María Antonieta Alva: La exministra que sacudió la política peruana
La economista de 35 años -que fue el brazo derecho de Martín Vizcarra- renunció al ministerio de Economía y Finanzas en medio de la crisis política que vive Perú. Y si bien nadie sabe sobre sus próximos pasos, algunos proyectan que el mundo de la política la está seduciendo.
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No podía ser de otra forma, su salida fue fiel a su estilo. Durante la mañana del 10 de noviembre, la ahora exministra de Economía y Finanzas (MEF) de Perú, María Antonieta Alva, despertó al país con una decena de tweets anunciando su renuncia al MEF, luego de que el Congreso destituyera al presidente Martín Vizcarra.
La economista enumeró las razones de su salida y una serie de proyectos que se desarrollaron bajo su gestión. “Ser servidora pública significa poner el bien común por delante y actuar con responsabilidad, porque cada decisión que se toma impacta en las personas”, escribió.
El anuncio se convirtió en todo un fenómeno, al punto que “Gracias ministra” llegó a ser tendencia nacional. Sus más de 420 mil seguidores se dividieron: algunos le agradecieron y otros la criticaron. Hasta el cierre de esta edición María Antonieta Alva —más conocida como Toni— vive en silencio, no ha dado más declaraciones ni tweets. “Está esperando a que las aguas se calmen y quiere ser bien prudente”, dice una fuente cercana a la economista de 35 años.
Con su decisión, Alva deja atrás los elogios que fue cultivando durante su año al mando del MEF, uno de los ministerios más demandantes en Perú. Pero lo que no deja atrás es la “fiebre” que causó su figura. En abril, a comienzos de la crisis sanitaria, Ipsos proyectó un 75% de aprobación a su gestión. Y antes de la pandemia, más que una ministra de Economía y Finanzas, parecía una estrella de rock: su rostro estaba en cientos de carteles en la vía pública, le pedían selfies y los canales de televisión se peleaban por tenerla.
La exministra, que cuenta con un magíster en administración pública de la Universidad de Harvard, es descrita como alguien empática, responsable en materia fiscal y muy seria. Y si bien en Lima ya se especula sobre sus próximos proyectos, nadie sabe con claridad cuáles serán.
A finales de 2019, en medio de la crisis política que atravesaba Perú, el entonces presidente Martín Vizcarra le hizo una inesperada propuesta a María Antonieta Alva: hacerse cargo del ministerio de Economía y Finanzas. Fue una movida arriesgada, ya que era alguien prácticamente desconocida en la capital peruana.
No lo dudó: aceptó el reto de inmediato, ya que, acorde a algunos analistas, era el paso natural luego de una corta pero intensa trayectoria en el servicio público.
Partió en 2007 como asistente y analista de la Dirección General de Inversión Pública del ministerio de Economía y Finanzas, para luego participar del Departamento de Presupuesto. En 2012 se mudó al ministerio de Desarrollo e Inclusión Social y dos años después pasó a la cartera de Educación. En 2017 regresó al MEF para dirigir la unidad de Presupuesto Público.
Pero es muy comentado que, si bien tenía los pergaminos y la experiencia, Alva logró ser ministra producto de su estrecha relación con Vizcarra. “El presidente la elige por eso, por sus dos características: su capacidad profesional y la confianza que le tenía”, asegura Carlos Meléndez, cientista político peruano, quien afirma que la exministra llegó a ser la segunda persona más poderosa de todo Perú.
Sin embargo, Lucía Dammert, socióloga y quien conoce personalmente a la economista, matiza: “Eso es un elemento más, el cual utilizó el mundo político para minimizarla, pero ella tiene de sobra los galardones para ocupar el rol que ocupó en el MEF”.
Lo que no se puede ignorar es la relación que vinculaba a Vizcarra con la exministra. El padre de la economista, Jorge Alva —actual rector de la Universidad Nacional de Ingeniería—, fue el mentor académico y asesor informal del expresidente peruano. Esto, según muchos politólogos, fue un insumo clave para su nombramiento. No obstante, con el tiempo, este vínculo se transformó en una piedra en el zapato.
En agosto de 2020 diversos medios de comunicación informaron que mientras ella dirigía el departamento de Presupuesto Público en 2019, emitió un memorándum que permitió el aumento de sueldo de los rectores de los establecimientos de educación superior públicos de Perú.
Lo que dicen en Lima es que la alta aprobación de Alva no refleja su labor en el MEF. Lo importante, enfatizan, fue su trabajo fiscal, su responsabilidad en el gasto público, y el rol que ocupó durante la crisis sanitaria.
Su misión, al llegar a la cabeza de la cartera, era ambiciosa: enfrentar la incertidumbre económica luego de la crisis política de 2019, retomar la senda del crecimiento de cara al bicentenario de 2021 y enfrentar las desigualdades en educación y salud. Y durante los primeros meses de gestión avanzó. Se aprobaron paquetes de estímulo fiscal, se impulsó el gasto en infraestructura y aumentó, a números récord, la inversión pública.
Pero luego llegó la pandemia y cambió todos los planes. Sin embargo, Alva no echó pie atrás. En marzo lanzó un paquete de impulso económico de US$ 26.400 millones (12% del PIB) que fue el más grande de América Latina. Con esto se inyectó liquidez, asegurando miles de cadenas de pago a lo largo del país.
Estas movidas, según la extitular del MEF, permitirán que entre 2022 y 2024 Perú se mantenga como el líder en crecimiento económico en la región.
