Las teclas que debe tocar Chile para lograr un futuro donde el agua sea un factor de inclusión y desarrollo
Chile es un país altamente vulnerable al cambio climático y se enfrenta a escenarios complejos que ponen en riesgo la disponibilidad de agua ahora y para los próximos años. El llamado es a hacerse cargo del desafío como parte de la recuperación pospandemia.
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El aprovechamiento del agua en Chile ha sido fundamental en el desarrollo de industrias como la agricultura de riego, minería y generación hidroeléctrica. También ha sido clave en mejorar la calidad de vida y salud de la población, gracias a la provisión de servicios de agua potable y saneamiento.
Pero los avances de las últimas décadas corren riesgos: Chile es un país altamente vulnerable al fenómeno climático y se enfrenta a escenarios complejos que ponen en jaque la disponibilidad de agua en el presente y el futuro.
Por esto, el Banco Mundial decidió abordar el panorama del recurso hídrico en "Piezas para el Desarrollo", serie de notas de políticas públicas trabajadas con DF.
Malva Baskovich, especialista senior en Agua y Saneamiento del organismo internacional, explica que el agua tiene un rol primordial en el desarrollo económico de Chile, aún más en plena recuperación económica pospandemia. Se estima, de hecho, que el 20% del empleo total del país depende de la disponibilidad de agua, considerando trabajos indirectos asociados a la actividad agrícola y minera.
"La sequía en Chile no es transitoria", advierte Berenice Flores, especialista en Agua del BM.
Hace hincapié en que "lamentablemente, los modelos climáticos globales advierten que el estrés hídrico es un escenario recurrente, que el país debe abordar para limitar el impacto económico y social de esta escasez, tanto a corto como a largo plazo".
En este contexto, los desafíos abundan. El análisis plantea que múltiples y complejas vulnerabilidades, consecuencia del cambio climático y del elevado nivel de demandas, ponen en riesgo la seguridad hídrica: se estima que el requerimiento general subirá en un 4,5% a 2030.
También existen brechas en el acceso a servicios de agua y saneamiento adecuados a poblaciones rurales, semiconcentradas y dispersas. Además, los distintos actores institucionales del sistema nacional para la gestión de recursos hídricos están fragmentados y falta coordinación entre todos los usuarios a nivel de cuenca, lo que dificulta la articulación y la oportuna toma de decisiones.
Buena posición
Flores defiende que Chile es un país bien posicionado para promover la resiliencia del sector para hacer frente al impacto del cambio climático. También para disminuir la fragmentación institucional del sector, mejorar la eficiencia de los prestadores rurales de agua y saneamiento, y para promover un ambiente de cooperación en torno al agua.
El BM sugiere aumentar la resiliencia de los sistemas que abastecen agua para la población y las actividades económicas. Esto junto con modernizar integralmente de la infraestructura de distribución, y con desarrollar una estrategia que facilite el reúso de aguas servidas urbanas.
También se propone desarrollar sistemas de almacenamiento artificiales y naturales para la utilización de fuentes no convencionales de agua, y crear e implementar herramientas robustas de planeación para mejorar la priorización para la seguridad hídrica y resiliencia.
La entidad propone mejorar el manejo de información hídrica nacional a nivel de cuenca.
Apunta a fortalecer la eficiencia y resiliencia de los sistemas de agua potable, abastecimiento las zonas rurales con servicios de agua y saneamiento. Para esto plantea implementar la nueva política de Servicios Sanitarios Rurales, asegurar el abastecimiento de agua potable a la población aislada, mejorar la eficiencia financiera en la provisión de servicios de agua y saneamiento en el área rural y establecer un sistema de información del subsector rural.
Fortalecer la institucionalidad del agua es otra de las grandes metas. El banco recomienda promover la coordinación entre actores y avanzar en la implementación de un ente rector para el sector. Además, se habla de fortalecer las herramientas de planeación hídrica y gestión, así como las Organizaciones de Usuarios de Agua. Esto de la mano de fomentar la participación de todos los usuarios de agua en la toma de decisiones y mejorar la información sobre el agua.
Todas estas propuestas buscan contribuir a generar un cambio en la forma de abordar la crisis del agua en Chile, para hacerlo con un enfoque integral a través de la transición hídrica.
"Invertir en la mejora de las intervenciones sobre el agua es invertir en sociedades más sanas, más productivas y sostenibles. Esto conlleva a impactos positivos en todas las dimensiones del desarrollo, tanto en el corto y largo plazo, siendo cruciales para el bienestar del país", afirma el análisis.