Cómo será el Citi que comandará Jane Fraser
Es conocida como la mujer más poderosa de Wall Street y tendrá que liderar un complejo escenario para el banco norteamericano, el cual enfrenta una multa de US$ 400 millones. Todo esto, en medio de su cruzada personal para incluir talento femenino en una industria dominada por hombres.
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El mensaje de texto sonaba inofensivo. “¿Puedes llamarme el sábado por la mañana?”. El director ejecutivo de Citigroup, Mike Corbat, le escribió a Jane Fraser, su número dos, un viernes por la noche a principios de septiembre pasado.
Fraser, una escocesa de 53 años que había sido nombrada presidenta del banco un año antes, acababa de conducir cinco horas desde su casa en Wyoming a Montana para un fin de semana de pesca con mosca con su marido.
Pero luego Corbat le dijo: “Tienes que volver porque he decidido que ahora es el momento adecuado para jubilarme”. Fue entonces cuando la posibilidad de ascender se había transformado de teórica a inminente.
En febrero de 2021, Fraser se convertirá en la primera directora ejecutiva (CEO) de un importante banco de Wall Street, supervisando a un gigante financiero con más de 200.000 empleados repartidos en casi 100 países y un valor de mercado superior a los US$ 110.000 millones.
Ese fin de semana, el presidente del directorio, John Dugan, se unió a ellos en Wyoming y apoyó el traspaso. Fraser, graduada de Cambridge y Harvard, dice que no se hizo ilusiones hasta la ratificación de la mesa directiva el miércoles siguiente.
Se ríe y bromea en la entrevista de Zoom desde la sede del banco Citi en el centro de Manhattan. Es una característica sorprendente para alguien que pronto tendrá la presión de dirigir uno de los bancos más grandes de Estados Unidos, junto con la carga adicional de ser una abanderada del avance femenino en los rangos más altos de Wall Street.
Enfrentar el futuro
Fraser tendrá que realizar importantes trabajos estructurales. Los reguladores estadounidenses multaron al Citi con US$ 400 millones por no corregir las “deficiencias de larga data” en los sistemas que estaban destinados a evitar errores vergonzosos y costosos, como transferir accidentalmente US$ 900 millones de su dinero a los acreedores de un cliente, como hizo Citi en agosto pasado.
Fraser ha pasado la mayor parte de la última década cultivando las habilidades y las relaciones que la prepararán para los desafíos de ser CEO, un camino que comenzó después de que el entonces jefe del Citi, Vikram Pandit, le preguntara cuál era su plan de carrera. “Rápidamente armé uno y lo puse frente a él, y él simplemente negó con la cabeza y dijo: ‘Estás pensando muy mal todo esto’”, recuerda.
Pandit le dio entonces lo que ella describe como “uno de esos consejos revolucionarios”: “Deja de pensar en cuáles son los roles que te llevarán a un puesto más alto y empieza a imaginar cuáles son los que te darán más experiencias”, le mencionó el ejecutivo.
Su progreso fue rápido: pasó de dirigir el banco privado del Citi a liderar su negocio hipotecario a través de la crisis de los créditos de alto riesgo. Luego comandó las operaciones de América Latina, uno de los mercados más importantes de la firma.
La rehabilitadora
Ahora que ha llegado el momento, está decididamente optimista sobre lo que debe hacer, incluso cuando se trata de la “orden de consentimiento” impuesta al Citi por los principales reguladores de Estados Unidos. Además, tendrá que enfrentar la multa de US$ 400 millones, que es una de las sanciones más duras jamás impuestas.
No será el primer trabajo de rehabilitación de Fraser (puso en marcha la filial mexicana del Citi —Banamex—, justo después de una falla en los controles que provocó multas de US$ 100 millones), pero esta vez hay mucho más en juego. La crisis golpea el corazón de los sistemas que funcionan en todo el banco, y los reguladores son los que emiten las principales licencias de la empresa.
Sabrá manejar bien los problemas de los inversionistas del Citi, pero Fraser sabe que sus propias demandas son más profundas. Quiere un sentido más sólido en los diversos negocios de la cartera, incluido un banco de inversión global y una red de banca minorista en EE.UU. Y sus importantes operaciones en América Latina se unirán como una estrategia única que les hará ganar dinero.
También existe la pandemia y sus consecuencias entre las millones de personas y empresas que el Citi cuenta como sus clientes. A Fraser le preocupa una “recuperación en forma de K”: un repunte para algunas industrias, mientras que otras languidecen.
Fiel a su estilo, considera una ventaja el experimento masivo de trabajar de forma remota. Al iniciar la sesión desde sus casas, ubicadas en Nueva York y Wyoming, aprecia la “autenticidad” de Zoom, con perros ladrando a lo lejos o niños entrando en la toma, y su poder para disipar el mito de que cualquiera, incluida ella, está viviendo “estas vidas perfectas en Instagram... porque seguro que no es la realidad”, dice.
Como a muchas otras personas, le preocupa que la pandemia pueda hacer retroceder a las mujeres, especialmente a aquellas que tienen que quedarse en la casa con niños que no pueden asistir al colegio o jardín infantil.
Su bandeja de entrada llena de correos significa que tendrá menos tiempo para dedicarse a la diversidad de género, al menos “para empezar”, aunque afirma que seguirá siendo una defensora del asunto. “Usaré mi asiento como mujer para impulsarla porque creo que es buena para los negocios. Contribuye a una cultura más saludable“, confirma.