El fotógrafo chileno de la Casa Blanca cuenta detalles de Trump y su imagen más icónica
Oliver Contreras es uno de los siete profesionales que tienen acceso al palacio de gobierno estadounidense para documentar en imágenes lo que allí ocurre. ¿Cómo un director audiovisual santiaguino llegó a ser el chileno que conoce más de cerca a Trump? Esta es su historia.
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A las 16:30 del miércoles, Oliver Contreras (40) toma la llamada por Zoom en su celular en pleno Washington DC. Está sentado en el pasto. De fondo la Casa Blanca. El chileno se ha desempeñado como fotógrafo del palacio de gobierno estadounidense durante los últimos cuatro años. Es freelance: tres días a la semana trabaja para el New York Times, tres para el Washington Post -uno de ellos como editor de fotografía-, y uno para agencias.
Desde ahí ha sido testigo privilegiado de los últimos meses de la administración Obama y de los polémicos cuatro años de Donald Trump, a quien además acompaña a sus partidos de golf y viajes en el Air Force One.
Al momento de hacer esta entrevista, el Presidente republicano no se ha dejado ver desde su derrota frente a Joe Biden. "Sabemos que él está acá, pero no se ha asomado", asegura Contreras.
Curiosamente, dice, "en la historia de la Casa Blanca la prensa nunca había tenido tanto acceso a un presidente como con Trump".
-Pero Trump en sus cuatro años de gobierno ha atacado constantemente a la prensa...
-Claro, se piensa lo contrario, porque el Presidente en general ataca mucho a la prensa, entonces es una relación de amor-odio. Él sabe ocuparla entonces da harto acceso para mostrarnos lo que él quiere mostrar, pero también se da el lujo de llamarnos mentirosos.
Toma una pausa.
"Estos cuatro años han sido los que he trabajado más en mi vida, porque estamos en la Casa Blanca la responsabilidad es súper grande y la oportunidad de cubrirla es única: muy pocas personas pueden llegar a estar acá. De hecho, para mí cada día es difícil creer dónde estoy", agrega.
A Nicaragua con Michael Kors y Halle Berry
Oliver Contreras es hijo de militar. Estudió Dirección Audiovisual en el DUOC y trabajó haciendo cámara e iluminación en Canal 13, el Festival de Viña y en una tienda de audio como jefe de productos. No hablaba una gota de inglés. Pero su entonces polola oriunda de Boston, a quien conoció durante un intercambio en Chile, lo hizo cambiar de planes.
A los 30 se casaron en Estados Unidos y se instalaron a vivir en el estado de Massachusetts, donde ella terminó sus estudios universitarios. Contreras se matriculó en un instituto para aprender inglés durante los dos primeros años. Como le sobraba el tiempo, en las tardes iba a la biblioteca a leer. En una de esas tardes se cruzó con el libro Photojournalism. Ese fue su primer encuentro con la fotografía.
De a poco comenzó a tomar fotos humanitarias. "Me di cuenta de que podía usar estas herramientas para colaborar y aportar a la comunidad", recuerda. En paralelo comenzó a reunirse con profesionales del rubro para saber más sobre la carrera. En una de esas juntas un editor de fotografías del periódico hispano El Planeta le dijo: "¿Quieres trabajar conmigo freelance sacando fotos a la comunidad latina en Boston?". Con su green card ya en la mano, Contreras le respondió: "por supuesto".
Tiempo después la pareja se trasladó a Washington DC a continuar con sus estudios. Oliver se inscribió en una maestría de cuatro años en fotoperiodismo en la Universidad George Washington. A través de su contacto en el diario hispano de Boston llegó al periódico Washington Hispanic para hacerle fotos freelance. Luego con la agencia Efe y en una serie de eventos corporativos en la ciudad para la empresa de fotografía del argentino Eddie Arrossi.
"Todo el mundo me decía 'latino' y yo no me sentía tal, sino chileno, porque estamos tan lejos en varias cosas. Entonces empecé a investigar sobre esta nueva identidad como latino en EEUU. Y me fui a viajar a México", relata. "Nunca pensé que eso me iba a ayudar tanto", agrega.
Recorrió Juárez, acompañó a los migrantes en el famoso tren " la bestia", retrató los carteles, la droga, etc. De vuelta en suelo americano recibió una llamada del marido de su directora de carrera: "Trabajo en National Geographic y necesito un segundo fotógrafo y asistente para un proyecto grande que vamos a hacer en Nicaragua", le dijo.
Oliver partió por tres semanas al país centroamericano a documentar una iniciativa de la ONU de alimentos con el diseñador Michael Kors y la actriz Halle Berry.
Luego lo llamaron de la revista Time para retratar a la comunidad hispana evangélica. "Empecé mi carrera muy tarde. A los 34 yo todavía estaba estudiando y mis colegas ya llevaban 10 ó 15 años de experiencia. Así que tenía que trabajar fuerte. He tenido que hacerlo para llegar donde me gustaría llegar", señala.
