Gwynne Shotwell es desde hace 22 años la presidenta y directora de operaciones de la empresa de cohetes de Elon Musk, SpaceX.
Ha estado discretamente en el centro de todos estos logros, evitando el circo que gira alrededor del hombre más rico del mundo, Elon Musk. Ahora, con 61 años, también ha logrado pasar dos décadas al lado del multimillonario sin caerse ni agotarse, un logro que no tiene precedentes, según Eric Berger, que ha escrito dos libros sobre SpaceX.
Trayectoria ascendente
Nacida en Illinois en 1963, Shotwell creció en Libertyville, un suburbio de Chicago, donde fue una estudiante con excelentes calificaciones. Durante su adolescencia, su madre la arrastró a una conferencia de la Sociedad de Mujeres Ingenieras, un evento que cambió su opinión sobre los ingenieros como “marginados sociales”, dijo en una entrevista de 2012 con la revista de exalumnos de la Universidad Northwestern, donde estudió ingeniería mecánica y matemáticas aplicadas.
Su primer puesto profesional fue en Chrysler, antes de incorporarse a The Aerospace Corporation y luego a la empresa de cohetes Microcosm. En 2002, un excolega la presentó a Musk, quien le ofreció un trabajo ese mismo día. Se incorporó como la séptima empleada de SpaceX (un compañero de trabajo la recuerda con el apodo de “007”) con la esperanza de impulsar la exploración espacial tras un período de “estancamiento” y burocracia “estreñida”.
Su marido comparte una misión similar como ingeniero en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA. Ambos viven en un campo en Texas. Shotwell ha instalado un dispositivo Starlink Mini en el techo de su auto para poder hablar con Musk sin interrupciones durante su viaje al trabajo.
En 2008 fue ascendida a presidenta y ahora supervisa a más de 13.000 empleados encargados de desarrollar cohetes reutilizables capaces de llevar humanos a Marte.
“Es difícil cuantificar o separar el éxito de SpaceX de ella —sin menospreciar el papel de Elon— pero Gwynne ha sido la líder en el área de relaciones gubernamentales durante décadas, y esa es una parte enorme y crítica de su éxito”, dijo la exadministradora adjunta de la NASA, Lori Garver. “La gente, especialmente ahora, ve los desafíos que debe enfrentar al trabajar con Elon. Ella es capaz de ponerse anteojeras”, agrega Garver. “A muchos de nosotros nos hace sentir mejor que alguien como Gwynne se quede tanto tiempo... La NASA a menudo desestimaba las preguntas sobre Elon y decía 'trabajamos con Gwynne'”.
Como contrapunto al volátil Musk, las habilidades diplomáticas de Shotwell son esenciales para una empresa que depende de millones en contratos federales en materia espacial y de defensa, al tiempo que enfrenta numerosas investigaciones regulatorias y acusaciones de violaciones ambientales.
Después de tanto tiempo en SpaceX, el personal ahora se pregunta si estará lista para probar algo nuevo. Como una de las primeras empleadas, es casi seguro que se convertirá en multimillonaria gracias a su salario y sus opciones sobre acciones.
Incluso, algunos piensan que podría ser una buena administradora de la NASA.