Desde Buenos Aires, Argentina
En pleno corazón de Buenos Aires lo que más hay no son turistas ni porteños, sino que “farolitos” que ofrecen comprar y vender los dólares al tipo de cambio informal, más conocido como blue.
Los últimos dos días no han sido fáciles para los argentinos y han sido testigos de cómo su moneda se deprecia rápidamente. El blue finalizó el martes en 495 pesos argentinos, escalando 33 pesos en una sola jornada, su mayor incremento en 10 meses. Todos los economistas coinciden en el diagnóstico: Argentina está viviendo una corrida cambiaria.
El dólar blue corresponde al tipo de cambio que está fuera del mercado formal y es el más utilizado en Argentina debido a las múltiples restricciones cambiarias que existen por parte del gobierno trasandino para evitar la fuga de esta moneda.
La brecha entre el dólar oficial y el blue se incrementó ayer, llegando a 124%. Todo un descalabro.
La mañana del martes fue caótica. Era tan rápido el ascenso del blue que algunas “cuevas” (lugar donde se venden pesos argentinos por dólar blue) en las calles Florida, Lavalle y Corrientes dejaron de vender dólares al público hasta tener una idea clara de cuánto más podía escalar.
Si bien los registros financieros evidenciaron que hubo operaciones que se concretaron por encima de los 500 pesos, en Buenos Aires se llegó a transar hasta en 520 pesos.
Los “farolitos”
Las “cuevas” son lugares a los que acceden los turistas y argentinos a comprar y vender dólar blue. Son ilegales y no son las típicas casas de cambio. Por lo general, hay un “farolito” o persona que invita sigilosamente a pasar a la “cueva” y realizar la transacción.
Estos sitios pueden ser peluquerías, cerrajerías, librerías e, incluso, florerías. Todas tienen el mismo modus operandi: el interesado señala la cantidad a cambiar y le responden con una oferta en una calculadora. Al aceptar, cierran la tienda y sacan una máquina para contar billetes comenzando un proceso que parece casi infinito.
Y es que el billete de mayor denominación en el país trasandino es de 1.000 pesos argentinos, equivalente a cerca de US$ 2 al tipo de cambio blue. A modo de ejemplo, si una persona cambia US$ 100, le podrían dar hasta 50 billetes de 1.000 pesos o casi 100 billetes de 500 pesos.
El valor final a cambiar depende de la denominación de la moneda estadounidense. Si es de US$ 100 el billete tiene un mayor valor que el resto que tiene una menor valoración en el mercado negro.
Los retratos
Florencia Carrizzo (28 años) hace más de un año trabaja como “farolita” en avenida Corrientes, en una tienda que vende artículos de viajes, pero que desde el fin de la pandemia comenzó a comprar y vender dólares blue.
Según Carrizzo, el 90% de sus clientes son extranjeros, la gran mayoría brasileños, chilenos y uruguayos. El resto son argentinos fijos que vienen cada cierto tiempo a comprar divisas para ahorrar.
La volatilidad cambiaria ha llevado a los comerciantes a ingeniárselas debido a que están cansados de cambiar los precios de manera semanal.
Algunos negocios aceptan dólares y hacen un cambio similar al blue.
Los restaurantes dejaron de mostrar los precios en sus cartas y para saber cuánto cuesta un plato se debe pedir el menú digital a través de un código QR que se actualiza.
Santiago García (68 años) es dueño de una pizzería ubicada en el microcentro de Buenos Aires que lleva más de 30 años operando. En conversación con DF se toma la cabeza y repite: “Esto está que explota. Se tienen que ir todos”.
El comerciante se ríe y más calmado, pero un poco resignado, comenta que “todas las semanas tengo que subir al menos un 10% los precios, sino no llego y no tengo cómo pagar el alquiler y para qué hablar de los salarios. Nos están matando en vida”.
Al percatarse de la presencia de DF, los comensales dijeron: “Es Argentina, no lo entenderás”.
Los factores del alza
La depreciación del peso argentino es crítica. De acuerdo a datos de Bloomberg, el tipo de oficial muestra un retroceso de casi 20% en lo que va del año, la mayor depreciación dentro de América Latina.
En contraste, el peso chileno ha subido durante el mismo período un 4,9%.
El académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de los Andes, Ángel Soto, recuerda que Argentina tiene un importante “panorama de inestabilidad, naturalmente hay una tendencia a refugiarse en dólares ante un peso cada vez más desvalorizado, a lo que debe sumarse la alta inflación”.
Los últimos datos de inflación de Argentina no dan tregua y acumula un nivel anualizado de más de 100%, la más alta desde 1991.
Las reservas del Banco Central de Argentina (BCRA) prácticamente no existen. Existe poco espacio para maniobrar e intervenir algunos de los tipos de cambios que controla el gobierno para presionar a la baja el blue mediante otros instrumentos financieros, como el dólar CCL.
La vulnerabilidad económica también está presente debido a los efectos de la sequía en el campo argentino, que han impedido un mayor ingreso de dólares.
A ello, se añade la incertidumbre política en que comienza a transitar el país de cara a las elecciones presidenciales de octubre. El candidato que lidera las encuestas es el diputado de derecha Javier Milei, quien propone dolarizar la economía.
Las acusaciones
La Casa Rosada estuvo pendiente todo el día de la evolución del dólar y la preocupación caló hondo en los equipos económicos del gobierno. Esto llevó a acelerar las tratativas para poder concretar cuanto antes un desembolso de dólares del Fondo Monetaria Internacional (FMI) en las próximas semanas. Para ello, viajarán mañana a Washington para avanzar en los acuerdos.
El Presidente Alberto Fernández recordó el martes que el país enfrenta los embates de la sequía, lo que ha mermado las exportaciones agropecuarias y, con ello, la entrada de divisas estadounidenses a la economía.
Solo en la provincia de Córdoba más de US$ 8.200 millones en pérdidas que ha dejado la sequía.
Pero Fernández también fustigó a la oposición por la corrida cambiaria y acusó a sus oponentes que “se han ido al exterior a hablar en contra de los gobiernos populares y ahora lo hacen otra vez, pidiendo que nos corten el crédito y que nos exijan más ajuste sobre el pueblo”.
El ministro de Economía, Sergio Massa, apuntó que lo vivido este martes fue una especulación y aseguró que “vamos a usar a la justicia penal económica como vehículo de investigación y esclarecimiento de algunos comportamientos”.
Al cierre de este artículo, las cacerolas retumban por las calles de Buenos Aires como señal de protesta ante el escenario económico que enfrenta Argentina.
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