Ministro Mario Marcel: “Esperamos que (la recesión) sea acotada. Ya se han acumulado todas las políticas orientadas a estabilizar la economía”
El economista señala que hay que estar “tranquilos” porque Chile comenzó el ajuste fiscal y monetario antes que otros países. Valora la intervención cambiaria realizada por el Banco Central.
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Días intensos acaba de dejar atrás el ministro de Hacienda, Mario Marcel. Y nada indica que bajará el ritmo. El lunes, junto con el Presidente de la República, Gabriel Boric, anunció medidas de apoyo a las familias, como un bono de invierno por $ 120 mil y extensiones en beneficios como el IFE Laboral y el subsidio “Protege”.
El martes actualizó el escenario macro en el Informe de Finanzas Públicas (IFP), que asume un mejor cierre fiscal 2022 (déficit efectivo en torno a 0% del PIB y estructural de 1,3%), pero a la vez un mayor deterioro del PIB en 2023.
El miércoles participó de la Reunión de Política Monetaria, donde el Banco Central decidió un alza de la tasa de interés, en 75 puntos base a 9,75%. Y el viernes cerró con el monitoreo de la intervención al mercado cambiario que dio a conocer el emisor la noche del jueves.
- ¿Qué le preocupa más de la actual coyuntura: la alta inflación o el bajo crecimiento?
- Lo más complejo de este escenario es que las presiones inflacionarias vienen de una acumulación de factores. Si se tratara solo inflación de demanda, la respuesta de política sería bastante obvia. Pero aquí tenemos cuatro factores.
Primero, el impulso de costos asociado a la salida de la pandemia, los aumentos de costo de transporte, los cuellos de botella en las cadenas de valor internacional. Segundo, el gran impulso al consumo y a la demanda interna que se produjo el año pasado, cuyos órdenes de magnitud fueron realmente sin precedentes. Tercero, aumentos de precios de materias primas derivados de la invasión de Rusia a Ucrania. Y, finalmente, este aumento del dólar, que tiene mucho de internacional, en lo más reciente por el proceso de normalización de la política monetaria en el mundo, lo que ha generado condiciones financieras mucho más restrictivas.
Algo que nos va a ayudar en los próximos meses es que, a diferencia de lo que está ocurriendo en Estados Unidos, en que la respuesta de la Reserva Federal fue muy tardía -recién en marzo de este año empezó a mover su política monetaria-, nosotros comenzamos a hacerlo en julio del año pasado, con lo que llevamos un año completo de ajustes, con un aumento acumulado de 925 puntos base en la tasa de interés.
Por otro lado, a pesar del enorme desequilibrio fiscal que tuvimos el año pasado, el reordenamiento de las finanzas públicas ha sido muy rápido y muy decidido.
- ¿La contracción de la economía es una condición necesaria para que la inflación caiga?
- Si uno cerró el año pasado con una economía sobrecalentada, ahora tiene que enfriar la economía para que se reduzcan las presiones inflacionarias. Por supuesto que hay que preocuparse de que ese ajuste no sea excesivo e identificar a los sectores que se pueden ver potencialmente más afectados, para tratar de apoyarlos.
- Claro, la teoría económica plantea eso, pero yendo a la realidad hay costos sociales.
- Hay que tener claro que la inflación es un problema que la gente siente muy directamente. No me cabe duda de que todo el deterioro que hemos tenido de percepción económica está en un 90% originado en la inflación. La inflación le duele a la gente, le duele al bolsillo y, por lo tanto, tiene que ser una preocupación de primer orden.
Segundo, uno tiene que preocuparse de no excederse en el ajuste. Esto no es fácil de calibrar, porque el desfase normal entre política macroeconómica y el comportamiento de la economía y luego de la inflación, es de varios meses. Entonces, uno tiene que ser capaz de ponderar lo que está haciendo ahora, junto al efecto que va a tener lo que hizo hace tres, cuatro o cinco meses atrás, sobre lo que ocurra en la economía en el futuro próximo.
- ¿Qué entiende usted por “sobreajustar” la economía?
- Tomar decisiones que depriman la economía más allá de lo necesario para contener la inflación en el mediano plazo. En esto, tanto la política monetaria como la política fiscal, ya desde hace más de 20 años vienen operando bajo un marco de mediano plazo en Chile. Es muy importante que mantengamos esa perspectiva, porque de lo contrario podemos someter a la economía a ajustes más allá de lo que se necesita, elevando los costos sociales.
- ¿Es inevitable una recesión en Chile en 2023?
- Si uno usa la definición técnica de recesión, de dos trimestres de caída consecutiva comparado con el trimestre anterior, es muy probable que ello ocurra este año.
Esto es compatible con un crecimiento de 1,6% este año y de -0,1% el próximo, porque este año la actividad viene de un nivel muy alto. Este mismo factor explica que aún si crecemos en cada trimestre del próximo año, podemos tener una variación levemente negativa anual.
- ¿Entonces el inicio de 2023 también va a ser malo, pero el final del año nos vamos a recuperar?
