- ¿En qué punto se halla la recuperación europea?
- Después de la Gran Depresión de 2009, el impulso del crecimiento vino del comercio exterior fuera de Europa. Los mercados emergentes, empezando por China, empujaron la economía mundial fuera de la recesión. El entorno que nos encontramos ahora es muy diferente. Con el comercio exterior fuera de Europa mucho más débil, el repunte cíclico que experimentamos ahora dependerá mucho más de la demanda doméstica en Europa. Es una dificultad para los líderes políticos: la política monetaria apoya la demanda interna pero el problema fiscal está mucho más presente.
- ¿Llega tarde la unión fiscal?
- Hemos hecho muchos progresos con la Unión Bancaria; la coordinación fiscal es el próximo reto. No creo que vayamos a hacer ningún avance significativo antes de 2017, hasta después de las elecciones francesas y las alemanas.
- ¿Los períodos electorales frenan los avances?
- La incertidumbre en Francia sobre el resultado de las elecciones es grande, en Alemania la incertidumbre es menor, pero habrá que ver si Angela Merkel se presenta para otro mandato. Hay una necesidad de consolidación fiscal y en el caso francés debe alcanzarse un liderazgo más fuerte. Probablemente vamos a desperdiciar otros seis o nueve meses hasta que lleguemos a la acción política otra vez.
- ¿En qué dirección debe ir?
- Algunos han sugerido que tengamos un ministro de Finanzas de la zona euro, que coordinara las políticas nacionales, y creo que es una propuesta muy interesante. Pero ello exigiría una modificación del Tratado. Un acuerdo requiere un Parlamento, votos y, en algunos casos, referendos. Eso es algo que sólo puede conseguirse con líderes políticos muy fuertes. No es el caso. Todo esto es una agenda para la segunda mitad de 2017, y tampoco está asegurado, aunque sería lo deseable. No estoy seguro de que los líderes políticos, por la proximidad de las elecciones, sean muy cuidadosos cuando se trata de Europa. No dicen mucho sobre lo que quieren hacer, porque no están seguros de la reacción popular. Hay movimientos populistas muy fuertes en toda Europa. La preocupación de algunas figuras políticas es no airear la agenda europea demasiado para no dar espacio a los movimientos populistas. Esta es la realidad de hoy en día: 2016 probablemente será un año perdido desde el punto de vista político. Hay un repunte en la zona euro; el crecimiento se acelera, pero no hay contraparte política.