Bachelet: cambio climático generará daños a los derechos humanos y conflictos
Sobre Venezuela indicó que espera que se llegue a un acuerdo y "creo que la solución tiene que ser entre los venezolanos".
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El cambio climático generará daños a los derechos humanos y graves conflictos por la sequía, la falta de alimentación y la búsqueda del agua, advirtió a Efe Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los derechos humanos, en una entrevista exclusiva al cumplirse este sábado un año de su llegada al cargo.
La dos veces presidenta de Chile habló de algunas de las crisis humanas que ha tenido que abordar este año, e incluso se refirió a la lacra que suponen los incendios forestales que "tienen que ver -dijo- con un conjunto de conductas de los seres humanos que son perniciosas para una área de biodiversidad" necesaria.
También reflexionó sobre la crisis de los migrantes en la frontera sur de Estados Unidos, la de Venezuela y la de Nicaragua, y de los contactos que mantiene con los gobiernos de estos dos últimos países para resolver estas situaciones.
Considerada una de las figuras latinoamericanas de más renombre e influencia internacional, Bachelet también asume su responsabilidad como icono femenino y pide a las mujeres que se organicen y hagan oír su voz en un periodo en el que el machismo se ha sacudido de complejos y vuelve a elevar la voz.
PREGUNTA: ¿Cuál considera usted su mayor logro en este primer año como alta comisionada?
RESPUESTA: En un año es difícil evaluar lo que se ha logrado, pero si hay algo que me alegra es haber podido relacionarme con gobiernos y con la sociedad civil, con los que he buscado abrir espacios y he sentido que ellos lo han valorado. Esto nos ha permitido dialogar con ellos y recomendarles medidas para mejorar los derechos humanos en sus países.
P. Usted es una abanderada de que se reconozca que el cambio climático puede ser una fuente de violaciones de los derechos fundamentales. Ahora mismo la Amazonía se está quemando ¿Cuáles pueden ser las consecuencias para los derechos humanos?
R. Efectivamente, para mí el cambio climático es una realidad hace mucho rato y en los distintos trabajos que he tenido no sólo he buscado hacer abogacía, sino tomar medidas concretas para cumplir los Acuerdos de París. Sé que el cambio climático va a generar, voluntariamente o no, restricciones y daños a los derechos de la personas. Claro, no es la naturaleza la que viola los derechos humanos, pero cuando la gente tenga que desplazarse por la sequía, por la falta de alimentación o luchar por el agua, se van a generar conflictos fuertes. Los gobiernos deben escuchar a la sociedad civil porque frente al cambio climático se requieren cambios de conducta y esto tiene que ver con la situación en la Amazonía. Parte de los problemas de los incendios tienen que ver con un conjunto de conductas de los seres humanos que son perniciosas para un área de biodiversidad tan fantástica. Por lo tanto, se necesita trabajar con las comunidades para que éstas respondan con conductas que eviten incendios y deforestación. Por otro lado, el 33 por ciento de la Amazonía que está sufriendo los incendios corresponde a áreas de protección indígena, que es uno de los grupos más afectados por el cambio climático. Espero que la situación de la Amazonía se resuelva pronto porque recuerdo que, como presidenta, me tocó afrontar incendios forestales brutales y sé lo difícil que es combatirlos, así que todos los esfuerzos nacionales e internacionales para ayudar a Brasil, Bolivia y Paraguay son muy importantes.
P: ¿Comparte la impresión de que en medio de esta tragedia ecológica la Amazonía parece haberse convertido en un objeto de chantaje político?
R: Yo no quisiera sumarme a ningún calificativo porque lo que me importa es que todos hagamos lo que nos corresponde, que los gobiernos hagan su tarea y las comunidades y la sociedad civil la suya.
P. Varios hechos apuntan a un retroceso de la democracia en países donde estaba asentada y a la imposibilidad en muchos otros de abrir espacios democráticos ¿Cómo se explica usted, que lleva toda la vida luchando por la democracia, esta regresión?
