Como observó alguna vez el fallecido John Kenneth Galbraith: "la única función de los pronósticos económicos es hacer que la astrología parezca respetable".
Pero eso no significa que no podamos decir algo útil. Uno al menos puede identificar tendencias económicas y unas pocas incógnitas conocidas.
Es extremadamente probable que la economía mundial crezca. Después de todo, ha crecido cada año desde la Segunda Guerra Mundial, con la sola excepción de 2009, el año de la crisis financiera global, cuando se redujo 2% a tipo de cambio de mercado y se mantuvo aproximadamente constante en términos de paridad de poder de compra. El Fondo Monetario Internacional cree que la economía mundial crecerá cerca de 4%, en PPC. Este es un buen punto de partida. También es notable: con un crecimiento anual de 4%, la economía global se duplica cada 18 años.
También podemos estar bastante seguros de que las economías emergentes se expandirán más rápido que las de altos ingresos y las economías emergentes asiáticas –aquellas del este y del sur de Asia– serán las que crecerán más rápido. Esto, también, ha sido un patrón en el largo plazo.
Las economías emergentes asiáticas se han expandido más rápido que las emergentes como un todo cada año desde al menos 1980, incluso (aunque por poco) en 1998, el peor año de la crisis financiera asiática. El crecimiento asiático se está desacelerando, en gran parte debido a la ralentización de China. Pero igualmente se espera que aumente a una tasa anual por encima de 6%.
Se pronostica que las economías emergentes como un todo crezcan cerca de 5% anual. Mientras tanto, se espera que los mercados de altos ingresos se expandan poco más de 2%. La principal razón de por qué los emergentes crecen más que los desarrollados es que se están poniendo al día: la posibilidad de aplicar conocimiento ya existente. Este potencial no está ni cerca de agotarse. A excepción de algún tipo de catástrofe, esto probablemente continuará siendo la fuerza más poderosa en la economía mundial durante muchas décadas.
Entre las economías de altos ingresos, también es razonable apostar a que Estados Unidos crecerá más rápido que Europa y Japón en un año determinado. Esto se debe en parte a su mejor demografía y en parte a su mayor progreso técnico.
Entonces, ¿cuánto más allá podemos ir para evaluar específicamente 2015?
Comencemos con los posibles factores positivos.
El pronóstico a corto plazo siempre se enfoca en la demanda. Pero es razonable incluir la oferta. Las economías con cantidades excepcionales de rezago pueden crecer más rápido de lo normal. Entre las economías de altos ingresos, aquellas con mayor rezago son las de la periferia de la zona euro. Estas economías podrían crecer ahora relativamente rápido.
El repunte podría incluso comenzar en 2015, ya que las tasas de interés a largo plazo son bajas, los balances del sector privado son más sólidos y los déficit fiscales están bajo control. Aunque el Banco Central Europeo está desplegando todas las señales de detención, el aumento en la confianza podría sorprender.
Otro shock positivo de la oferta sería una recuperación en el crecimiento de la productividad en las economías de altos ingresos golpeadas por la crisis, incluyendo el Reino Unido y Estados Unidos. Esa sólo sería una pequeña sorpresa. Una sorpresa positiva de la oferta también podría verse en India, que debe ser la gran economía de más rápido crecimiento en las próximas dos o tres décadas.
Otro factor útil es la persistente baja inflación. Esto permite que las autoridades monetarias sigan siendo expansivas. Es probable que la retracción en Estados Unidos y Reino Unido sea lenta. En la zona euro y Japón, la política va incluso en dirección opuesta ya que el temor a la deflación sigue siendo fuerte. China también está siendo presionada a relajar, a medida que su economía se debilita.
El factor positivo más importante de todos es la caída del precio del petróleo. Un interesante blog del FMI sostiene que la producción mundial podría ser entre 0,3% y 0,7% mayor en 2015 como resultado. Los precios más bajos ayudan a reducir la inflación y aumentar los ingresos reales de los consumidores. Si los precios se mantienen bajos, el beneficio podría durar un tiempo.
Ahora consideremos los posibles efectos negativos. La experiencia sugiere que una crisis financiera es el evento económico que más puede perturbar el crecimiento mundial. Los riesgos obvios parecen ser una crisis financiera en China, el colapso de la zona euro o una severa crisis en economías emergentes a medida que el dólar se fortalece, las tasas de interés en Estados Unidos suben y el capital huye. Cualquiera de estos casos parece concebible.
Pero nada parece tan probable, en gran parte porque los responsables políticos en todos estos casos deberían ser capaces de gestionar los riesgos. El mayor peligro parece ser la desintegración de la eurozona. Se trata de un proyecto cuyo sustento político es frágil. La supervivencia es probable. Pero no es segura.
Otra posible fuente de grave perturbación sería una conmoción geopolítica. Pero tendría que ser una grande. La guerra de Yom Kippur de 1973 y el ataque de Irak contra Irán en 1980 estuvieron estrechamente asociados con el impacto de crisis del petróleo. Sin embargo, los ataques terroristas más recientes no han hecho daño significativo a la economía global. Conflictos entre grandes potencias, una guerra nuclear en el Golfo o el terrorismo nuclear serían modificadores del juego. Pero un conflicto directo entre las grandes potencias no se ha dado desde la guerra de Corea. Los resultados económicos de las confrontaciones indirectas resultaron manejables durante la Guerra Fría. Uno tiene que esperar que lo mismo sea cierto para la nueva guerra fría entre Rusia y Occidente.
Otro año de crecimiento global decente es, en resumen, por mucho, el resultado más probable en 2015. Incluso podría ser un año relativamente bueno, sobre todo en Estados Unidos. Pero... y es un gran pero, los profundos desafíos estructurales persisten.
En particular, continuamos confiando en los bancos centrales para manejar lo que he llamado "síndrome de demanda deficiente crónica". El entorno de tasas de interés ultra-bajas es el mayor síntoma. A medida que la extraordinariamente alta tasa de inversión de China cae, la deficiente demanda parece empeorar. La deficiencia de demanda en Alemania hace que la resolución de la crisis en la eurozona sea muy difícil.
Pero los bancos centrales deben ser capaces de hacer frente a la situación otro año. Feliz año nuevo.