FT: entrevista a Andrea Orcel, el banquero italiano que venció al Santander en tribunales y ahora quiere triunfar en UniCredit
El banquero asegura que está satisfecho con la sentencia porque se han reconocido sus derechos.
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Andrea Orcel quiere hablar de los planes que tiene para el banco al que se incorporó este año, UniCredit.
Sin embargo, minutos después de terminar la entrevista concedida a Financial Times el viernes, el banquero se enteró de que había logrado una victoria en los tribunales por su fichaje frustrado en Banco Santander en 2019. Hace dos años, Orcel demandó al banco español por retirar una oferta para nombrarle CEO. Entablar una batalla judicial sobre su propia remuneración fue una decisión audaz, en un momento en el que la retribución de los ejecutivos estaba en el punto de mira.
Terminaban así sus buenas relaciones personales con la cúpula de Santander. Orcel había sido un confidente del difunto presidente Santander, Emilio Botín, y era muy cercano a su hija, la actual presidenta de la entidad, Ana Botín. Ahora ambos se enfrentaban en un juzgado de Madrid.
El viernes, un magistrado decidió que Santander tendría que indemnizar al banquero con 68 millones de euros por el bonus diferido que estaba pendiente de percibir en UBS y al que renunció para aceptar el puesto en el Santander. También incluyó "daños morales y de reputación".
El éxito de Orcel resulta llamativo no sólo por la cuantía de la indemnización, sino por su victoria contra uno de los pilares del establishment español.
Más tarde, el viernes, Orcel declaró a FT: "Estoy satisfecho de que se hayan reconocido mis derechos".
Justo antes de la sentencia, desde su oficina en la torre UniCredit en el centro de Milán, Orcel insistió en que su batalla judicial -"desafortunada o no"- era "lo correcto porque no había otro camino".
"Creo que es desafortunado que estemos donde estamos, pero si la gente se fija sólo en los hechos y en lo que se dirime en los tribunales, las conclusiones son claras", sentenció Orcel.
"Espero que esto termine y todos podamos pasar página; (Santander) es el pasado y estoy centrado al 150% en UniCredit", añadió.
Orcel se estrenó en el cargo con un acuerdo frustrado: el intento de adquisición por parte de UniCredit del debilitado rival Monte dei Paschi di Siena (MPS), al que el banquero optó por renunciar.
En su opinión, "no habría hecho un buen servicio a los accionistas del banco o a Italia" si hubiera seguido adelante con la operación.
"El mercado lo habría visto como un acuerdo político", reconoció Orcel, en su primera entrevista desde que en abril asumió la dirección del segundo banco más grande de Italia.
Las conversaciones entre UniCredit y el Gobierno italiano, que posee una participación del 64% en MPS, fracasaron en octubre después de que Roma anunciara que no estaba dispuesta a aportar más millones de euros de los previstos para recapitalizar el banco toscano.
Orcel aseguró que el Gobierno y UniCredit habían acordado cómo debía sanearse el balance "y esas condiciones, si se tienen en cuenta las cuentas de Monte dei Paschi, equivalen casi mecánicamente a una cifra, y esta era significativamente superior a los 2.000 o 3.000 millones de euros (previstos inicialmente por el Gobierno)".
Según Orcel, que a pesar de haber nacido en Roma nunca había trabajado en Italia antes de incorporarse a UniCredit, no hay rencores entre él y el Gobierno. Ambas partes "negociaron de buena fe" y él se mostró dispuesto a estudiar el posible acuerdo, a pesar del escepticismo de los accionistas. "Decir que no desde el primer día habría sido la opción más fácil para mí", admitió Orcel.
El fracaso de las negociaciones ha dejado a Orcel en una posición más fuerte para optar por una estrategia de crecimiento alternativa. A diferencia de su predecesor, Jean Pierre Mustier, no ha descartado las adquisiciones y "sigue buscando oportunidades", pero su prioridad es cumplir un exigente plan a tres años.
Presentado esta semana, los objetivos incluyen un crecimiento anual de los beneficios del 10%, un programa de distribución de capital de 16.000 millones de euros, una inversión inicial de 2.000 millones de euros en tecnología y 1.500 nuevas contrataciones, 900 de ellas en Italia.
"Aunque he pasado toda mi carrera en el extranjero, estoy orgulloso de ser italiano. Lo mismo ocurre con UniCredit", declaró Orcel, de 58 años.
Al apostar por una mayor integración en los 13 mercados europeos del grupo, Orcel está convencido de que "recomponer" y racionalizar la red de UniCredit dará un impulso al crecimiento de los ingresos y ofrecerá un mejor servicio al cliente. "No vamos a tratar a los otros 12 países como colonias", sentenció.
Para conseguir este objetivo, el CEO está reduciendo los costos mientras invierte en datos, tecnología y personal. "No sabíamos si la gente estaría de acuerdo con eso, pero los inversionistas dijeron que sí... Esto supone una estrategia sostenible en el tiempo", explicó Orcel.
Los inversionistas respondieron positivamente a la presentación de la estrategia, y en los dos días siguientes, las acciones del banco subieron un 12% .
En opinión de Orcel, UniCredit necesita recuperar su cultura. "Habíamos perdido nuestro ADN. Hace15 años, UniCredit era el modelo de la banca, era el banco más genuinamente europeo, con el mejor rendimiento, la mejor gente, fuimos pioneros en muchas cosas. Luego se cometieron errores", reconoció.
Según el CEO, la larga pero necesaria fase de reestructuración del banco llevó a la anterior dirección a centralizar procesos y decisiones que generaron una "cultura del miedo".
"Si uno tiene la sensación de que si se equivoca, está fuera, se acaba por perder la noción de lo que se representa", explicó.
"Está bien cometer errores, dentro de unas normas, reconocerlos y seguir adelante. Tenemos que confiar y empoderar a nuestra gente o no iremos a ninguna parte, porque no se puede controlar todo", concluyó.