5 Innovaciones chilenas que impactarán a la industria agrícola
Experta destaca avances en I+D y tecnología, pero afirma que las innovaciones no permean a los medianos y pequeños agricultores.
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Chile es el principal exportador frutícola del hemisferio sur. Al año produce 5 millones de toneladas, de las cuales exporta 2,6 millones de toneladas de fruta fresca, con ventas por US$ 4.000 millones. Las hortalizas también crecen. Entre enero y abril de 2019 los envíos sumaron US$ 30 millones, un 23% más que el mismo período anterior.
Respecto de la Investigación y Desarrollo (I+D) en fruticultura, la académica de la Universidad Católica, Johanna Martiz, afirma que se realiza en ámbitos como tecnologías de reproducción, en automatización de labores, y en el procesamiento de la fruta, como en packing y en frío. “La innovación en fruticultura ha permitido que Chile sea un país reconocido y con un posicionamiento importante. Hace 20 años salíamos a copiar tecnologías y hoy muchos vienen a aprender lo que se ha desarrollado”.
No obstante, advierte que falta potenciar la transferencia tecnológica a los agricultores, sobre todo a los medianos y pequeños. “Las innovaciones no llegan al usuario, el gran problema hoy es descifrar cómo las traspasamos a los agricultores”, dice.
Biotecnología orgánica para el control de malezas
Con materias primas comestibles y 100% orgánicas, la startup chilena Fitological ha desarrollado 12 productos orgánicos, entre ellos, uno para eliminar malezas y otro para inhibir los procesos de oxidación en frutas.
La firma nació en 2015, de la mano de los ingenieros agrónomos Milton Elgueta y Joel Mitchell, para enfrentar los problemas "invisibilizados del agro", señala Elgueta CEO de Fitological. Recibieron apoyos de la Universidad de Concepción, con la que continúan trabajando, y se adjudicaron dos fondos públicos, de Corfo y Sercotec.
Elgueta afirma que uno de los grandes problemas del agro es la presencia de maleza, y hasta ahora, "sólo hay medidas de mitigación o se corta de manera manual". Para abordarlo, desarrollaron un acondicionador de suelo que mejora las condiciones físicas y acelera el proceso natural de descomposición de malezas. "Fuimos la primera empresa en crear un producto específico para este problema en Latinoamérica", afirma.
También desarrollaron un inhibidor con el que, explica el ingeniero, "detienes el tiempo. Se aplica en una manzana y no se oxida".
En 2018 comenzaron a comercializar sus productos en Chile y en Perú, y cerraron el año con una facturación de US$ 1 millón.
Frambuesas mejoradas genéticamente
Tras diez años de investigación, el Programa de Mejoramiento Genético (PMG) del Frambueso, del Consorcio Tecnológico de la Fruta de la Asociación de Exportadores (Asoex), junto con la Universidad Católica y Corfo, presentaron a "Las Santas", tres nuevas variedades de frambuesas chilenas: Santa Teresa, Santa Clara y Santa Catalina.
A través de cruzamientos convencionales -sin tecnología transgénica-, los investigadores mejoraron las características de estos frutos, haciéndolas más grandes que el promedio y con una relación sólidos solubles y acidez muy buena. "También mejoramos el color, porque a la industria le gustan los berries bien rojos", comenta la directora del PMG, Marina Gambardella.
Las variedades, que ya están patentadas en Chile, Europa, México y Australia, tienen un buen porcentaje de congelación rápida de manera individual. Además, tienen mejor rendimiento en el cultivo, se estima que se obtienen cerca de 20 toneladas por hectárea, 11 más que las frambuesas tradicionales.
Gambardella comenta que las variedades ya están siendo plantadas por pequeños productores y que el desarrollo de "Las Santas" ha permitido la exportación genética a mercados internacionales. "Ya se han plantado en España, Italia y Portugal y hay interés de Colombia y Marruecos", dice.
