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Nueva presidenta de Brasil enfrenta su primer desafío importante con ajuste del salario mínimo
El PMDB, un socio clave de la coalición de izquierda, está demandando un mayor ajuste, como una medida de presión tras no recibir suficientes cargos como esperaba en el gobierno.
Por: Equipo DF
Publicado: Jueves 6 de enero de 2011 a las 05:00 hrs.
Por Joe Leahy en Sao Paulo
Dilma Rousseff está enfrentando su primera prueba política como nueva presidenta de Brasil, al confrontar una disputa sobre el incremento del salario mínimo.
El PMDB, el principal socio de la coalición de izquierda que encabeza el Partido de los Trabajadores de Rousseff, está amenazando con exigir un alza en el salario mínimo, una jugada que es vista como una protesta por no recibir tantos puestos en el gobierno como esperaba.
El líder de la cámara baja del PMDB, Henrique Eduardo Alves, dijo en Brasilia que el partido no estaba convencido de que las limitaciones presupuestarias justificaran el plan de gobierno de fijar el salario mínimo en 540 reales (US$ 323) mensuales.
Cualquier movimiento del PMDB, un heterogéneo grupo de caudillos regionales, por presionar por un mayor incremento en el sueldo mínimo, complicaría un principio clave para el plan económico de Rousseff, que es la consolidación de las cuentas fiscales este año.
La inflación, la maldición de los gobiernos brasileños en el pasado, es más alta que la meta del gobierno de 4,5% y está más bien cercana a 6%.
Rousseff también quiere reducir la tasa de interés de 10,75%, una de las más altas del mundo, lo que podría ayudar a evitar un futuro fortalecimiento de la divisa, el real, que se ha elevado 39% desde inicios de 2009.
Para lograr estos objetivos, ella necesitará mantener al PMDB de su lado. El partido está molesto porque no consiguió el control de una parte suficiente de los 37 ministerios y ahora está maniobrando para obtener más posiciones de segunda línea.
El PMDB está particularmente preocupado de mantener el control de las empresas energéticas estatales, uno de sus tradicionales baluartes.
La escaramuza será una prueba importante de si Rousseff, una tecnócrata de carrera que antes del año pasado nunca había sido electa para un cargo público, tiene las habilidades políticas necesarias para mantener la basta coalición alineada.
Luiz Inácio Lula da Silva, su predecesor, era conocido por su manejo político, ganando dos períodos consecutivos y los más altos porcentajes de popularidad de cualquier presidente brasileño.
Pero él dejó a Rousseff con el problema de revertir los excesos fiscales. Para empeorar las cosas, los legisladores se premiaron a sí mismos con un aumento de sueldo de 62% en diciembre, fijando un fuerte precedente para otros que busquen incrementos.
Contra este contexto, los mercados han interpretado la propuesta del gobierno de un aumento de 5% nominal en el salario mínimo a 540 reales -o cero en términos reales- como la primera señal clave de que Rousseff habla en serio respecto de la inflación.