La gran pregunta es si los tres meses de tregua en la guerra comercial serán suficientes para dejar atrás la incertidumbre, o si el enfrentamiento Estados Unidos-China terminará finalmente con una recesión global y su consecuente impacto en los mercados.
Aunque Trump y la Unión Europea dieron un paso atrás esta semana, la volatilidad ya está teniendo impactos concretos. Por ejemplo, el Banco de Inglaterra canceló la subasta de bonos de largo plazo que estaba programada para el próximo martes, citando las turbulencias que afectan a las tasas de interés.

Por su parte, el banco UBS estimó que incluso con la tregua de aranceles anunciada el miércoles, el crecimiento global sufrirá un golpe duro. UBS proyectó que “aunque los aranceles al resto del mundo retrocedan, el aumento de los gravámenes a China significa que las tarifas totales medidas en dólares serán solo ligeramente menores” que antes de la tregua anunciada por Trump, lo que basta para infligir un daño serio al crecimiento.
Los ajustes derivados del caos financiero ya comenzaron y tendrán un hito importante el jueves de la próxima semana, cuando el Banco Central Europeo (BCE) decida sobre la tasa de política monetaria. Aunque el euríbor a 12 meses se ha desplomado desde que Trump anunció los aranceles por el temor a una recesión, no está claro si los bancos centrales podrán responder bajando tasas con fuerza, ya que la guerra comercial podría tener un impacto inflacionario al encarecer las cadenas de suministro de productos clave. La clave es, cómo los mercados calculan el contagio de la volatilidad financiera hacia la economía real.
Pese a ello, el miedo a la desaceleración económica ha aumentado las posibilidades de un recorte de tasa de 0,25 puntos por parte del BCE, cuando hace algunas semanas los analistas esperaban que la tasa se mantuviera sin cambios en esta reunión. El IPC de la Zona Euro de marzo, que se publica el miércoles, será clave para confirmar el movimiento.
China
Las miradas de los analistas también estarán puestas en los movimientos de China. Según un análisis del banco Julius Baer, el gobierno chino está diseñando un paquete de estímulo fiscal y monetario que incluiría reducciones de reservas bancarias, bajas de tasas de interés y medidas para incentivar el consumo interno. El objetivo: sostener el crecimiento económico y resistir una prolongada guerra comercial. Cabe destacar que el renminbi chino cayó a su nivel mínimo en 18 años esta semana tras el golpe de los aranceles. En medio de esta incertidumbre, el gobierno chino informará el miércoles las cifras de crecimiento del primer trimestre.
Señales de la Fed
En Estados Unidos, además de estar pendientes de los próximos pasos de Trump, los analistas conocerán las cifras de ventas minoristas de marzo y escucharán declaraciones de los presidentes de la Fed en Atlanta, Filadelfia y Chicago entre lunes y miércoles de la próxima semana, lo que daría luces sobre la respuesta que tendrá la política monetaria a la guerra comercial.
Otra clave será observar la dinámica del mercado de deuda soberana en Estados Unidos. Aunque los analistas citan a la reacción de Wall Street como la principal razón para que Trump retrocediera en la guerra comercial, también mencionan a la caída en el precio del bono del tesoro americano como una de las causas que lo habrían obligado a declarar una tregua.
El rendimiento del bono a 30 años superó esta semana el 4,4%, lo que hizo dudar a los inversionistas sobre la calidad de “refugio” de este activo ante la volatilidad. Esto es particularmente clave en un momento donde la economía de EEUU se encuentra ya en una situación difícil respecto a su deuda pública, con un 127% sobre su PIB y un déficit fiscal del 7,4%, según el FMI.
El próximo miércoles está programada la subasta de un bono a 20 años, y su resultado permitirá comprobar si el mercado financiero global sigue confiando en la capacidad de pago de la economía americana o si definitivamente le exigirá una tasa más alta para compensar el mayor riesgo. 