R. Efectivamente nos preocupa mucho. Por un lado hay una disminución de los espacios para que la sociedad civil se desarrolle. Esto tiene explicaciones de distinto tipo, por un lado los ciudadanos ya no consideran que la democracia que consiste en elegir a sus representantes es suficiente, y a mi tampoco me lo parece, y piden participar en las decisiones que les importan. De otro lado hemos visto personas elegidas democráticamente que empezaron a debilitar las instituciones y a disminuir la participación de la sociedad civil. Años atrás se hablaba de "demodura" y de "dictablanda" cuando se veían estos sesgos autoritarios, pero lo que es nuevo es que ahora ocurre a la vez que otros procesos como los populismos, los nacionalismos y el antimultilateralismo.
Es un riesgo para la democracia, la paz y la seguridad, pero además cuando no se permite que las personas participen en cierto nivel de decisiones, las políticas públicas pueden no abordar las problemáticas reales de la gente o ir en una dirección equivocada. El resultado es que seguiremos en un mundo lleno de conflictos y problemas en los cuales los países optan por soluciones que no son las adecuadas, como por ejemplo restringiendo las migraciones, cuando en realidad lo que hay que hacer es resolver los problemas de fondo y discutirlos con la gente.
P. Sobre el tema de la migración que acaba de mencionar ¿Cómo se explica que tras varias crisis migratorias siga sin haber voluntad política para acordar mecanismos para una migración regulada y segura?
R. Es cierto que hay países que no han tenido voluntad, pero acordémonos del Pacto Global para las Migraciones, que fue aprobado por 152 países (el pasado diciembre), lo que quiere decir que la gran mayoría de países sí entiende que éste es un problema global que no se puede resolver individualmente y creo que aquí está el gran problema de los países, el de creer que pueden resolver los problemas por si mismos con medidas que habitualmente son restrictivas o regresivas...
P. Medidas que además han fracasado
R. Es que no existe medida que pueda detener a un ser humano que está desesperado y quiere mejorar sus condiciones de vida. En este sentido, si tantos países aprobaron el Pacto Global es porque a pesar de los retrocesos y ataques al multilateralismo, estoy convencida de que ha sido porque entienden que ante problemas globales soluciones globales. Ahora bien, los países tiene derecho a sus propias políticas migratorias en función de sus realidades, hay países que pueden absorber una cantidad importante de inmigrantes, otros que no, pero para eso hay que tener un diálogo e instrumentos comunes. No soy pesimista.
P. Esta crisis migratoria tiene varios frentes, entre ellos la frontera sur de Estados Unidos, donde las condiciones de los migrantes difícilmente podrían ser peores ¿Qué situación constata cada día vuestro personal en esa frontera?
R. Cuando estuve en México fui a un albergue de migrantes, conversé con ellos y unos chicos me contaron que se salvaron por poco de ser secuestrados. Muchas veces se trata de secuestros para la extracción de órganos, esclavitud o tráfico de personas, entonces la verdad la situación es muy dramática. Nuestra gente ha estado en los albergues y sabemos que más allá de las buenas voluntades de los gobiernos, cuando a diario llega un flujo enorme de personas no hay país que pueda tenerlas en situación óptima. Y lo digo porque a mí también me tocó hacerme cargo de desastres y había que abrir escuelas, estadios y por supuesto todo esto con los recursos existentes. Sabiendo esto, la idea es trabajar para que mientras se define la situación de los migrantes sus condiciones puedan ser lo mejor posible. Sin embargo, sabemos que hay centros de detención de niños, que hay separación de familias...
P. ¿Qué continúan?
R. El último reporte oficial es de julio de la Cámara de Diputados de Estados Unidos, donde se señala que continuaban. Yo no tengo una información más reciente, pero hay ocho niños muertos en centros de detención, siete en Estados Unidos, uno en México, entonces es un tremendo drama. Hemos visto que por un lado el Gobierno mexicano tiene la intención de acoger en algunas partes a los migrantes, pero la realidad es que la gran mayoría quiere llegar a EEUU. En todo caso, no se trata de que lleguen y sean deportados, porque hay leyes humanitarias y de derechos humanos que dicen que cada Estado debe dar asistencia a los migrantes. El problema que hay es que los tribunales están sobrepasados y se dice que hay 800.000 casos pendientes en EEUU y que sus resultados tardarían dos años. Por tanto, el desafío es enorme y lo más importante es que los países busquen las mejores condiciones para acoger a los migrantes. Uno de los riesgos de intentar evitar la inmigración mediante medidas coercitivas es que las personas opten por vías mucho más inseguras y que ponen su vida en peligro, sea porque se ahogan al cruzar ríos, por deshidratación o porque son secuestrados por traficantes. En conclusión, los países no están obligados a recibir a todos, pero sí a garantizar los procedimientos que permitan establecer si califican para quedarse o no como refugiados.