Parche biotech mide el grado de madurez de la fruta
Mientras el equipo de la startup local Altum Lab estaba desarrollando una herramienta para la exportación de frutas, apareció una interrogante que no los dejó avanzar: cómo saber la madurez exacta de un producto para determinar el destino de envío. En noviembre de 2018 reorientaron el proyecto, y se enfocaron en crear una solución biotecnológica para detectar la madurez de la fruta.
"La técnica para medir la madurez es poco eficiente y no es representativa; de una caja gigante se toman, por ejemplo cinco frutas y a partir de esa muestra deciden a qué país envían la caja", dice la cofundadora de Altum Lab e ingeniera civil industrial, Madeleine Valderrama.
El parche, similar en tamaño al sticker presente en las frutas en el supermercado, incorpora una solución con una levadura modificada genéticamente, que es capaz emitir colores dependiendo del nivel de tileno presente, hormona que determina la madurez. "Si una fruta tiene como destino China y el parche arrojó un color amarillo, podemos reorientar su envío a un lugar más cercano para que llegue en buenas condiciones", comenta Valderrama.
Este desarrollo también se orienta al consumidor final, ya que permitiría elegir el nivel de madurez de la fruta al comprar. El parche, que está en fase piloto y en proceso de validación y que podría comercializarse en 2020, se ha testeado en manzanas, arándanos y kiwis.
Valderrama adelanta que "la Universidad de Shenzhen de China quiere ser parte de la producción y comercialización del parche".
Y el próximo paso, afirma, es sumar sensores e IoT (Internet de las Cosas) que interactúen con el parche.
Monitoreo y demanda de riego en tiempo real
Investigadores de la Universidad de Talca están desarrollando la Plataforma Agrícola Nacional en línea, apoyados por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), que permitirá el monitoreo de cultivos y estimar de forma precisa la demanda de riego en diferentes zonas desde la región de Coquimbo hasta la del Biobío.
El coordinador del equipo técnico, Camilo Riveros, cuenta que a través de la información de evapotranspiración (pérdida de humedad de una superficie por evaporación) registrada con la Red Agrometeorológica Nacional (RAN) y datos satelitales de la Nasa crean mapas.
"Hacemos cartografía digital dinámica, porque los cálculos se hacen diariamente, generado diferentes mapas todos los días. La RAN tiene condiciones precarias en términos de la distribución espacial y en la calidad de la información, por eso combinamos con datos de la Nasa", explica Riveros.
La iniciativa, que partió en marzo de 2018, contempla la implementación de un sistema Web Map Server accesible vía internet -en proceso de construcción-, el que permitirá realizar consultas y descargar información numérica del desarrollo de los cultivos y de la demanda ambiental, a fin de definir las necesidades de riego. Riveros comenta que en paralelo están realizando seminarios y talleres para enseñar a los agricultores a usar la plataforma. En 2020 destinarán seis meses a capacitaciones.
Control de insectos con feromonas sexuales
Después de probar las opciones tradicionales para el control de la plaga de los insectos chanchitos blancos, en 2014 investigadores de la Universidad Católica de Chile y de la Universidad Católica de Valparaíso, en el marco de un proyecto financiado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), optaron por incursionar con feromonas sexuales.
Bajo la premisa de que el aumento de temperatura por el cambio climático incrementaría la presencia y agresividad de estos insectos, sumando a una baja efectividad del control químico, desarrollaron un gel que se mezcla con la feromona sexual del propio insecto y se aplica directamente en los árboles.
"El producto se volatiliza con el paso de los días, lo que permite que tenga más alcance. La idea es que el macho no sea capaz de encontrar a la hembra por lo que no hay descendencia. También desarrollamos un cebo para atraerlo y matarlo", explica la coordinadora del proyecto, Tania Zavieso.
Añade que el producto, a diferencia de los plaguicidas, no contamina el medio ambiente, no afecta a los trabajadores y no deja residuos en las frutas de cara al consumidor final.
El impacto inicial del proyecto será en la producción de pomáceas, cítricos y uvas, que en conjunto representan 91.000 hectáreas. Posteriormente se extenderá a ciruelas, granadas, arándanos, viñedos y caquis.
Zavieso adelanta que están probando el gel en otras especies de insectos.