Factor económico

La arriesgada apuesta de Macron que tiene en vilo a Europa

La derecha y la izquierda más duras se preparan para tomar el control del parlamento francés.

Por: Marcela Vélez-Plickert | Publicado: Sábado 22 de junio de 2024 a las 04:00 hrs.
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¿En qué estaba pensando? Esa es la pregunta que cruza los pasillos de las casas de gobierno europeas, think tanks y estudios de televisión y radio. ¿En qué estaba pensando Emmanuel Macron el 9 de junio cuando decidió disolver el parlamento y convocar a unas elecciones que amenazan hoy su gobierno, y al establishment europeo?

El conteo oficial de votos de las elecciones para el parlamento europeo aún no había terminado y Macron ya anunciaba la disolución de la asamblea legislativa. “El pueblo ha hablado”, dijo en cadena de televisión nacional, en referencia a la derrota de su partido Renaissance (Renacimiento) con 15% de los votos frente a un 32% de Agrupación Nacional (RN, en francés), el partido de derecha de Marine Le Pen.

Las encuestas dan como favorito a RN, con 34% de la intención del voto. Segunda no quedaría la alianza de centro de Macron, sino el recién creado bloque de izquierda Frente Popular que incluye entre sus filas las voces más radicales de ese espectro político.

“Era lo correcto”, defendió Macron esta semana, defendiendo su decisión de adelantar elecciones legislativas. Su apuesta -intentan explicarse a sí mismo los analistas- sería que, asustados por el triunfo de RN y el avance de la derecha a nivel europeo, los electores franceses se movilizarían a las urnas para refrendar el voto por su gobierno.

“Asumió un riesgo innecesario y considerable, que resultó mal … Es como si Emmanuel Macron hubiera elegido deliberadamente debilitar a su bando político, a su país y a la causa de Europa y de la democracia”, escribió en Les Echos el influyente analista político Dominique Boïsi.

Al igual que muchos en Europa, Boïsi ve con alarma el avance de partidos de derecha, calificados además como radicales, populistas y amenazas a los valores liberales.

Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Suecia, España son algunos de los países que registran el crecimiento de partidos con agendas nacionalistas, que reclaman medidas radicales contra la inmigración principalmente musulmana y africana, incluyendo el cierre de las fronteras europeas. En el caso de Francia, la población extranjera ha crecido de 6,5 millones (9,7% de la población) en 2018 a unos 9 millones de personas (10,3%) al cierre de 2022.

Más recientemente, partidos como RN en Francia, Hermanos por Italia de la primera ministra Giorgia Meloni, o Alternativa por Alemania han eliminado de sus agendas la idea de abandonar el UE. Pero promueven la idea de devolver más poder a los gobiernos de cada país y restar competencias a Bruselas. Además, han adoptado en sus agendas propuestas contra las medidas verdes que ha promovido la Comisión Europea. Al igual que otros partidos de derecha en la región, RN considera que se deben priorizar medidas para promover las industrias locales, asegurar energía barata incluyendo nuclear en lugar de subsidiar fuentes renovables como la eólica y solar. No se diga combustibles más costosos como el hidrógeno verde.

“Es bastante probable que la próxima Asamblea Nacional, el próximo gobierno y el próximo presidente de Francia no sean tan pro-UE como los actuales. Esto limitaría el alcance de una mayor integración económica de la UE (por ejemplo, obstaculizando cualquier unión de mercados de capitales, bancaria o incluso fiscal) y abriría la puerta al desmantelamiento de algunas de las actuales políticas económicas de la UE”, sostiene Hubert de Barochez, economista senior de Capital Economics.

Es esta lectura lo que explicaría el nerviosismo que se apoderó de los mercados europeos tras la decisión de Macron y la publicación de las primeras encuestas.

Parálisis o cambio de rumbo

En Francia, los miembros del parlamento son elegidos a través de un sistema de votación de dos rondas. La primera se realizará el 30 de junio, la segunda el 7 de julio. Si ningún candidato en una circunscripción obtiene el 50% de los votos en la primera ronda, los dos candidatos con más votos se enfrentan en un balotaje junto a otros candidatos que obtengan más de 13% de los votos en la primera vuelta. El candidato que obtenga más votos en la segunda ronda gana el escaño en juego.

La reciente encuesta de Toluna Harris Interactive proyecta que RN ganaría hasta 250 asientos de los 577 en juego. Su socio, el Partido Republicano, sumaría otros 30. Así, el bloque de derecha se quedaría a solo nueve escaños de la mayoría absoluta (289). El Frente Popular de izquierda sería la segunda fuerza, con hasta 165 asientos. Mientras, el centro liderado por Macron llegaría máximo a 130.

Como principal fuerza, RN tendría suficientes votos para nombrar a su presidente, Jordan Bardella, de 28 años, como el nuevo primer ministro, y con ello complicar aún más lo que queda del mandato de Macron. “No podemos cambiar Francia con una mayoría relativa”, declaró Bardella al inicio oficial de la campaña, llamando a los franceses a dar a RN una mayoría absoluta.

