Cambio climático: bonos de carbono crecen en el mercado local, pero aún lejos de países desarrollados
El Ministerio de Medio Ambiente destacó que los beneficios de este tipo de instrumentos son colaborar en el desarrollo de iniciativas que tienen barreras económicas y dar certidumbre a los inversionistas.
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Entre los esfuerzos que están realizando las organizaciones internacionales para mitigar los efectos del cambio climático, los bonos de carbono ganan terreno como una alternativa para los inversionistas que destinan una parte de su patrimonio a carteras con énfasis en sostenibilidad.
Un bono o crédito de carbono es una unidad que certifica una acción específica para reducir, evitar o capturar emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Cada bono representa la mitigación de una tonelada de CO2 que resulta de un proyecto verde.
En 2023, el denominado “mercado voluntario”, es decir, cuando una empresa elige invertir en este tipo de bonos, alcanzó a 164 millones de toneladas de C02.
Asimismo, los proyectos de mitigación son el esfuerzo que realizan las firmas para reducir, evitar o capturar emisiones de GEI. Entre ellos, destacan los de energía eléctrica, renovables, reforestación, entre otros.
“Los proyectos que pueden emitir bonos de carbono son aquellos que demuestran que son ‘adicionales’. Esto significa que, por el hecho de construirse, desplazan emisiones de carbono de la atmósfera o capturan emisiones de carbono de la atmósfera”, señaló a DF, la jefa de la Unidad de Cambio Climático de Colbún, Josefina Montero.
Una vez que este proyecto se ejecuta y se verifica que cuenta con la reducción de emisiones, se emite un bono que luego es comercializado en el mercado.
Los créditos de carbono pueden ser vendidos en mercados regulados o en el voluntario, donde la participación es dictaminada por cada compañía y se basa en motivaciones internas.
A nivel global, la oferta de carbono ronda los 500 millones de créditos anuales y Chile representa menos del 1% de este monto.
El Ministerio del Medio Ambiente (MMA) indicó a DF que los beneficios que se obtienen al utilizar bonos de carbono son dos: por un lado, “poder desarrollar iniciativas que tienen barreras económicas para su implementación, y tienen como fin reducir o absorber emisiones generando beneficios ambientales para el país”.
Agregaron que “a través de la venta de los bonos el inversionista tiene una certidumbre al momento de invertir en estas iniciativas debido a que al venderlos podrá al menos recuperar su inversión”.
Situación local
Desde febrero de este año, el mercado de bonos de carbono se encuentra regulado en nuestro país.
De acuerdo al Ministerio de Medio Ambiente, el objetivo principal de regular estos bonos “es poder incentivar la inversión en iniciativas de mitigación de emisiones, involucrando al sector privado en la descarbonización del país, impulsando una transformación hacia prácticas más amigables con el medioambiente, mejorando la calidad del aire y protegiendo la salud de las personas”.
Para esto, crearon HuellaChile, una iniciativa que fomenta la medición, el reporte y la gestión de gases de efecto invernadero en organizaciones del sector público y privado del país. Entre 2023 y 2024, esta iniciativa ha logrado que empresas chilenas compren bonos de carbono por un total de 162.540 toneladas de CO2. Sin embargo, a nivel global, la oferta de carbono ronda los 500 millones de créditos anuales, y Chile representa menos del 1% de este monto.
Desde el ministerio señalaron que, a pesar de que Chile hoy no genera un número importante de bonos de carbono, entre sus estrategias está motivar la demanda nacional por estos instrumentos, lo que podría provocar un aumento de éstos.
Montero de Colbún afirmó que “el sistema de compensación asociado al impuesto verde requiere que los proyectos que emiten los bonos estén ubicados en Chile”, por lo que la demanda de empresas chilenas va en aumento.
Además, la ejecutiva precisó que en Chile, “una buena parte de los proyectos que generan bonos de carbono son de generación de energía”.
Empresas como CMPC, Arauco, Anglo American y Collahuasi son algunas de las que han anunciado sus inversiones en bonos de carbono, junto con manifestar su interés de ser carbono neutral en el futuro.
Impacto acotado
Sin embargo, el mercado de bonos de carbono presenta diferentes desafíos. El que genera más ruido, es la certeza respecto a la legitimidad de los créditos de carbono para lograr reducciones auténticas de emisiones.
Para la ejecutiva Ana Amar, directora para Latam de SLR, una consultora especializada en temas de sustentabilidad, “los bonos de carbono no son la panacea en términos de que con esto no vamos a llegar a los objetivos mundiales de alcanzar a cero emisiones netas de carbono para 2050”. Esto porque, según la experta, los bonos mitigan el impacto, pero no reducen emisiones.
Junto a esto, el director de SLR, Germán Sáenz, explicó “que emitir los créditos de carbono te da una falsa sensación de tranquilidad”, porque para las empresas es más fácil compensar su emisión a través de bonos que hacer cambios en sus producciones y cadena de valor que realmente bajen sus emisiones.
Metas de descarbonización
Actualmente, la organización internacional Science Based Targets Initiatives (SBTI), está colaborando a darle mayor certeza a los inversionistas en los temas de descarbonización a nivel mundial.
Según datos de esta organización, solo el 13% de los compradores de bonos de carbono mundial tienen sus metas de descarbonización aprobadas por la SBTI. “Es decir, el 87% de la gente que está comprando créditos de carbono lo está haciendo para compensar emisiones sin una meta sólida basada en la ciencia de descarbonización” precisó Amar.
Consultado el Ministerio del Medio Ambiente respecto de cómo monitorean que las empresas no realicen greenwashing con los bonos, explicaron que a través de HuellaChile “se certifica el cálculo de la huella de carbono de las empresas, el cual se verifica con un tercer actor independiente para asegurar que la metodología de cuantificación de las emisiones está aplicada de manera correcta y no se están excluyendo fuentes significativas en el valor final”.