El régimen de Muamar el Gadafi centró sus miras inversoras
en Italia, siguiendo la estela de países emergentes que aprovechan la crisis
para entrar en grandes empresas occidentales. Libia se ha convertido en el
segundo máximo accionista del mayor banco de Italia, Unicredit, con un 4,2%, y
dirige ahora sus objetivos a Telecom Italia, participada por Telefónica.
La jornada ha comenzado en la Bolsa de Milán de manera
totalmente atípica. Dos de sus valores más emblemáticos, Unicredit y Telecom
Italia, han sido suspendidos de cotización.
Antes de la apertura, los futuros presagiaban ya fuertes
subidas para las dos compañías. En el caso de Unicredit, los avances alcanzaban
el 9,95%, y el 7,78% en Telecom Italia.
Una vez levantada esta suspensión de cotización, las
acciones de Unicredit (hundidas más de un 50% en lo que va de año) se
disparaban un 10,8%, y un más moderado 3,8% las de Telecom Italia.
Detrás de estas dos subidas aparecen las ambiciones
inversoras de Libia. La ex colonia italiana, a través de su banco central y de
otras dos sociedades públicas, ha comprado en las últimas fechas un 3,67% del
capital de Unicredit. Desde 1997 contaba con una participación del 0,56%, de
forma que sumaría un 4,23%.
Esta participación podría verse aumentada si Libia lleva a
cabo su intención de acudir a la ampliación de capital prevista por Unicredit,
por un importe total de 500 millones de euros.
Los objetivos inversores de Libia podrían no limitarse al
mayor banco de Italia. La mayor compañía italiana de telecomunicaciones,
Telecom Italia, también ha sido suspendida de cotización, cuando presentaba
subidas en la preapertura del 7,78%. A falta de mayores confirmaciones
oficiales, el mercado recuerda el interés reiterado por las autoridades de
Libia de entrar en el accionariado de la operadora, participada por Telefónica.
Hace sólo un mes, el primer ministro italiano, Silvio
Berlusconi, anunció por televisión la posible entrada de nuevos accionistas
extranjeros, posiblemente fondos soberanos de países árabes, en Telecom Italia.
Poco antes, en agosto, Italia y Libia firmaron un acuerdo
por el que el país transalpino pagaría una compensación al africano por los 30
años de ocupación colonial.
El interés inversor de Gadafi en Italia se plasmó también,
años atrás, en la entrada de una sociedad ligada a su familia en uno de los
clubes de fútbol más representativos de Italia, la Juventus de Turín, el equipo
predilecto de Al Saadi Gadafi, hijo del jerarca libio.