Macron ya perdió su mayoría parlamentaria en 2022 y, de tener que gobernar junto a Bardella, arriesga la paralización completa de su agenda e incluso que se reviertan algunas reformas, como el alza de la edad de jubilación.

Francia ha tenido tres episodios de “cohabitación”, un presidente y un primer ministro de grupos políticos distintos. El último período fue el que compartieron Jacques Chirac como presidente y el socialista Lionel Jospin como primer ministro, entre 1997 y 2002. Chirac vio restringida su influencia, mientras Jospin logró sacar adelante reformas como el recorte de la jornada laboral a 35 horas semanales, amplió el sistema de seguridad social y el recorte de impuestos.

Bardella ha planteado que sus prioridades serán aumentar el poder de gasto público, asegura que a través del impulso del crecimiento; aumentar la seguridad, con un endurecimiento de penas y mayor dotación policial; y el control de la inmigración.

A sus 1,6 millones de seguidores en TikTok, Bardella asegura que los extranjeros “que trabajan, pagan sus impuestos, respetan la ley y aman nuestro país no tienen absolutamente NADA que temer”. Ante una convención de empresarios, el joven político agregó que todo inmigrante que no consiga trabajo después de seis meses de su llegada a Francia “debería ser devuelto a su país”.

Además, Bardella buscaría reducir el aporte al presupuesto de la UE en 2.000 millones de euros; y aunque no lo ha mencionado, se teme que también reduzca los aportes en defensa y a la OTAN. Avanzar en estos puntos, al igual que revertir la reforma previsional de Macron, requeriría de una mayoría absoluta. Pero hasta ahora no es el escenario que se anticipa.

“El resultado más probable es un Parlamento paralizado (sin mayoría dominante). Esto significa que es poco probable que la nueva asamblea pueda acordar recortes de gastos o medidas de alto costo político… A corto plazo parece poco probable que se produzca un cambio radical en la política económica”, afirma Javier Corominas, director de estrategia global de Oxford Economics.

Estas son malas noticias para un país que requiere de reformas urgentes. Francia está creciendo menos de 1% anual. La Comisión Europea acaba de poner al país en un “procedimiento de déficit excesivo”, como se denomina al proceso de obligar a un miembro del bloque a reducir su gasto y déficit fiscal. En el caso de Francia, el déficit fiscal alcanza 5,5% del PIB, el segundo más alto de la Eurozona, después de Eslovaquia. El FMI proyecta que la deuda pública francesa terminará 2024 en 112% del PIB. S&P500 el mes pasado recortó la calificación crediticia del país de AA a AA- citando el débil historial de reformas fiscales y recuerda que el país “no ha registrado un superávit presupuestario primario desde 2001”.

Por el contrario, tanto RN como el Frente Popular de izquierda han planteado programas que aumentarían el gasto fiscal al menos en 22.000 millones de euros en el primer año.

El temor se ha dejado sentir en los mercados: “Los inversionistas temen que, si Francia no respeta el marco fiscal de la UE (que demanda una reducción del déficit a 3% del PIB), otros países podrían seguir su ejemplo, aumentando los riesgos de sostenibilidad de la deuda no sólo en Francia, sino también en otras partes de la UE”, agrega Barochez de Capital Economics.

Es decir, otra crisis de deuda en la Eurozona. Pero, a diferencia de 2011-2012, el epicentro ya no estaría en Grecia u otra economía menor, sino en el segundo país del bloque.

Tres mujeres detrás el avance de la derecha en Europa

Aunque no se han planteado una alianza, y a pesar de los matices, los tres partidos de derecha dura en Alemania, Francia e Italia defienden agendas similares: restricciones a la inmigración, el rechazo al islamismo, defensa de industrias nacionales, rechazo a una mayor integración europea y el apoyo a la energía nuclear y la prioridad al crecimiento y las industrias en lugar de las políticas verdes y energías renovables.

Marine Le Pen, expresidenta de Agrupación Nacional

Hasta hace unos años la derecha en Europa tenía un nombre: Le Pen. Primero Jean-Marie, el padre, fundador del Frente Nacional en Francia en 1972. Un exmilitar, quien llegó a relativizar el Holocausto. Bajo su sombra, Marine, la hija menor, y quien ha liderado una campaña por “desintoxicar” la imagen del partido. Entre las medidas se incluyó el cambio de nombre, por (Rassemblement National o Agrupación Nacional), la eliminación del programa de ideas como el rechazo al matrimonio homosexual, y la expulsión de los líderes considerados más radicales incluyendo el propio Le Pen en agosto 2015. Es más, Marine incluso participó en una de las marchas contra el antisemitismo, tras los ataques de Hamás en octubre pasado.

El quiebre con el radicalismo del padre y la vieja guardia del Frente Nacional fue necesario para que Le Pen lograra un segundo puesto en su segunda aventura presidencial en 2017, que perdió contra Emmanuel Macron con 34% de los votos. En su tercer intento, en 2022, Le Pen consiguió 41,5%, insuficientes para vencer a Macron.

