La última entrevista del exmandatario con DF: “A la luz de lo que vivimos el 18-O, debimos acelerar mucho más la agenda social”
En noviembre pasado, en el marco de nuestro 35 aniversario, en Diario Financiero tuvimos la oportunidad de conversar con el ex Presidente Piñera, quien falleció este martes en un accidente en Lago Ranco. En esa entrevista el exmandatario abordó los vaivenes económicos y políticos que le tocó enfrentar.
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Corría el 25 de octubre de 1988 y aún no se apagaban los ecos de la celebración del resultado del plebiscito de ese año; ese día, circulaba la primera edición de Diario Financiero y el exPresidente Sebastián Piñera Echenique empezaba a volver a sus actividades habituales, “porque había dedicado casi todo el año ‘88 a trabajar por el triunfo del ‘NO’”.
Reconstruyendo esos años, instalado frente a su amplio escritorio abarrotado de carpetas pulcramente ordenadas, Piñera recuerda que en esa época, “Chile era un país muy pobre, pero con mucha esperanza” y reflexiona que “normalmente, las transiciones de un Gobierno dictatorial a Gobiernos democráticos son en medio de crisis política, caos económico, violencia social. Y en Chile no fue así, fue con un lápiz y un papel, en forma democrática y pacífica”.
“Yo sostenía que si ganaba el ‘NO’ íbamos a combinar lo mejor de dos mundos, las modernizaciones del gobierno militar y las maravillosas oportunidades de la democracia”, rememora.
“Entre los años 1990 y 2013, fue (un período) fecundo porque se produjo un pacto social tácito (…).Estábamos creciendo al 5,5%, íbamos camino al desarrollo. Todo eso cambió bruscamente en el segundo Gobierno de la Presidenta Bachelet”.
- ¿Al inicio fue un poco así? ¿Qué elementos influyeron en el crecimiento de la economía?
- El primer período, entre los años 1990 y 2013, fue fecundo, porque se produjo un pacto social tácito de tres pilares: un compromiso con la democracia; el Estado de derecho y el respeto a los derechos humanos; el combate y la condena a la violencia; un compromiso con un sistema económico libre, abierto, competitivo, integrado al mundo; y, un compromiso de luchar para erradicar la pobreza y lograr una mayor igualdad de oportunidades.
Había un sentido de unidad y de misión país compartido; predominó una cultura que ponía en equilibrio los derechos con los deberes de las personas. Estábamos creciendo al 5,5%, íbamos camino al desarrollo. Todo eso cambió bruscamente en el segundo Gobierno de la Presidenta Bachelet.
“Establecimos la Pensión Garantizada Universal, que pasó del 1,1% al 2% del PIB. En pocos años, triplicamos el esfuerzo para mejorar las pensiones de los sectores más vulnerables y esa es la reforma previsional más grande que se ha hecho en la historia de Chile”.
- ¿Qué ocurrió en ese Gobierno que provocó el cambio de rumbo?
- Después de esos 23 años de “vacas gordas”, viene un segundo período que denomino de “vacas flacas”, entre 2014 y 2023, en que se deterioró mucho la calidad de la política, se rompió ese acuerdo tácito; empezó una crítica despiadada a los famosos 30 años, que habían sido muy buenos. Se hizo la reforma tributaria de (Alberto) Arenas, que era absolutamente anticrecimiento y anti inversión. Además, se cambió el sistema electoral por uno que produjo una proliferación exagerada de partidos; y, empezó a surgir una cultura del estatismo, desplazando al sector privado.
- ¿Por qué crecimos en el período de vacas gordas, además del pacto?
- Porque, además del pacto, tuvimos una buena calidad de la política, había mucho diálogo y acuerdos. En el segundo período, los diálogos y acuerdos fueron satanizados, como si fuera algo perverso, cuando es la única forma de gobernarnos pacíficamente en democracia. Y no el populismo, la demagogia y la confrontación que vemos hoy día.
- ¿Cómo tuvo Bachelet responsabilidad en eso?
- En su segundo período cambió su visión política. En el primer período gobernó con la Concertación y en el segundo con la Nueva Mayoría, que incorporó a la extrema izquierda, al Partido Comunista, ahí cambió mucho la visión de país.
“Chile necesita un gran proyecto país”
- Entonces, ¿qué lecciones nos dejan los últimos 35 años si queremos aspirar al desarrollo?
