Las afirmaciones la semana pasada de que las conversaciones para la reestructuración de la deuda pública griega habían “colapsado” habrían enviado una ola shocks a través de la eurozona si las rebajas de Standard & Poor’s a la deuda de numerosos países no hubieran creado ondas mayores.
Tal como están las cosas, el bluff de los tenedores de bonos privados podría resultar contraproducente. Debiera galvanizar a los acreedores oficiales de Atenas en su esfuerzo por capturar una mayor parte del descuento de mercado sobre la deuda griega. Si abandonan sus reclamos por un canje de deuda “voluntario”, un acuerdo aún parece posible.
A fines de marzo, Atenas necesita pagar vencimientos de bonos o se hundirá en un default desordenado. La salvación sólo se alcanzará si el programa de rescate de la eurozona avanza, lo que a cambio requiere una exitosa “Participación del Sector Privado” (PSI en inglés), el eufemismo de la eurozona para una reestructuración de deuda.
Los tenedores de bonos privados saben muy bien que el reloj está avanzando; no es raro ver los mayores engaños justo antes de que los jugadores deban mostrar sus cartas. Pero la mano del sector privado es débil y lo sabe. Las afirmaciones de que la justicia exige retribuciones completas son debilitadas por el hecho que muchos titulares de deuda griega compraron a descuento. Además, los males griegos se deben en parte al mismo pánico de los tenedores, lo que forzó los rendimientos hasta niveles imposibles.
Las autoridades para el rescate de Grecia están en lo correcto al presionar por más.
EL PSI arrasará con los bancos griegos. Pero Atenas ha sacada una ventaja sobre otros países de la eurozona con una nueva ley de resolución bancaria. Puede usarla para liberar al sistema bancario de sus pasivos no asegurados, no depositados. Por una vez, Grecia podría sentar un ejemplo a seguir.