Consumo, desempleo y sector inmobiliario, los flancos abiertos con los que China entrará a 2024
La meta oficial del gobierno chino de alcanzar una expansión del PIB de 5% en 2023 parece alejarse a medida que avanza el segundo semestre. Pero con las recientes cifras, las dudas empiezan a extenderse a lo que podría pasar el próximo año.
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El Fondo Monetario Internacional (FMI) reveló en sus estimaciones de julio que la economía del gigante asiático crecería 4,5% en 2024, una cifra que incluso los analistas creen que podría tener una moderación más pronunciada frente al actual contexto de deflación y crisis del sector inmobiliario.
“Es muy posible que estas proyecciones sean revisadas hacia abajo”, dice el académico del Instituto de Economía UC, Alejandro Vicondoa, quien explica que la magnitud del ajuste dependerá principalmente de “cuál será el impacto de los problemas en el sector de la construcción y de las medidas de estímulo que tome el gobierno, dos factores que son bastante inciertos”.
“Hay consenso sobre la necesidad de reducir el peso del comercio exterior para impulsar el crecimiento y el rol de la demanda interna”, destaca Alejandro Vicondoa.
Desde Gemines, el gerente de Estudios de Gemines, Alejandro Fernández, también espera que el PIB sea entre 4,5% y 4% el próximo ejercicio, y “eventualmente incluso algo menos, si es que las cosas van mal”.
A ojos del economista, si es que no se maneja bien la coyuntura actual, el crecimiento se reducirá en los próximos años y en un futuro no tan lejano, “pueden tener una crisis al estilo occidental, digamos, en el sentido que tengan una recesión con aumento en el desempleo”.
El principal reto
¿Las razones para este escenario? Vicondoa apunta a que el principal desafío al que se enfrenta China es el de retomar o acercarse a las tasas de expansión del PIB prepandemia, lo que impactaría en reducir el desempleo juvenil, actualmente en 21,3%.
Sin embargo, no descarta que los actuales problemas en el sector de la construcción puedan afectar el ritmo de actividad en los próximos trimestres y generar efectos persistentes. “Asimismo, hay consenso sobre la necesidad de reducir el peso del comercio exterior para impulsar el crecimiento económico y de incrementar el rol de la demanda interna, la cual está retraída en este contexto de alta incertidumbre y menor crecimiento reciente”, dice.
Una perspectiva que comparte Fernández, quien apunta a que la situación por la que pasa la economía china es la más compleja desde que comenzaron con su proceso de apertura hace 40 años y que el principal desafío no va por el lado de la inversión ni la oferta. “A Xi Jinping no le gusta o, en general al Partido Comunista Chino, no le gusta mucho la idea de que el problema es una debilidad importante en el consumo y que para salir de ello tienen que pensar en estímulos, eventualmente con transferencias a las familias, como se hicieron en varios países, por ejemplo, incluido Chile, durante la pandemia”, dice.
A su juicio, se debe reequilibrar la economía, que actualmente tiene un consumo que representa menos del 40% PIB. “No hay país en el mundo en que el consumo sea menos de 55% o 60% del PIB. Ellos tienen alrededor de 38% y 40%, entonces esa es una situación anómala que tienen que resolver y es lo que se ve complicado”, advierte.
Reflejo de esto es la deflación que enfrenta la segunda economía del mundo, tanto a nivel mayorista como minorista. “Es algo que, de alguna manera, resume lo que sucede; y, a diferencia de lo que está ocurriendo en Estados Unidos, Europa o en Chile, en donde el problema es el contrario, donde hay inflación y que se está tratando de frenar, ellos están enfrentando situación contraria, precisamente por la debilidad que hay en el consumo”.
Sector inmobiliario y gobiernos locales
Acerca de los problemas en el sector de la construcción e inmobiliario, Vicondoa señala que “podrían generar efectos negativos no sólo en China, sino en todo el mundo” y que si bien se han observado algunas medidas para contener los problemas de suspensiones de pago de algunas constructoras importantes, además de un relajamiento de la política monetaria -pero menor a lo que esperaba el mercado-, “es poco probable que en este escenario China logre crecer al 5% como se plantea el gobierno y como pronosticaban distintos analistas y organismos internacionales hace algunos meses”.
Un problema al que se suma al endeudamiento de los gobiernos locales, indica Fernández, quien explica que el sistema de financiamiento “es bastante ineficiente”, ya que funciona a través de la venta de terrenos.
“Esa bicicleta funcionó durante mucho tiempo porque vendían terrenos, porque era atractivo construir y se vendían los departamentos que se construían. Pero eso hoy día no parece ser tan razonable, tan atractivo y por lo tanto, se requiere una función mucho más activa de parte del gobierno central, que tampoco se ve muy claramente por dónde va”, agrega.
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