A Time le siguieron diarios de Alemania y Francia; la agencia UPI y Bloomberg, medios de Chile y la embajada chilena en EEUU., pero Oliver aún tenía algo pendiente: su origen familiar militar le daba vueltas. Partió a Haití a documentar el trabajo de las tropas chilenas en la reconstrucción de ese país. "Fue bueno para mí entender un poco de ese mundo porque me crié en un país muy polarizado. Al crecer en una familia militar siempre vas a saber una parte de la historia. Por suerte mis papás nunca me dijeron que este lado era el correcto y el otro de la gente mala. Fue lindo ir a Haití, y ver a este grupo de soldados jóvenes, que se criaron al igual que yo después de la dictadura", cuenta.
Un mes después de titularse lo llamó la directora de fotografía del Washington Post: lo quería para editor de fotos de los sábados del prestigioso medio.
Habían pasado algunos meses cuando Oliver le pidió a su jefa hacer fotos él mismo. Le mostró su portafolio basado en la comunidad latina a ella junto a otros 18 editores del diario. Y desde entonces trabaja como freelance para ellos también.
Pero si está en la Casa Blanca hoy no es por eso. Fue la agencia SIPA quien le dijo a mediados de 2016 que necesitaba una persona que cubriera la sede de gobierno.
Desde entonces va al lugar todos los días sin excepción, como uno de los siete fotógrafos que cubren la Casa Blanca. Todos gringos, menos él. Reparte su tiempo entre la agencia, el New York Times -que le demanda la mitad de los días de la semana- y el diario de Jeff Bezos.
El golf, los Obama y Kanye West
Las últimas tres semanas han sido especialmente intensas para Oliver. El día de las elecciones presidenciales trabajó de 6 de la mañana a 3 de la mañana. Esa noche, cuenta, se había organizado un evento pensando en el triunfo del republicano. "Estaba el set up de la sala increíble, lleno de banderas, con luces, súper lindo. Pero los resultados no se dieron ese día, entonces al final fue como una conferencia de prensa normal. Estaba repleto de periodistas por todos lados", relata.
No hubo celebración ni ese martes, ni los días que siguieron. "El sábado y domingo fuimos a jugar golf con él al golf club que tiene aquí en Virginia. Siempre vamos con él en las mañanas y nos volvemos en las tardes", cuenta.
Cuando CNN anunció el triunfo de Joe Biden, Oliver estaba en el campo de golf con Trump. Aunque a distancia. "Cuando él juega no estamos con él, ese es su tiempo personal", explica. "Hay un restaurant (Lucia's) que tiene la comida más mala del mundo que queda cerca de ahí, de comida italiana horrible. Pero nos tratan muy bien y tiene internet. Ahí nos quedamos siempre mientras él juega", agrega.
-¿Cómo es el trato de Trump con ustedes?
-A los fotógrafos, el Presidente Trump nos tiene súper buena porque no hablamos. Cuando no hay periodistas cerca, él se nos acerca y conversa -cómo están, una conversación corta-, él ya nos conoce. Si entramos a la Sala Oval, me saluda.
-¿Y cómo es la relación de ustedes con Melania?
-A ella no la vemos mucho. Hace muy pocos eventos. El opuesto a Michelle Obama que hacía muchísimos y tenía varias iniciativas.
-¿Y con Obama?
-Súper buena, pero no lo veíamos mucho porque la mayoría de sus eventos eran cerrados. Nadie de prensa podía entrar, entonces casi todas las fotos salían por un fotógrafo que él tenía que lo acompañaba a todos lados. Nosotros no teníamos acceso a nada, entonces era bien complicado. Trump es todo lo contrario: tenemos acceso a todo.
Contreras es demócrata y para esta elección votó por adelantado porque sabía que tendría una jornada de trabajo extensa. Sin embargo, dice, hace lo posible por dejar su opinión política fuera del trabajo.
-Debe ser difícil mantenerse neutro, porque las fotos tienen una intencionalidad: según el ángulo, la luz, se transmiten diferentes mensajes...
-De verdad que trato de ser lo más neutro que puedo porque yo no estoy trabajando para mí. La responsabilidad es grande. Trato de no hablar de política aquí.
-¿Cuál es tu foto icónica?
-Tengo una divertida. Cuando vino Kanye West estuvo en la Sala Oval -diciendo garabatos, estaba como en su casa hablando lo que quería con Trump- estaba la locura en la Casa Blanca.
Entramos los fotógrafos y nos pusimos justo al frente del rapero, detrás del Presidente, todos apretados. Entonces pensé: 'pucha, voy a tomar la misma foto que están todos tomando', y decidí arriesgarme e irme al otro lado de la sala. Estaba ahí solo cuando Kanye West decidió pararse y abrazar a Trump, con las dos caras mirándome a mí y de espaldas a los demás fotógrafos. Esa foto salió por todos lados, fue mi primera foto viral.