Abogada y madre de tres hijos, a sus casi 56 años, Le Pen parece por fin haber superado a la sombra y herencia de su padre. RN ha conquistado a más electores que cualquier otro partido francés en las recientes elecciones europeas y se alista para ser la bancada más grande en el nuevo parlamento francés.

Aunque cedió la presidencia de RN a Jordan Bardella a fines de 2022, Le Pen sigue siendo considerada la líder natural del partido. También es considerada la candidata natural a buscar la presidencia en las elecciones de 2027.

Le Pen no ha ocultado su cortejo hacia Meloni, con declaraciones públicas sobre la necesidad de unir fuerzas para formar un gran bloque de derecha en el legislativo europeo. Contrario a la Primera Ministra italiana, Le Pen todavía no ha tenido la oportunidad de gobernar y mostrar credenciales moderadas que le permitan quitarse de encima las etiquetas de “radical” y “populista”.

Alice Weidel, copresidenta de Alternativa para Alemania (AfD)

Entre las líderes de derecha en Europa, Weidel es la más joven y la líder del partido considerado más radical en la región. Alternative für Deutschland (AfD) surgió en 2013, fundado por economistas y académicos, con una única agenda antieuro. En 2015, el programa se amplió a una oposición a la política de fronteras abiertas implementada por Ángela Merkel en 2015.

En un país en el que el uso de la bandera fuera de eventos deportivos es apuntado como una muestra de peligroso nacionalismo, el discurso en defensa de la “identidad alemana” hizo que el AfD se convirtiera pronto en un paria de la política alemana.

Weidel se unió a AfD en octubre de 2013, pocos meses después de dejar su cargo como vicepresidenta en Allianz Global Investors. Previamente, tras su paso por Goldman Sachs, Weidel trabajó para el Bank of China y vivió seis años en Beijing.

AfD está presente en el parlamento alemán desde 2017, y en las últimas elecciones europeas se confirmaron como la segunda fuerza política del país, tras los socialcristianos. Su agenda gira en torno a endurecer las políticas migratorias y de asilo tanto en Alemania como la UE en general, incluyendo una radical reducción de los beneficios sociales para migrantes.

Weidel integra el parlamento alemán desde 2017, tiene 45 años y vive en Suiza en unión civil junto a la cineasta Sarah Bossard y sus dos hijos adoptivos. Su homosexualidad y que su pareja haya nacido en Sri Lanka ayuda a Weidel en su argumento de que no todos en el AfD son racistas y radicales. Sin embargo, la década de historia del partido está poblada de escándalos por declaraciones realizadas por varios de sus miembros, incluyendo el apoyo a Rusia y Vladimir Putin. En enero pasado, un asesor de Weidel participó en una reunión en la que se habría discutido deportar a millones de extranjeros y alemanes con padres migrantes que hayan cometido crímenes. Una idea que revivió el fantasma del nazismo.

Este último caso llevó a que Le Pen rompiera cualquier posibilidad de alianza con el AfD en el Parlamento Europeo, en el que el partido alemán tendrá 15 legisladores.

Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, Presidenta de Hermanos por Italia

Coronada como la nueva mujer fuerte de Europa en las últimas elecciones, Giorgia Meloni se ha convertido en un personaje clave para el futuro de la región. A sus 47 años, la primera ministra italiana fue la única gobernante cuyo partido ganó las elecciones europeas en su país.

Meloni lidera el país desde octubre de 2022 y su partido Fratelli d’ Italia (FdI, Hermanos por Italia) desde marzo 2014. Definida como conservadora y católica, Meloni es recordada permanentemente de sus raíces neofascistas. Llegó al poder tras una alianza de FdI con el nacionalista Legua, de Mateo Salvini.

En el poder, sin embargo, Meloni ha tratado de presentarse como una política pragmática, capaz de negociar y sellar alianzas. A pesar de defender una agenda nacionalista, Meloni no ha aplicado las medidas radicales contra la inmigración que se habían temido (como el cierre de fronteras o deportaciones), y ha respaldado encontrar una solución común dentro del marco de la UE. También ha respaldado a Bruselas en la defensa de Ucrania. Mientras, al interior del país avanza con reformas como reducción de impuestos, entrega de autonomía fiscal a las regiones, y su aspiración política: que se permita elegir al primer ministro en elección directa.

Desde 2020, Meloni preside también el Partido de Conservadores y Reformistas Europeos (ECRP) en el Parlamento Europeo. En un esfuerzo por quitarse la etiqueta de “radical” Meloni ha descartado una alianza de ECRP con el bloque de derechas Identidad y Democracia, al que pertenecen la Liga, de Salvini, y Agrupación Nacional, de Marine Le Pen.

Hasta ahora ECRP ha buscado ganar fuerza como una opción de derecha por su propia cuenta y, al momento, es el tercer bloque del nuevo parlamento europeo, superando a Renew Europe, liderado por Emmanuel Macron. Si uniera fuerzas con Le Pen, Meloni y ECRP se convertirían en el segundo bloque más fuerte del legislativo europeo.

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