- Primero, destacar la importancia de la calidad de la política y de las instituciones democráticas. Segundo, la importancia de un sentido de unidad nacional, de misión compartida y no una guerra fratricida. Tercer lugar, el valor de la democracia, del Estado de derecho, de combatir y condenar la violencia. Cuarto, la importancia de no caer en la trampa de los países de ingreso medio, que van a mitad de camino y ya se creen ricos y quieren vivir como ricos, a pesar de que producen como pobres.
- ¿Y cuáles son los principales desafíos de Chile para los próximos 35 años?
- Desafíos tenemos muchos… Lo que Chile necesita es un gran proyecto país, una gran misión a cumplir, que debiera ser comprometernos con que, al año 2040, Chile sea un país desarrollado.
- ¿Dónde se deberían poner las fichas para alcanzar esa meta?
- Chile puede ser una potencia mundial en energías renovables no convencionales. Tenemos sol, viento, energía geotérmica, un potencial hidráulico gigantesco; y los minerales clave que el mundo necesita: cobre, litio, cobalto, tierras raras. Con esta combinación podemos ser unos grandes productores de materias primas con valor agregado para baterías, que van a ser muy necesarias para producir hidrógeno verde.
- ¿Cómo lo está haciendo Chile en materia de litio?
- Esto me tocó conversarlo con el Presidente, lo hemos hecho muy mal en el litio. Al final de nuestro Gobierno licitamos la posibilidad de producir hasta 500 mil nuevas toneladas de litio al año, habría más que duplicado la capacidad de Chile. Se la ganaron cinco empresas distintas de SQM y Albemarle, es decir, se terminaba con posibles monopolios. Eso estaba listo y habría puesto a Chile a la cabeza del desarrollo del litio. Lo echaron atrás por razones ideológicas; sin embargo, hemos perdido dos años discutiendo la política nacional del litio y esta idea de que el Estado tiene que monopolizarlo.
- ¿Usted le extendería el contrato a SQM? Pensando en dejarle este tema a los que saben.
- Licitaría en forma transparente, para que vengan los mejores centros innovadores y emprendedores con las mejores tecnologías; y que, al mismo tiempo, le aporten al Estado mayores recursos para financiar el gasto público y el gasto social.
- En el actual escenario económico, ¿cuánto afecta y cómo interpreta la alerta de la clasificadora de riesgo S&P?
- Si bien no cambió la clasificación, pasó de estable a expectativa negativa, lo que es una advertencia de que la próxima vez nos pueden bajar la clasificación de riesgo. Y lo dice, en parte, por el estancamiento económico y la inestabilidad política; y, en parte, por no ser capaces de llegar a acuerdo en nada. Eso me preocupa mucho, porque el clima de confrontación, violencia, descalificación y desprecio por el diálogo y los acuerdos solo conduce a malos resultados.
“La izquierda nos negó la sal y el agua”
- ¿Qué autocrítica hace respecto de lo ocurrido estos años en materia económica y política?
- En nuestro segundo Gobierno, después de recibir de la Presidenta Bachelet un país estancado, con muy poca inversión y crecimiento, iniciamos un proceso de búsqueda de grandes acuerdos para recuperar la capacidad de crecer, por la educación, la infancia, la seguridad, que partió muy bien; pero en el camino, la izquierda nos negó la sal y el agua.
- Pero esa no es una autocrítica.
- Podría hacer muchas autocríticas… Por ejemplo, en nuestro segundo Gobierno, llegamos con el mensaje de terminar con la pobreza y proteger a la clase media y ese proyecto se estableció; pero, a la luz de lo que vivimos y percibimos a partir del 18 de octubre, debimos acelerar mucho más la agenda social.
- Entonces, ¿qué reformas estructurales marcarán sus gobiernos?
- Nuestro primer Ggobierno estuvo marcado por el terremoto del 27F; nuestra tarea fue reconstruir Chile y, al mismo tiempo, poner en marcha la economía. Reconstruimos Chile en un plazo récord de cuatro años y, al mismo tiempo, la economía creció 5,5% promedio. También destacaría la creación de los Liceos Bicentenarios; el concepto de Sala Cuna Universal y el postnatal que pasó de tres a seis meses y a beneficiar a todas las mujeres trabajadoras.
- ¿Y en el segundo?
- Aumentamos la Pensión Básica Solidaria y el aporte previsional solidario en 50%. Por tanto, pasamos de 0,7 a 1,1% del PIB. Después establecimos la Pensión Garantizada Universal, que pasó de 1,1% a 2% del PIB. En pocos años, triplicamos el esfuerzo para mejorar las pensiones de los sectores más vulnerables y esa es la reforma previsional más grande que se ha hecho en la historia de Chile.
