Con una multa récord impuesta a BNP Paribas por evadir sanciones, las autoridades de Estados Unidos han desatado un arma poderosa para impedir que los bancos internacionales traten de romper las reglas, pero hay un riesgo que podría socavar el sistema financiero estadounidense si es usada excesivamente.
Como parte del acuerdo de
US$ 8.970 millones que el Departamento de Justicia de EEUU anunció, parte de las operaciones de BNP Paribas quedarán restringidas de concretar transacciones en dólares por un año, la primera vez que un banco internacional grande sufre un castigo de este tipo por evadir sanciones.
El castigo va al corazón de porqué las sanciones de EEUU se han convertido en algo tan controversial entre los bancos, porque permiten que las autoridades monitoreen acuerdos de negocios que no involucran a estadounidenses.
En una época donde existe una alta reticencia a la toma de acciones militares, las sanciones se están convirtiendo en el instrumento político preferido en Washington para tratar de enderezar el comportamiento de otros países.
No obstante, con su enfoque en las sanciones financieras, EEUU se arriesga a provocar una reacción en contra del papel que juega el dólar en la economía global en momentos en que rivales emergentes, como China, están reclamando un protagonismo mayor en el sistema financiero internacional.
“La razón por la que las sanciones estadounidenses tienen tanto poder es porque pueden afectar transacciones que no incluyen a las personas en EEUU, como el caso BNP resalta”, comentó Zachary Goldman, un ex funcionario del Departamento del Tesoro que trabajó en la política de sanciones, ahora en la Universidad de Nueva York. “Pero a medida que el costo por incumplimiento aumenta, también EEUU deberá estar más consciente de las potenciales limitaciones de estas sanciones”.
BNP se declaró culpable el lunes de haber procesado miles de millones de transacciones a nombre de Sudán, Irán y Cuba.