P. Altos cargos de Estados Unidos han planteado eliminar el periodo máximo de 20 días durante los que un migrante menor de edad puede estar detenido ¿Esta idea viola las obligaciones internacionales de EEUU?
R. Estados Unidos es uno de los pocos países del mundo que no ha ratificado la Convención de Derechos Humanos, pero creo que en este caso hay normativas universales que son claras y que los niños no deberían ser detenidos nunca.
P. En Sudamérica, varios países han superado su capacidad de recibir migrantes venezolanos ¿Comprende usted en este contexto la imposición del visado humanitario por parte de Perú, Chile y Ecuador?
R. Creo que los países toman decisiones en base a sus propias realidades y entiendo que muchos, como en el caso de Ecuador ya que he hablado con ellos, no tienen capacidad de acogerlos y darles acceso a servicios de salud y educación.
P. Su visita a Venezuela generó mucha esperanza, pero al final terminó en un intercambio de acusaciones ¿Está decepcionada del resultado o cree que en el fondo contribuyó a algo positivo?
R. Yo creo que la visita fue positiva. Primero porque abrieron los espacios en vista de que la Oficina del Alto Comisionado nunca había estado en Venezuela y hubo la oportunidad de estar dos semanas en marzo (una misión de avanzada) y luego mi visita en julio. En ambas ocasiones hubo posibilidad de interactuar con todos los actores sociales: el gobierno, la oposición, la sociedad civil y familiares de víctimas. También se conversó con el gobierno sobre lo importante que sería la presencia de nuestra Oficina y que pudiera dar cooperación técnica en algunas áreas que ellos solicitaron, como una evaluación del funcionamiento de la Comisión de Prevención de la Tortura y también un análisis de la situación en las prisiones. Siempre es mucho mejor estar en un país aunque hoy por vía tecnológica se puede obtener mucha información de todo tipo, pero seguimos conversando con el gobierno para poder tener presencia allí. De todos modos, tenemos la presentación de un reporte oral sobre Venezuela el 9 de septiembre en el Consejo de Derechos Humanos y en él presentaremos lo que se ha avanzado en este periodo y la situación de la relación de mi Oficina con el gobierno.
P. ¿Le parecen esperanzadores los contactos que se ha revelado mantienen los gobiernos de Venezuela y Estados Unidos? ¿Cree que pueden tener más éxito que los diálogos con la oposición?
R. Creo que siempre es necesario hacer todo: Dialogar con la oposición y generar todos los escenarios posibles que sean aceptables para las dos partes si es para la solución de una crisis política como la que vive Venezuela. Sobre esas conversaciones se escuchan distintas cosas, pero creo que los gobiernos siempre deben estar abiertos a conversar con otros para ver como avanzar, como en el tema de las sanciones. Usted hablaba de la migración de Venezuela y yo creo que las últimas sanciones han sido duras, demasiado amplias y si se endurecen aún más, lo único que cabe esperar lamentablemente es mayor migración porque se va a exacerbar la pobreza. Es bueno que los gobiernos conversen, sea oficial o informalmente, porque soy una convencida de que lo único que no hay que hacer es cortar puentes. No significa que haya que estar de acuerdo, pero sí tener un espacio en el que cada cual plantee su punto de vista.
P. ¿Ve una solución a mediano plazo de la situación en Venezuela?
R. Yo tengo la esperanza de que se pueda llegar a un acuerdo, pero más allá de que la comunidad internacional dé señales útiles y en favor del diálogo, creo que la solución tiene que ser entre los venezolanos.
