Las elecciones de Polonia han sido un bandazo decisivo hacia la derecha que, según las encuestas, han borrado a los partidos socialdemócratas de izquierda del mapa político y han traído de vuelta al parlamento más conservador de Europa.
Desconfiado de Bruselas, con sospechas del capital extranjero y adoptando una agenda social arraigada en el catolicismo conservador, los ultraconservadores Ley y Justicia (PiS) ganaron de nuevo el control de la sexta economía de la Unión Europea después de ocho años de gobierno centrista.
"Hemos comenzado un nuevo ciclo, un tiempo de trabajo", dijo Jaroslaw Kaczynski, el veterano líder del partido a los militantes. Kaczynski ha nominado a Beata Szylo para ser primera ministra, aunque se espera que siga manteniendo su autoridad tras bambalinas.
La vuelta de PiS, que gobernó entre 2005 y 2007, plantea algunas dificultades para Bruselas, que se había mantenido en buenos términos con la administración saliente, a la que los funcionarios veían como una poderosa voz de progreso en Europa oriental.
Kaczynski, que ha condenado la decisión de Varsovia de aceptar refugiados y ha dicho que traerán enfermedades a Europa,tiene también una historia accidentada con la canciller alemana Angela Merkel, y es un crítico feroz de Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo y ex primer ministro polaco.
"PiS quiere que Polonia tenga más soberanía en Europa, más independencia en política, pero también más efectividad y éxito", dijo Michal Szułdrzynski, editor de política del diario Rzeczpospolita. "Le gustaría parecer más agresivo con Bruselas y está muy interesado en una victoria temprana y espectacular, como un fuerte 'No' a la política climática común de la UE, por ejemplo".
Los resultados oficiales se esperan para hoy, pero las encuestas pronostican que PiS ganará el 38% de los votos, suficientes para una mayoría pequeña, la primera para cualquier partido en la Polonia democrática.
"Es una victoria clara", dijo Wawrzyniec Smoczynski, director de Polityka Insight, un think-tank con base en Varsovia. "Es lo más parecido a un triunfo aplastante en la política polaca".
El gobernante Plataforma Cívica, fundado por Tusk, esperaba obtener el 24% de los votos, después de que los votantes descontentos, que sentían que no se habían beneficiado del auge económico de la última década, abandonaran a los centristas en tropel.
Tusk tendrá la dura tarea de mantener a Polonia en los debates sobre crisis migratoria, cambio climático y política energética, mientras que las cálidas relaciones entre Varsovia y Berlín podrían enfriarse. Aunque se compromete a permanecer en la UE, PiS ha dicho que quiere recuperar poderes de Bruselas.
El conservador ha afirmado que se opondrá a cualquier propuesta para que Polonia acepte más refugiados, lo que complicaría los planes de la UE en este tema.
Para los conservadores de Reino Unido, la victoria es una bendición y una maldición. Aunque aliado en algunos temas, Polonia no apoyará la reducción de beneficios de los migrantes que pretende el gobierno ya que lo considera discriminatorio para la gran comunidad polaca en el país.
La batalla más inmediata en política energética son las minas de carbón deficitarias, donde los sindicatos son fuertes aliados de PiS. Para Bruselas, el gobierno sólo puede asignar dinero como parte de un plan de clausura, pero si el nuevo gobierno lo hace para mantenerlos abiertos se enfrentará a una dura batalla con el bloque.