Factor económico

Un dólar global alto por más tiempo

La fortaleza de la economía estadounidense y riesgos políticos mantendrán a otras monedas, como el peso chileno, bajo la presión del billete verde.

Por: Marcela Vélez-Plickert | Publicado: Sábado 11 de mayo de 2024 a las 04:00 hrs.
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El mercado local da un respiro. Tras acumular una caída de 6% hasta inicios de mes, el peso chileno repunta frente al dólar, de la mano del mayor precio del cobre.

Pero mientras el tipo de cambio local retrocede, a nivel global el dólar desafió incluso el regreso de las expectativas de un recorte de tasas de interés en septiembre. Su fortaleza es un problema que está complicando a empresas y bancos centrales alrededor del mundo.

En lo que va del año la divisa estadounidense, medida por el índice DXY, ha ganado ya 4%. Si bien el mayor peso en el índice corresponde a la paridad con el euro, lo cierto es que el dólar se ha apreciado no sólo respecto a la divisa, casi todas las monedas han caído frente al poderoso dólar este año. Bancos centrales como los de Japón, Rumania y Turquía han intervenido para defender sus monedas.

“A inicios de año, esperábamos un mayor debilitamiento del dólar en 2024”, reconoce Francesco Pesole, estratega de Foreign Exchange en ING, en referencia a las proyecciones que publicaron en enero.

No fueron los únicos. Por el contrario, la “llegada del dólar más débil” era un consenso que dominaba en el mercado a inicios de año, de la mano con las expectativas de recortes de tasas por hasta 150 puntos base de parte de la Reserva Federal de EEUU.

Como destaca en su último Informe de Estabilidad Financiera del Banco Central, un escenario de tasas de interés más altas y un dólar más fuerte aumenta los costos de financiamientos para las empresas, por lo que destaca como el principal riesgo externo. A lo que habría que agregar también un aumento en el peso de la deuda externa en las cuentas fiscales.

“Es el gran gorila en la habitación”, afirma Robert Holzmann, uno de los gobernadores del Banco Central Europeo (BCE), respecto al poder la Fed y su control de los destinos del dólar. Así como nadie podría ignorar a un gorila, los bancos centrales alrededor del mundo no pueden ignorar que sus decisiones dependen -en parte- de lo que haga la Fed.

Sergi Lanau, director de estrategia de Mercados Emergentes de Oxford Economics, anticipa que los emisores en Latinoamérica no podrán reducir las tasas de interés en la magnitud que se había previsto para este año. Aunque todavía es optimista en que esto no supondrá un riesgo mayor para las expectativas de repunte económico en la región.

Corto vs largo plazo

Si bien el dólar ha ganado un rol de “refugio” ante un aumento de los riesgos geopolíticos, el que monedas como el yen japonés o el franco suizo también hayan bajado frente al dólar debilita este argumento.

Así, en el corto plazo los análisis se centran en las acciones de la Fed, y eso se refleja en las bajas temporales que tuvo el dólar en la última semana. Las menores contrataciones a las esperadas en abril y un salto en las solicitudes de subsidios por desempleo a inicios de mayo han revivido las apuestas por un recorte de tasas de la Fed en septiembre.

En ING creen que será el primero de tres recortes por un total de 75 puntos base hasta diciembre, lo que debería llevar a un dólar más débil en la segunda mitad del año. Pero Niels Christensen, estratega FX de Nordea, no cree que la Fed realice más de dos bajas.

“Por ahora, (en la Fed) están contentos con un dólar fuerte, porque les ayuda a controlar la inflación”, apunta Christensen, quien espera que los recortes de tasas del BCE y del Banco de Inglaterra comiencen en junio.

De ahí que Christensen ve recién una mayor debilidad de la divisa postergarse hasta el próximo año, de la mano de un menor crecimiento de la economía y una menor inflación en EE.UU.

Pero un dólar más débil no significa un dólar en los mismos niveles previos a la pandemia. Si, como señalan muchos, las tasas de interés y la inflación se mantienen en niveles altos por un tiempo prolongado, también el dólar se mantendría en niveles por encima de los que vimos en la década pasada.

En esta ecuación, el crecimiento de EE.UU. es un factor determinante. El FMI elevó recientemente su pronóstico y ahora espera que EE.UU. crezca ligeramente por encima de 2% anual hacia 2029, más que cualquier otra economía desarrollada.

También hay un elemento político: el nuevo round electoral entre Donald Trump y Joe Biden. Para algunos, la definición electoral introduce un factor de incertidumbre sobre la expansiva política fiscal de Estados Unidos.

Cuatro años después de la pandemia, la economía estadounidense sigue recibiendo liquidez por los incentivos implementados durante la crisis y aún después de ella, como el reciente perdón de deudas estudiantiles o el pago de beneficios. Medidas como estas han llevado el déficit fiscal de EEUU a 7% y su deuda pública a casi 130% del PIB.

En línea con cierto consenso del mercado, Pesole cree que, en un segundo período, Biden no tendría incentivos para extender las exenciones tributarias que implementó Trump durante su mandato y que vencen en 2025. Por el contrario, un Trump que además gana control en el Congreso buscaría extender los beneficios e incluso bajar otros impuestos.

Sin embargo, la historia enseña que déficits fiscales tan altos como el acumulado por EEUU no son fáciles de resolver sin un ajuste doloroso. Es difícil imaginar que, cualquiera sea el próximo presidente, tendrá suficientes incentivos para pagar tal costo político.

El peso chileno, factores estructurales

Para Chile, la buena noticia ha llegado con el alza en el precio del cobre. Christensen, de Nordea, explica que a mediano plazo las perspectivas son más favorables para el peso chileno, debido a la combinación de mayores ingresos, un repunte en el crecimiento y uno o dos recortes de tasas de parte de la Fed.

Pero esta mejora no implica una baja del tipo de cambio a niveles bajo los $ 900, afirma Sergio Godoy, estratega senior para Latam de LarrainVial Asset Management. Aunque -entre otros factores- la idea de que el avance del cobre tiene todavía camino por recorrer lo lleva a tener una mirada positiva sobre el peso chileno, considera que en el “más optimista de los escenarios” el tipo de cambio podría caer máximo a los $ 850.

“En los últimos años, el peso chileno se ha visto debilitado por factores locales, como el estallido social, la incertidumbre en torno al proceso constitucional y la masiva expansión fiscal y monetaria en respuesta a la pandemia (agregando los retiros de fondos previsionales). Si bien varios de estos factores se han corregido, y el tipo de cambio vuelve a responder a factores más globales, como la fortaleza del dólar, todavía pesan problemas estructurales. No es posible pensar en un peso más apreciado, con un déficit de cuenta corriente en torno a 4% del PIB”, apunta Godoy.

Chile no tiene superávit de cuenta corriente desde 2010. Ese año el tipo de cambio cotizó entre los $ 466 y los $ 559.

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