Pulseras inteligentes: el prometedor gadget se hunde a medida que pasa la novedad
Empresa símbolo, Fitbit, intenta reestructurarse tras contracción de ventas. Otras, como Jawbone, abandonan el segmento.
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Fitbit, el fabricante de dispositivos inteligentes que alguna vez lideró el prometedor negocio de las pulseras inteligentes, está comenzando un 2017 complicado. En enero, anunció que despedirá a 110 empleados (cerca del 6% de su fuerza laboral), en la antesala de la publicación de sus resultados que, ya veía venir, estuvieron muy por debajo de las expectativas: los ingresos en el cuarto trimestre, que incluyen las ventas en Navidad, cayeron a
US$ 573,8 millones, por debajo de los US$ 580 millones que estimaba la compañía y de los US$ 736,4 millones que esperaban los analistas consultados por Bloomberg.
No sólo eso. Según un reporte de Cleveland Research, citado por la misma agencia, la empresa frenó la producción a mediados de diciembre, tras notar que sus dispositivos se estaban apilando en las tiendas.
Pero Fitbit no es la única en problemas. Garmin, conocida por sus sistemas de localización GPS para automóviles, también entró hace dos años a la competencia por las pulseras que miden el ritmo cardíaco, la presión, los pasos y los patrones de sueño. Hoy, ve reducirse las expectativas de crecimiento en su segmento fitness, mientras otra de las competidoras, Jawbone, decidió salir del sector y enfocarse en la venta de dispositivos médicos a hospitales y clínicas.
El mercado, además, muestra todos los signos de saturación, con la entrada de gigantes como Apple, Samsung, Nokia y la china Xiaomi que, además, vende sus productos a un precio menor. Hasta ahora, las grandes tecnológicas han sido capaces de apostar por la innovación respaldadas en sus ingresos por otros productos, pero el negocio de las pulseras inteligentes, que alguna vez prometió alcanzar cimas tan altas como las de los smartphones, enfrenta un futuro incierto.
Fitbit: una carrera sin dosificar
“Los fabricantes están nadando en productos y puede que no reciban el pago por todos los dispositivos que han elaborado, porque la demanda es demasiado débil”, señaló el analista de Cleveland Research Ben Bollin en una nota en enero, describiendo el complejo inicio de 2017 que registró Fitbit. “Hay preocupaciones por el lento inicio del año de Fitbit”, sentenció.
Fundada en 2007 por el surcoreano y ex alumno de Harvard James Park, quien hoy es su CEO, la empresa logró un rápido crecimiento a principios de la década, cuando la demanda mundial por los llamados wearables alcanzó su mayor ritmo de expansión. En 2013 vendió 4,5 millones de unidades y en 2014, el año en que se abrió a bolsa, logró más de 11 millones de ventas.
Pero su arremetida duró poco. Mientras en 2012 sus ingresos se cuadruplicaron en comparación con el año anterior, en 2016 el crecimiento fue de apenas 16% y, en el cuarto trimestre, se contrajo en comparación con el mismo período de 2015.
Detrás de su caída está la saturación –su participación de mercado cayó de 38% en 2014 a 26% en 2015– y sus intentos fallidos por reinventarse.
Este año, la compañía invertirá US$ 4 millones en reestructuración para retomar el crecimiento y sus principales ejecutivos, Park y el director de Tecnología, Eric Friedman, reducirán sus sueldos a US$ 1 millón al año para apoyar a la empresa.
Los pasos hacia el futuro
Con la demanda por dispositivos fitness a la baja, las empresas del sector intentan replantear el negocio hacia uno dedicado a la salud en general, que dependa menos de los consumidores individuales y venda productos a la industria de la salud en general. Pero mientras eso puede tardar años, las pulseras inteligentes buscan nuevas aplicaciones más allá de lo deportivo.
“Planeamos expandirnos hacia los relojes inteligentes”, dijo en una llamada de conferencia Park, tras presentar los decepcionantes resultados de la empresa en el cierre de 2016. “Mirando a todas las industrias de datos en términos de ventas, creemos que entrar a ese mercado duplicará nuestro mercado objetivo”, dijo.
El ejecutivo fue aún más ambicioso, al anunciar que la empresa está “estudiando el desarrollo de dispositivos más allá de las pulseras, para crear un ecosistema completo de productos que respalden el viaje del consumidor en salud y bienestar”.