- Ya deberíamos haber tenido en el segundo trimestre un ajuste mayor que en el primero. Todavía nos falta el dato de junio, pero sobre todo el tercer trimestre va a ser particularmente débil. Y eso es, por lo demás, la razón por la cual resolvimos con el Presidente entregar este bono de invierno; porque vemos que este va a ser un trimestre bastante negativo por la combinación de alta inflación y actividad más débil.
- ¿Va a ser una recesión corta?
- Esperamos que sea acotada, porque ya se han acumulado todas las políticas macroeconómicas orientadas a estabilizar la economía. Además, hacia la última parte del año debería comenzar a moderarse la inflación.
- ¿Qué asume este escenario respecto al panorama internacional?
- Debemos tener claro que en economía los puntos de inflexión son particularmente complejos, porque significan que la economía pasa de una dinámica de expansión a una de contracción. ¿Hasta dónde va a llegar esa contracción y cuán profundo va a ser el ajuste? Es algo que no es muy fácil de vislumbrar cuando uno está recién en el punto de inflexión, que es lo que está pasando ahora en la economía mundial. El mercado está tratando de encontrar un equilibrio, por eso hemos visto lo que ha pasado con el dólar y el precio del cobre estos días.
La diferencia nuestra con otros países es que una parte muy importante de la tarea ya está hecha, empezamos antes el ajuste. Entonces, tiene que haber una ventaja de moverse o de actuar a tiempo, tenemos que estar también más tranquilos de que acá está hecha una parte importante del trabajo.
- ¿Cuánto espacio adicional de gasto tendrán para 2023 luego de la Operación Renta y el déficit casi cero que esperan para este año?
- La Operación Renta es reflejo de lo ocurrido el año anterior. Si tuvimos una recaudación mucho más positiva fue porque 2021 fue un año muy expansivo. Entonces, en 2023 vamos a tener una Operación Renta probablemente más débil, porque estará basada en lo ocurrido en 2022.
Tenemos que ser realistas respecto de eso e incorporar proyecciones de recaudación prudentes. Ahora, en la medida que hemos sido disciplinados en el manejo del gasto este año, efectivamente para el próximo año nos va a quedar un espacio de gasto algo mayor. De acuerdo a las cifras preliminares del IFP, esto podría generar un crecimiento del gasto del orden del 4% en 2023.
- ¿Le hace sentido el dólar a $ 1.000?
- Uno de los temas difíciles para interpretar lo que ocurre con el tipo de cambio es que en Chile arrastramos desde fines de 2019 más de $ 100 de depreciación de nuestra moneda. Eso es producto de la incertidumbre que partió con el estallido social, siguió durante el Covid-19 y el intenso ciclo electoral de 2021 y el proceso constitucional aún abierto. Es un componente idiosincrático de nuestra paridad cambiaria que está ahí presente durante más de dos años. Uno tendría que preguntarse si está pasando algo más con ese componente.
- ¿Cómo interpreta la intervención cambiaria del Banco Central?
- La semana pasada aumentó la volatilidad del tipo de cambio, subieron las tasas largas, se ampliaron los spreads en el mercado dólar, lo que llevó al Banco Central a intervenir. Esta intervención es parte del arsenal con el que cuenta el banco para cumplir con sus mandatos institucionales y se fundamentó en un comportamiento anómalo de los mercados. Tras el anuncio de intervención las cosas se calmaron y esperamos que lo sigan haciendo en los próximos días.
Esto indica que la ciudadanía puede estar tranquila, en cuanto a que una de las instituciones económicas más importantes del país, como es el Banco Central, está atenta a responder a situaciones de volatilidad y actuar cuando es necesario. Asimismo, las chilenas y chilenos pueden estar también tranquilos en cuanto a que Banco Central y gobierno estamos coordinados y atentos a responder a nuevos desafíos.
La autocrítica por su llamado al BC: “Se podría haber dicho de otra manera”
- ¿En qué pie quedan las relaciones con el Banco Central tras el llamado público que hizo a entregar su diagnóstico?
- He tenido una buena relación con el banco, que son mis excolegas, durante todo este período. El tema al cual quise aludir es que era muy importante la voz del Banco Central como una autoridad que tiene la capacidad para interpretar lo que está pasando en la economía, más allá de lo que uno pueda decir como ministro, que siempre está mediatizado por factores políticos.
- ¿Sintió que necesitaba un apoyo?
- Cuando hay grados importantes de incertidumbre y se están combinando todas estas fuerzas tan complejas, es importante que esté presente la labor, interpretación, las señales que puede dar el Banco como una institución que inspira confianza.
- ¿Hace la autocrítica de que el tono no fue el más afortunado?
- Se podría haber dicho de otra manera, puede ser. Además, uno siempre tiene que tomar en cuenta que siendo una autoridad está expuesto a que sus palabras se puedan interpretar de maneras distintas de lo que uno quiso transmitir. Pero el tema de fondo debe estar claro: valorar el rol del Banco Central para orientar las expectativas de los agentes económicos en Chile.