Tras el último "salto" que registró el dólar en el mercado chileno -ayer logró su máximo desde agosto de 2003 al cerrar en $ 702,1-, la idea de una intervención cambiaria va tomando fuerza en el mercado.
De hecho, BBVA analizó en un informe cuáles sería las alternativas que tendría el Banco Central de decidir intervenir el mercado cambiario, aunque advirtió que esta acción no forma parte de su escenario base.
Sin embargo, al situarse en un escenario de riesgo, ve una "zona de intervención" con un tipo de cambio sobre los $ 720 en el corto plazo.
El economista de la entidad, Cristóbal Gamboni, aclara que llegar a esos niveles no gatillará de manera inmediata una acción por parte del instituto emisor, sino que "lo determinante será con la velocidad que se llegue a ellos".
A esto, el economista Fernando Soto, agrega que jugará un papel importante cómo evolucione la volatilidad que actualmente experimentan los mercados en China y también la próxima reunión de la Reserva Federal en septiembre, en la que probablemente se tomará alguna decisión respecto a la inminente alza de tasas, especialmente al ritmo que se hará la normalización.
Por esto, en BBVA estiman que de existir intervención es difícil que el Central tome la decisión antes de septiembre, ya que creen que el país "debe contrar con flexibilidad cambiaria para enfrentar la volatilidad que va a generar el alza de tasas en Estados Unidos".
Las opciones
Una vez que el Central decida dar el paso a la intervención, viene lo más complicado: definir cómo se hará. Como explican Gamboni y Soto, todas las formas de intervención tienen costos y beneficios y por lo mismo, no descartan que al final el Central opte por un mix entre las alternativas posibles. "Vemos como estrategia con mejor combinación costo-beneficio la emisión de pagarés en USD de corto plazo, o variaciones a través de instrumentos derivados", plantea el informe, lo que según los economistas se podría combinar con un monto de intervención esterilizada (que mantiene invariable la base monetaria).
La última alternativa no está exenta de riesgos, ya que con el nivel actual de las reservas internacionales -que no superan los US$ 38.000 millones- se puede apuntar muy alto o muy bajo.
¿Qué implica esto? Si el monto es superior a la última intervención (US$ 12.000 millones) se corre el riesgo de "señalizar" escasas municiones para un nueva intervención. Y si es muy bajo, "puede no tener un impacto material en la paridad", dicen.
La apuesta de BBVA es una intervención por US$ 10.000 millones, que "cerraría el desalineamiento por aproximadamente 4% del tipo de cambio nominal". Asimismo, los expertos descartan acciones a través de la política monetaria. Como sostiene Gamboni, el Central no puede subir la tasa porque "va a golpear de manera contractiva la economía" y tampoco puede bajarla en el corto plazo al estar la inflación por sobre el rango meta. "De hacerlo, generaría una depreciación cambiaria adicional que inyectaría aún más inflación, justo lo que el Banco Central quiere contener", concluye.