El inversionista estadounidense Bernard
Madoff, quien cumple una condena de 150 años de cárcel por montar
una de las mayores estafas de la historia, trabaja siete horas al
día en el penal en el que está recluido, informó hoy el diario New York
Post.
Madoff, que ingresó el pasado 14 de julio en un centro
penitenciario dedica buena parte de
su jornada a trabajar en la sección de grabados de la cárcel, donde
empieza su jornada de ocho horas a las siete de la mañana acuñando
nombres en diferentes tipos de placas, según contó al diario el
familiar de otro reo del centro.
El que fuera presidente del Nasdaq y uno de los más reputados
asesores financieros de Estados Unidos tiene tiempo, además, para
unirse al resto de internos en el patio de la cárcel, quienes, según el Post, se
encuentran divididos ante la presencia de Madoff.
"Algunos de los presos hablaron de asustarlo un poco, solo para
conseguir un poco de atención", aseguró la fuente del rotativo, que,
sin embargo, contó que otros presos no tienen nada en contra de su
nuevo compañero y que incluso lo admiran por declararse culpable en
solitario e impedir que nadie más fuera inculpado por su estafa.
Madoff, quien ideó y mantuvo durante dos décadas un gigantesco
sistema piramidal con el que estafó por unos US$50.000 millones a miles de sus clientes.
La prisión de Butner figura en la lista de "las diez prisiones
más cómodas" del país, según uno de los famosos ránking elaborados
por Forbes, que destacó que la calidad de las instalaciones
sanitarias que tiene el penal lo hace ideal para reclusos con
problemas de salud.
En esa cárcel se encuentran otros presos muy conocidos, como,
entre otros, el clérigo Omar Abdel Rahman, responsable de los
atentados terroristas contra el World Trade Center de Nueva York en
1993, así como el fundador del operador de cable Adelphia
Communications, John Rigas, quien cumple condena por un fraude
multimillonario.