Nueva derrota para May: Parlamento da el primer paso para tomar el control del Brexit
La crisis política se intensifica con la renuncia de tres ministros y los euroescépticos negándose a respaldar el acuerdo de salida de la Unión Europea.
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Una nueva semana, otra serie de enmiendas al Brexit y Theresa May más firme que nunca en su intención de llevar al país a abandonar la Unión Europea, incluso si le cuesta el cargo.
Ayer, en una nueva sesión del Parlamento, la gobernante británica admitió que la nación podría estar dirigiéndose a un “Brexit lento”, luego de que los conservadores euroescépticos rechazaran, una vez más, respaldar su acuerdo renegociado con Bruselas, y amenazaran con una nueva elección general como única salida para destrabar el impasse.
Sin embargo, el Parlamento votó al final de la tarde una serie de enmiendas que le permite tomar control del proceso, rediseñar el acuerdo negociado con Bruselas o incluso convocar a un nuevo referendo.
Más temprano, la premier había tenido que abandonar, por segunda vez en una semana, sus intenciones de llevar su plan a la Cámara de los Comunes para ser votado hoy por tercera vez, debido a las fuertes señales de que no conseguiría los votos y de que las relaciones entre los Tories que apoyan el Brexit y el Partido Unionista Demócrata (DUP, su sigla en inglés) de Irlanda del Norte estaban empeorando.
“A menos de que esta cámara lo apruebe, un ‘Brexit duro’ no va a ocurrir”, apuntó la premier, quien luego agregó que “descartar una salida tampoco debería ocurrir”.
Así, dejó como una opción real la posibilidad de un “Brexit lento”, que se traduce en una extensión más prolongada del Artículo 50 del Tratado de Roma que, a su juicio, “no unirá al pueblo británico”.
La posición de May llevó a que, hasta el cierre de esta edición, tres ministros renunciaran a sus cargos.
Una batalla más
Cerca del final del día, una alianza entre varios partidos intentaba tomar el control del proceso con un plan para probar diferentes versiones del Brexit a través de varios “votos indicativos”, incluido el llamado modelo Norway-plus que incluye la membresía de la unión aduanera y el mercado único, y un segundo referendo.
Pero la gobernante británica abrió la posibilidad de una nueva batalla legislativa, al negarse a comprometerse a implementar la decisión de los parlamentarios incluso si estos lograran ponerse de acuerdo sobre un eventual plan B.
“Soy escéptica sobre este proceso de votos indicativos”, aclaró. “Cuando hemos intentado este tipo de cosas en el pasado, se han producido resultados contradictorios o no ha habido resultado en absoluto”.
La premier agregó que no podía otorgar un “cheque en blanco” a la Cámara de los Comunes, debido a que cualquier alternativa a su tratado podría ser imposible de negociar con la UE o podría violar las promesas del manifiesto conservador en las elecciones de 2017.
“Ningún gobierno puede dar un cheque en blanco para comprometerse con un resultado sin saber de qué se trata”, apuntó.
Sus palabras enardecieron a parte del Parlamento, especialmente al legislador conservador euroescéptico, Crispin Blunt, quien describió la situación como “la rendición más vergonzosa por parte de un líder británico desde Singapur, en 1942”.
Posiciones firmes
May fue clara en que sólo existen tres opciones para definir qué va a ocurrir con el país: que se vote a favor de su plan y se abandone el bloque de la forma más ordenada posible el 12 de abril; pedir una extensión más larga para dar mayor tiempo para prepararse para el divorcio -lo que llevaría a tener que participar en las elecciones europeas-; o revocar la decisión de separarse del bloque. Pero descartó, de plano, la posibilidad de realizar un segundo referendo.
La UE reiteró que si el acuerdo no es aprobado esta semana, el Reino Unido deberá abandonar el bloque en tres semanas más. Ayer, la Comisión Europea advirtió que la opción de un divorcio sin acuerdo era “cada vez más probable”.
Por ello, la premier volvió a sugerir que buscará una nueva votación sobre su acuerdo esta semana, pero para ello, necesita la aprobación del presidente de la cámara, John Bercow, quien ya obstaculizó el debate el martes porque no había cambios sustanciales en la propuesta del Ejecutivo.
En tanto, posiblemente mañana, se proponga al Parlamento otra votación sobre una ley conocida como un instrumento estatutario que permita cambiar la fecha del Brexit, luego de que el Consejo Europeo acordara una extensión del artículo 50 la semana pasada.
Sin embargo, ayer ya muchos euroescépticos conservadores amenazaron con rechazar el cambio legal a la fecha del divorcio.
Si bien la decisión del Consejo significa que el Brexit no ocurrirá el 29 de marzo de conformidad con la legislación de la UE, Downing Street dijo May quería cambiar la legislación británica para garantizar que el libro de estatutos del Reino Unido funcione de “una manera ordenada”.
Esta se suponía que era la semana en que el Reino Unido abandonaría la UE, consolidando el legado de May como la premier que “logró el Brexit”. Pero su posición y el destino de su gobierno están menos seguros que nunca.