Según Carlos Meléndez, Alva llegó a cambiar la imagen de los trabajadores del ministerio de Economía y Finanzas. “La mentalidad de los funcionarios del MEF es la austeridad. Acá se les conoce como los que ‘cierran el caño’. No comparten políticas redistributivas ni de gasto social amplio”, asegura. Y agrega que la exministra tampoco cedió ante la presión del Congreso a gastar indiscriminadamente: “Ella ha mantenido ciertos criterios para evitar un desembalse populista”.
Algo similar comparte el politólogo Nicolás Saldías: “Era la superestrella del gobierno. Tenía el poder para darle al Ejecutivo un peso político en los mercados. También era ortodoxa y tuvo la capacidad de decirle al Congreso que ‘no’”.
Pero no todo fueron elogios. La exministra tuvo que enfrentar la proyección del Banco Mundial que estimaba una caída del 12% del PIB, lo que convertía a Perú en la tercera nación a nivel mundial con el peor registro. En junio, por otro lado, anotaron un desplome mensual del 40% del PIB, que representa la cifra más baja desde la Guerra del Pacífico.
Además, Alva fue criticada por no haber tenido la fuerza política para enfrentar a Vizcarra al momento de cerrar el país producto de la pandemia. “Quizás el principal problema fue plantear que la actividad económica general se tenía que paralizar en todo el país por varias semanas y luego se debía reabrir de forma progresiva”, comparte Diego Macera, economista peruano y columnista de El Comercio. Y agrega: “Eso no fue únicamente su responsabilidad, sino del gobierno en conjunto”.
Estos resultados económicos llevaron a que un grupo de parlamentarios presentaran una interpelación en su contra, la cual fue aprobada por amplia mayoría en el Congreso. El viernes 4 de septiembre la extitular del MEF se presentó ante el Hemiciclo y respondió las preguntas. Unos días después un grupo de legisladores introdujeron una moción de censura, la cual fue rechazada por 73 votos en contra, 46 a favor y 3 abstenciones. Dos meses después la ministra renunció.
Durante las masivas manifestaciones populares del 12 de noviembre el rostro de María Antonieta Alva apareció en diversos carteles. Fue, sin buscarlo, una de las protagonistas de las protestas en contra del gobierno de turno, liderado por Manuel Merino.
Con su renuncia a inicios de semana, en Perú se destaparon una serie de proyecciones para su carrera. Muchos plantean que podría ser una alternativa para el Congreso y algunos, incluso, la piden para las presidenciales.
“Tiene todas las características de las líderes mujeres. Es muy preparada, tiene un compromiso con el trabajo, está muy concentrada en las metas, maneja equipos con claridad, pero con empatía”, confiesa Lucía Dammert. Y agrega: “Se ha sabido mover en las aguas de la política peruana que no es nada de fácil y ha sabido mantener el control de timón de la economía. Si quisiera podría jugar un rol importante en la renovación política de Perú”.
Nicolás Saldías comparte un análisis parecido. “En el futuro puede ser candidata a la presidencia. Tiene un alto nivel de aprobación y viene del gobierno de Vizcarra, que tuvo mucho apoyo popular. Ella tiene futuro político, es una persona para mirar”, proyecta.
Pero otros plantean un escenario distinto. Instituciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial podrían ficharla. “No la veo haciendo política. Mucha gente la quiere, pero no la veo buscando votos”, asegura Carlos Meléndez.
Algo similar opina Diego Macera: “Su perfil me parece más técnico-profesional que político. Creo que sería más probable verla nuevamente en un gabinete que en una plancha presidencial, pero nunca se sabe”.
Sin embargo, a pesar de las especulaciones, María Antonieta Alva prefiere mantener la reserva. En el círculo cercano de la exministra reina el hermetismo. “De que algo hará, algo hará”, confirman desde su entorno.
Los paralelos con la situación chilena son inevitables. Una drástica caída en el crecimiento, dificultades para el Presupuesto 2021 y una batalla legislativa sobre los fondos previsionales son elementos que ambos países han tenido que enfrentar durante la crisis sanitaria.
María Antonieta Alva, al igual que el ministro de Hacienda Ignacio Briones, tuvo que asumir una derrota cuando el Congreso decidió aprobar el retiro opcional del 25% de los fondos de AFP para que las familias peruanas pudieran enfrentar las dificultades económicas producto de la pandemia por Covid-19.
Y de hecho, se conocen. Ambos se encontraron el 28 de agosto en la XXII Reunión de Ministros de Finanzas de la Alianza del Pacífico, instancia que presidió Briones. “Coincidimos en la importancia de fortalecer mecanismos de cooperación internacional, y reiteramos el compromiso de continuar apoyando el financiamiento a los sectores productivos, e impulsando la inversión pública, y la implementación de políticas a favor del empleo”, enfatizó la exministra Alva luego de la cita.
Sin embargo, las coincidencias no son solo programáticas, sino que también de estilo. Los dos son jóvenes, responsables en términos fiscales, muy activos en redes sociales y con una alta aprobación ciudadana.
Carlos Meléndez opina que ambos son más progresistas que sus antecesores, pero que Briones tiene más llegada con las bases. “Ella no arriesga mucho salir a la calle. Es más tuitera y hace mucha entrevista en programas de televisión, pero no arriesga tanto en salir a o ir a las filas de los bancos”, afirma.