-¿Cómo le gustaría ser recordado en los próximos 35 años?
-Como un Presidente que siempre creyó y luchó por hacer de Chile un país donde todos sus hijos pudieran tener una vida más plena y feliz.
“El Gobierno partió de un mal diagnóstico”
- En la cena de la Sofofa, el Presidente dijo que ya casi no lee los diarios, porque dan solo malas noticias. ¿Comparte la mirada de que no se destaca lo bueno?
- No culpemos siempre a los medios, porque publican lo que sus audiencias quieren leer o ver. Aunque, a veces, en lugar de jugar un rol positivo, juegan uno muy negativo, como fue, por ejemplo, el rol de muchos medios, particularmente los matinales, durante el estallido social. Lo que hicieron fue validar la violencia, justificarla y no contribuyeron en nada a recuperar un clima de diálogo y paz. Segundo, los medios también publican lo que pasa en la sociedad y en la sociedad chilena estamos teniendo un debate pobre, chato, sin proyección de futuro.
- ¿Diría que la oposición ha sido dialogante y constructiva?
- Sin duda que podría ser más dialogante y constructiva; pero ha sido infinitamente más dialogante, más constructiva, más patriótica, que la oposición que nosotros tuvimos que enfrentar de quienes hoy día están en el Gobierno.
- Como dos veces Presidente, ¿qué le recomendaría al Presidente Boric?
- El Gobierno partió de un mal diagnóstico, de que Chile era un país de porquería, donde todo era abuso y discriminación; en circunstancias que habían problemas, pero era un país maravilloso. A partir de eso ha aplicado malas políticas, ha tenido mala gestión y está cosechando malos resultados. Por tanto, hay que partir del origen, de darse cuenta dónde están las oportunidades y los problemas de Chile, sin ideologismo, bronca, descalificación, sin tanto espíritu refundacional; sino corrigiendo lo malo y mejorando lo bueno.
- ¿Cómo cree que será recordado este Gobierno?
- Todavía estamos en el primer tiempo. El período es de cuatro años y a este Gobierno todavía le quedan más de dos años; así es que espero que el rumbo impreso al país hasta ahora, en base a malas ideas, malas políticas, mala gestión y malos resultados, no sea su legado, sino que aprenda de los errores del pasado, corrija y enmiende el rumbo hacia el futuro.
“La propuesta es mejor que la actual Constitución”
- ¿Cuánto va a influir, de cara a los desafíos de Chile en todos los aspectos, el cierre del proceso constitucional?
- Mucho. Las Constituciones son el gran marco que orienta, guía, da certeza, estabilidad y proyección a los países; y a través de ella se procesan las legítimas diferencias. Y llevamos 43 años, desde 1980, confrontándonos y dividiéndonos en torno a la Constitución. Por lo tanto, tenemos que cerrar ese acuerdo. Y el proyecto que presenta el Consejo Constitucional es infinitamente mejor que la aberración de la Convención Constitucional, pero también es mejor que la actual Constitución.
- ¿Por qué es mejor?
- Por muchas razones. Crea una nueva arquitectura institucional y un nuevo sistema político, elimina la multiplicidad de partidos, que es la fuente de la ingobernabilidad, de la demagogia y el populismo; disciplina a los díscolos; reduce el número de diputados, que son excesivos; perfecciona el funcionamiento del Tribunal Constitucional para que sea un garante de la Constitución…
- Parece una larga lista…
- Además, fortalece atribuciones fundamentales del Presidente de la República, como la iniciativa exclusiva de ley en materia de gastos, el tratamiento de las urgencias y los vetos. Establece mayor igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos; por de pronto, en materia salarial y de participación política. Establece el Estado democrático y social de derecho, garantía para el cumplimiento de derechos tan fundamentales como a la educación, la salud, las pensiones... Fortalece las libertades de las personas para elegir.
- ¿Y qué ocurre con el Estado?
- Le entrega más y mejores instrumentos al Estado para combatir la violencia, la delincuencia, el crimen organizado, el narcotráfico. También establece guías muy claras para la modernización del Estado, que es absolutamente urgente e indispensable. Y da, por fin, un marco de estabilidad, proyección y de futuro para que el país pueda iniciar la aventura del desarrollo construyendo sobre roca y no sobre arena.