde una cumbre en San Francisco a fines de 2023 en la que participaron el entonces presidente estadounidense Joe Biden y Xi. Pero la administración Trump acusa a Pekín de subsidiar a las empresas chinas que fabrican los precursores.
La relación comercial entre Estados Unidos y China ha dado forma a las economías de ambos países en las últimas décadas.
Pero la participación de China en las importaciones totales de Estados Unidos ha caído notablemente desde que Trump introdujo aranceles durante su primer mandato, lo que lleva a algunos analistas a sugerir que Beijing puede estar mejor posicionada esta vez para soportar las medidas del presidente.
Frederic Neumann, economista jefe para Asia de HSBC, dijo que muchas empresas chinas podrían soportar un arancel del 10 por ciento sobre sus productos, dado que los precios de exportación del país habían disminuido mucho más que los de los productores rivales en los últimos dos años.
“Si solo se aplicara un arancel del 10% a China y no se aplicara más, creo que muchos inversores dormirían más tranquilos”, añadió. “La gran preocupación, por supuesto, es que esto sea el preludio de posibles restricciones comerciales mayores”.