P. La crisis política en Nicaragua parece haber salido de la agenda de países influyentes, pero el acoso y la represión de la sociedad civil no cesan ¿Qué tipo de contacto mantiene su Oficina con el Gobierno del presidente Ortega?
P. Hemos tenido contactos, yo he intercambiado cartas con el gobierno, mantenido conversaciones con la sociedad civil fuera de Nicaragua y en cumplimento de una resolución del Consejo de Derechos Humanos (de la ONU) vamos a presentar (en Ginebra) un informe sobre la situación en el país el 10 de septiembre. Nosotros seguiremos conversando con el Gobierno de Nicaragua para, ojalá, poder tener una presencia allá. Y le decimos lo mismo que a todos los gobiernos que sienten que nuestros reportes no son suficientemente objetivos: nuestra presencia en el terreno permite tener una interacción con los gobiernos para poder incluir sus puntos de vista y planteamientos. Ello independientemente de que podamos apoyar a la sociedad civil, en el caso de detenciones arbitrarias o para hacer justicia a las familias.
P. ¿Ha pedido al gobierno que le permita hacer una visitar el país?
R. Todavía no, pero tenemos conversaciones con el gobierno que pueden llevar a ello. De hecho, más tarde me voy a reunir con el ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua, José Valencia.
P. Usted es un fuerte modelo femenino. Desde esa posición ¿Tiene la impresión de que hay un velado retroceso de los derechos de la mujer y que la ideología machista va recuperando terreno?
R. Hemos visto intentos de retroceso internacional de los derechos humanos y de los derechos de las mujeres. Yo estuve en un país muy desarrollado donde iba a visitar el Congreso y me dijeron que podía hablar tranquilamente de los derechos de la comunidad LGTBI, pero que ni se me ocurriese hablar de derechos sexuales y reproductivos porque me iba a llevar un portazo en la cara. Hay una especie de retroceso en el rol de la mujeres, en algunos países no se desarrollan los jardines de infancia porque se cree que las mujeres deben cuidar a los niños en la casa, lo que si es una opción personal es perfecto, pero si la mujer quiere trabajar no es bueno para ella. Ahora, el machismo ha existido siempre, aunque hubo un momento en que era políticamente incorrecto ser xenofobo, machista, etc., pero hoy vuelve a expresarse. Creo que (los machistas) estaban escondidos, sin manifestarse, pero últimamente hay líderes que usan un lenguaje que da licencia a otros para expresar su machismo. Por eso, pido a los líderes del mundo que den el ejemplo y se posicionen contra el machismo, la xenofobia, la islamofobia, el antisemitismo y den mensajes de aceptación de la diversidad de las personas.
P. Y cuál sería su mensaje para las niñas y jóvenes que siguen siendo acosadas por su manera de vestir, que ven que los feminicidios siguen siendo noticia diaria o que han sido condicionadas para que sus roles futuros sean de maestras y enfermeras, con todo el respeto a estas profesiones, y no de médicas como lo es usted, científicas o ingenieras?
R. Mi mensaje es que las mujeres podemos hacer muchas cosas, que si uno se esfuerza y tiene capacidades puede hacer todo. Las mujeres tienen que organizarse para hacer oír su voz y participar en la toma de decisiones, en la política, en la industria y en la comunidad. Necesitamos más mujeres en los lugares en los que se toman las decisiones, pero también más mujeres con perspectiva de género, porque hay mujeres que dicen que nada de esto es cierto, que ellas están estupendo y no tienen ningún tipo de problema. Y necesitamos ser fuertes contra la violencia de género y esto tiene que ver con un cambio cultural que permita el respeto desde la infancia entre niños y niñas. No es sencillo, no se va a lograr de un día a otro, pero al igual que tenemos a una niña como Greta Thunberg (la activista medioambiental sueca de 16 años) que anda por el mundo llamando a la acción, es importante que lo que se ha generado con el "MeToo" o el "Ni una más" también genere espacios para que las mujeres sigan avanzando. Lo importante es no rendirse, saber que éstas son tareas de largo aliento, unirse, organizarse y conseguir muchos hombres a su lado para que todos tengan sus derechos bien asegurados.